Emerge la Barcelona antigua
La prolongaci¨®n de la avenida de Francesc Camb¨® descubre numerosos restos medievales
Primero fueron los restos del antiguo convento de Santa Caterina y ahora son tumbas romanas y parte de estructuras de edificaciones que debieron de ser dormitorios y zonas de cuadras. El ¨²ltimo hallazgo es un sistema de arcos espl¨¦ndido -una estructura de origen medieval, seg¨²n los historiadores que los analizan- descubierto en un edificio en la calle de Carders que, en principio, debe ser derruido. Al menos, eso prev¨¦ el proyecto urban¨ªstico de reforma del Casc Antic de Barcelona.
Es parte de la ciudad antigua, que emerge a medida que las excavadoras penetran por la prolongaci¨®n de la avenida de Francesc Camb¨® en lo que se est¨¢ convirtiendo en una de las operaciones urban¨ªsticas m¨¢s complejas que se han realizado en Ciutat Vella. Y tambi¨¦n la que, por ahora, est¨¢ ocasionando m¨¢s preocupaciones y disgustos a los vecinos del entorno, que se exasperan por la lentitud de las obras.
El nuevo mercado de Santa Caterina podr¨ªa estar acabado a finales de 2003
El pasado mi¨¦rcoles, una veintena de arque¨®logos trabajaban en lo que todav¨ªa no tiene nombre y corresponde a la explanada que se ha abierto al derribar varios edificios de la calle de ?lvarez de Castro para prolongar la avenida de Francesc Camb¨®. Empezaron a trabajar hace un mes y tienen que acabar su labor antes de Navidad. El ritmo es r¨¢pido. Hacen las catas, estudian los restos de estructuras que emergen a s¨®lo algo m¨¢s de un metro y documentan los hallazgos.
Justo donde est¨¢n los restos se aguanta de pie la fachada de uno de los viejos edificios del Casc Antic, tan sinuosa como muchas de sus calles. Est¨¢ sostenida por un enjambre de vigas que, a su vez, se apoya en otro inmueble. Es un ejemplo de lo complejo de esa operaci¨®n urban¨ªstica, que, a diferencia del plan central del Raval -la apertura de la nueva rambla desde la calle del Hospital hasta la de Sant Pau-, intenta preservar parte de la estructura original del barrio. Por eso, las fachadas de algunos edificios huecos permanecen en pie, aguardando a que empiece la construcci¨®n de las viviendas. Faltan por construir 88 pisos, para realojar a parte de los vecinos afectados por la operaci¨®n de apertura de la avenida de Francesc Camb¨®. Pero los n¨²meros no cuadran y hay m¨¢s personas que reclaman una vivienda que pisos disponibles, seg¨²n reconoce Mart¨ª Abella, uno de los responsables municipales del proceso de reforma y realojamiento.
Adem¨¢s, construir en ese enjambre de calles no es nada f¨¢cil. En la esquina de la de Metges, por ejemplo, una hormigonera parece haber ca¨ªdo del cielo en el solar donde se est¨¢ trabajando ya que las calles son, m¨¢s que estrechas, angostas. ?se ha sido un problema constante de este plan, reconocen tanto los trabajadores de a pie como los responsables de la empresa municipal Fomento de Ciutat Vella. Pero no ha sido el ¨²nico ni el peor, tal como se observa a simple vista dando un paseo por el barrio, decorado con pancartas contra el alcalde, Joan Clos.
Se trata de una operaci¨®n urban¨ªstica iniciada a finales de 1998 con el cierre del mercado de Santa Caterina y con la promesa de que en abril de este a?o el nuevo mercado estar¨ªa ya funcionando. Pero no ha sido as¨ª. Primero, el hallazgo de los vestigios de lo que fue el antiguo convento de Santa Caterina, sobre el que se levant¨® el mercado en 1848. Luego, los trabajos de arqueolog¨ªa se prolongaron m¨¢s tiempo del previsto. Despu¨¦s, Patrimonio de la Generalitat inst¨® que se rehiciera el proyecto (obra del arquitecto Enric Miralles, quien falleci¨® mientras reformaba los planos iniciales) para preservar parte de los restos hallados, que ser¨¢n visitables. En resumen, casi dos a?os de retraso.
Ahora, ya se ha entrado en la fase constructiva: 'Se han iniciado las obras de las plantas subterr¨¢neas, que durar¨¢n unos 10 meses. Si no hay contratiempos, el mercado podr¨ªa estar acabado a finales de 2003', explican t¨¦cnicos del proyecto.
Mientras, los vecinos est¨¢n muy desanimados. Todo el barrio se ha resentido: muchos peque?os negocios han ido cerrando y la delincuencia del tir¨®n encontr¨® un refugio en los pisos que se cerraban.
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