Casero

A los ciclistas profesionales se les pide coraje, fuerza, sentido de la oportunidad, inteligencia en los momentos cambiantes de la carrera, c¨¢lculo de las posibilidades de los contrincantes y, en fin, un arte secreto para convertir el precipitado de todo ello en victoria. Pero casi nunca se les pide maneras elegantes, y hasta se confunde la educaci¨®n y la distancia con alg¨²n defecto poco aceptable; ello es as¨ª porque en la historia del ciclismo de aqu¨ª el perfil de nuestros campeones estuvo siempre m¨¢s cerca del arrabal que de la academia, por decirlo de un modo comprensivo y prudente. En los ¨²ltimos a?os las cosas han cambiado, y mucho. Por eso me parece adecuado ponderar esta novedad refiri¨¦ndome a las varias lecciones de todo cuanto acabo de anotar como virtudes del profesional que nos dio el pasado lunes a un nutrido c¨®nclave de empresarios, profesionales, profesores y pol¨ªticos ?ngel Luis Casero, el reciente campe¨®n valenciano de la Vuelta Ciclista a Espa?a, en el Club Jaume I. Aunque se enfrentaba a un p¨²blico f¨¢cil -por estar poco imbricado en el ciclismo-, fue capaz de encantar m¨¢s all¨¢ de su curr¨ªculo y acab¨® recibiendo un aplauso un¨¢nime no a su reconocida calidad deportiva, que es un verdadero regalo para los valencianos, sino a su seriedad, sinceridad, saber estar y clase humana, que es en definitiva lo que todo individuo bien nacido ha de perseguir. Contest¨® sin jactancia cuantas preguntas se le hicieron, algunas, incluso, tiernamente inocentes, y, porque ese d¨ªa era un d¨ªa importante para su carrera, nos comunic¨® que esa misma tarde iba a firmar contrato por una temporada con el equipo alem¨¢n que esponsoriza Coast, zanjando as¨ª un enojoso asunto que empez¨® al d¨ªa siguiente de su victoria en la ¨²ltima edici¨®n de la Vuelta. No hemos podido comprender ni aceptar, ni los aficionados ni los otros que a un brillante campe¨®n como es Casero no se le haya hecho un sitio de honor en un equipo valenciano como el Kelme, que disfruta, por lo que se ve y se sabe, del favor de la Generalitat Valenciana, que lo tiene, es un decir, como el Euskaltel de aqu¨ª, y menos, que a alguien cuyas posibilidades de ganar un Tour (que es, desde luego, su objetivo) no son nada descabelladas (ya gan¨® el Tour del Porvenir) se le haya dejado escapar hacia un equipo extranjero frustrando as¨ª las expectativas de que ese triunfo que est¨¢ al alcance de sus piernas pudiera deberse en parte al aliento oficial de quienes gastan mucho dinero en promocionar el deporte pero con olfato m¨¢s bien de circunstancias cuando no pegado demag¨®gicamente al impacto medi¨¢tico o al c¨¢lculo del marketing m¨¢s de ir por casa. Con todo, ese ciclista serio, fr¨ªo en la intemperie de la carrera pero pr¨®ximo y sensible en todo lo dem¨¢s, para alguien cortado sin lesiones por el viento de media Europa, que confiesa ya ahora que cuando se retire quiere traer a alguna de nuestras comarcas el sue?o de una escuela de ciclismo de base con circuito propio donde forjar los nuevos campeones, para este hombre que sue?a con correr el pr¨®ximo Tour y ganarlo, la Generalitat debi¨® de mostrarse m¨¢s atenta ante la insensibilidad de quienes debieron retenerle en un equipo valenciano. Espero que el Tour invite al Coast a la edici¨®n del 2002, porque antes de ir a los Campos El¨ªseos a finales de julio no me gustar¨ªa perderme la oportunidad de estar en la curva 16 del Alpe d'Huez con una botella de agua de A¨ªn, de manantial, fresca y milagrosa para ofrec¨¦rsela a ?ngel Luis a modo de corona de laurel.

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