Los sonidos del Kalahari
EL PAISAJE se despereza envuelto en una leve capa de bruma. Estamos en la reserva nacional de Mabuasehube, en pleno desierto del Kalahari. Es un hermoso lugar lejos de la civilizaci¨®n. No hay muchas dunas, sino inacabables extensiones de matorrales, hierba baja y algunos ¨¢rboles. All¨ª, el hombre comparte el protagonismo con los animales de la zona, especialmente los depredadores que, con curiosidad, se acercan sigilosamente por la noche a inspeccionar el campamento.
Dorm¨ªamos con la tienda instalada en el techo del veh¨ªculo cuando escuchamos el rugido de un le¨®n; al asomarnos con una linterna pudimos ver ojos fluorescentes brillando alrededor del campamento.
Al salir el sol hay un silencio absoluto. Inmediatamente despu¨¦s vuelven los sonidos del desierto. Por las huellas pudimos averiguar que hab¨ªan merodeado por la noche cerca de nosotros una leona con sus dos cachorros.
Llegar hasta aqu¨ª fue muy dif¨ªcil y peligroso. Empezamos la ruta seis d¨ªas antes en Windhoek, la capital de Namibia, donde alquilamos un todoterreno perfectamente equipado, carg¨¢ndolo de comida, agua y combustible; en esta zona del pa¨ªs es necesario ser autosuficiente en le?a, agua potable y combustible; el tel¨¦fono m¨¢s pr¨®ximo est¨¢ a 500 kil¨®metros, unos cuatro d¨ªas en coche.
Cruzada la frontera con Botsuana, atravesamos de norte a sur unos 1.200 kil¨®metros, por la llamada Transkalahari Highway, una carretera recientemente asfaltada y solitaria que cruza el desierto desde Ganzhi, en el extremo norte del pa¨ªs, hasta Sur¨¢frica. Al llegar al poblado de Jan hay que girar hacia el este, donde la carretera deja de ser asfaltada. Tres horas m¨¢s tarde llegamos al ¨²ltimo poblado, Tsane, antes de coger la ¨²nica pista que va hacia Mabuasehube. Un camino de arena peligroso porque es f¨¢cil quedar atrapado o volcar, en un entorno inusualmente hermoso. Cuatro horas m¨¢s tarde llegamos a la entrada del parque. Nos asignaron un campamento, y una vez instalados disfrutamos de una espectacular puesta de sol.
La aventura vale la pena; las incomodidades del viaje quedan compensadas por la belleza del lugar. Los colores, los olores, incluso los sue?os son distintos: las estrellas brillan con m¨¢s intensidad, el cielo est¨¢ m¨¢s cerca de la tierra.
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