La 'paradoja Casero'
El ciclista valenciano debe emigrar a Alemania, donde tendr¨¢ peor contrato que la temporada pasada, pese a ganar la Vuelta
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
A ver qui¨¦n lo entiende: 1. ?ngel Casero cobraba unos 100 millones de pesetas al a?o en la temporada que acaba de terminar. 2. ?ngel Casero gana la Vuelta a Espa?a, uno de los m¨¢s grandes triunfos a los que puede aspirar un ciclista. 3. ?ngel Casero cobrar¨¢ poco m¨¢s de la mitad de los 100 millones la pr¨®xima temporada. Es la paradoja Casero, la relaci¨®n inversamente proporcional entre las victorias deportivas y las ganancias econ¨®micas. Es tambi¨¦n un s¨ªntoma del ciclismo del siglo XXI. Un desenlace duro de tragar al que el valenciano ha llegado despu¨¦s de dos meses intensos con retazos de espionaje, acusaciones, delaciones y marchas atr¨¢s.
Hubo un momento en que parec¨ªa que todo saldr¨ªa perfecto. Un momento que fue s¨®lo un d¨ªa. Casero acababa de ganar la Vuelta. Su desaf¨ªo de la v¨ªspera, su famosa frase del pr¨®logo -'buscar¨¦ equipo despu¨¦s de ganar la Vuelta y firmar¨¦ un contrato de tres a?os a un mill¨®n de euros (166 millones de pesetas) al a?o'-, parec¨ªa una apuesta ganada. Tampoco era tan dif¨ªcil. Algo similar hab¨ªa intentado en 2000 Roberto Heras y le hab¨ªa salido bien. Casero era el hombre de moda. La ¨²nica figura a¨²n en el candelero. Y para reforzar su posici¨®n contaba hasta con el apoyo del presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana, que se hab¨ªa comprometido p¨²blicamente a financiar de alguna forma al equipo que fichara a Casero.
S¨ª, todo parec¨ªa perfecto. Un equipo espa?ol, el Kelme, estaba dispuesto a entrar en juego; a asumir una negociaci¨®n triple: con Casero, con Zaplana y con sus propios l¨ªderes, Sevilla y Botero; a aceptar las peticiones del corredor, a fichar incluso al hermano de Casero y a su amigo Vicario. Una operaci¨®n sensible y complicada, pero, de todas maneras, muy del gusto de Pepe Quiles, el patr¨®n del Kelme.
Pero, de repente, empezaron a pasar cosas extra?as. Todas ajenas a su voluntad. Todas a la vez: 1. Estall¨® el esc¨¢ndalo Eufemiano, la grabaci¨®n en el buz¨®n de voz del m¨®vil de Casero de un mensaje alentador del m¨¦dico del rival Sevilla, Eufemiano Fuentes. 2. Vicente Belda, el director del Kelme, declar¨® p¨²blicamente que Casero no ser¨ªa bienvenido en el equipo, que su llegada ser¨ªa una imposici¨®n del patr¨®n. 3. Ni el Kelme ni la Generalitat vieron claro c¨®mo concretar la aportaci¨®n econ¨®mica del Gobierno aut¨®nomo.
Todo salt¨® por los aires. Era ya mediados de octubre. Muy tarde en ciclismo. S¨²bitamente, casi incomprensiblemente, Casero, de 29 a?os, dej¨® de ser atractivo. Los otros dos equipos espa?oles potentes, el ONCE y el iBanesto.com, le dijeron que, sinti¨¦ndolo mucho, sus presupuestos estaban cerrados. No har¨ªan una excepci¨®n ni por el ganador de la Vuelta. Quiz¨¢ si fuera m¨¢s joven, m¨¢s espectacular, m¨¢s carism¨¢tico, escalador o algo as¨ª, si fuera Sevilla, por ejemplo, podr¨ªan sentarse a hablar. Pero era Casero, sobrio, regular, rodador y resistente.
Quedaba el mercado italiano. Otra decepci¨®n. Vacas flacas. Mal momento. Y nueva marcha atr¨¢s. Casero lleg¨® a un acuerdo total con el Saeco, que dejaba a Cipollini y buscaba un l¨ªder para las grandes vueltas. Un acuerdo completo a expensas de un ¨²nico detalle, que el Saeco fracasara en su intento de contratar un l¨ªder italiano. Desgraciadamente para Casero, cuando ya se ve¨ªa aprendiendo italiano y corriendo con la maglia roja de la empresa fabricante de cafeteras, Gilberto Simoni, el ganador del Giro, decidi¨® romper con Saronni, dejar el Lampre e irse al Saeco. Otra puerta cerrada.
Pas¨® el tiempo, termin¨® noviembre y baj¨® el nivel de las ofertas. Extranjeras. Duras de tragar. Duras de asimilar para un hombre con la ambici¨®n de Casero. Finalmente, acab¨® aceptando la menos mala, un a?o en un equipo alem¨¢n, el Coast, en el que volver¨¢ a juntarse con el clan del Festina, con Juan Fern¨¢ndez y otros viejos conocidos. Por menos dinero del que ganaba el a?o anterior. Solo. Sin hermano ni amigo. Y, como si fuera un reci¨¦n llegado, con un contrato con primas por objetivos. Y en un equipo que tendr¨¢ que ganarse un puesto en el Tour. La paradoja Casero.
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