Dos hip¨®tesis de pesadilla
Estos d¨ªas la mayor¨ªa de las conversaciones sobre econom¨ªa se centran en la gravedad de la recesi¨®n mundial. Pero hay buenos motivos para confiar en que la pol¨ªtica fiscal y monetaria nos saque de las dificultades actuales.
En toda esta preocupaci¨®n por la econom¨ªa global estamos despachando r¨¢pidamente los riesgos m¨¢s graves para la salud de la econom¨ªa mundial: la ca¨ªda de la familia real saud¨ª y la desintegraci¨®n financiera de Jap¨®n. Cualquiera de los dos ser¨ªa suficiente para trastocar profundamente la prosperidad mundial.
Comencemos con el panorama del petr¨®leo. En medio de la actual recesi¨®n, la ca¨ªda de los precios del petr¨®leo es una compensaci¨®n a la depresi¨®n econ¨®mica que se hace cada vez m¨¢s grande. Suma dinero a los bolsillos de los consumidores y reduce la inflaci¨®n, con lo que los bancos centrales est¨¢n m¨¢s dispuestos a recortar los tipos de inter¨¦s y a estimular la demanda.
Los agoreros no hacen m¨¢s que hablar del riesgo pol¨ªtico en Oriente Pr¨®ximo y del riesgo financiero en Jap¨®n
Sin embargo, si lo observamos desde el punto de vista de la producci¨®n de petr¨®leo, la oscuridad se hace visible. La familia real saud¨ª ha perdido el apoyo de la comunidad isl¨¢mica conservadora, e incluso algunos l¨ªderes religiosos la han declarado infiel. De no ser por su papel de protectora de La Meca y Medina, la Casa de Saud parecer¨ªa poco m¨¢s que una familia real con 5.000 pr¨ªncipes.
George Perry, de Brookings Institution, ha desarrollado varias hip¨®tesis que predicen el impacto de una grave contracci¨®n del suministro de petr¨®leo. Estas hip¨®tesis abarcan todo el espectro desde una mera interrupci¨®n hasta una reducci¨®n duradera. Seg¨²n sus conclusiones, una contracci¨®n de un mill¨®n de barriles al d¨ªa elevar¨ªa los precios hasta 32 d¨®lares por barril, mientras que un recorte extremo de 7,5 millones de barriles -que equivale al 10% de la producci¨®n mundial- incrementar¨ªa el precio del barril hasta los 161 d¨®lares. Un salto de precios como ¨¦ste incitar¨ªa la peor recesi¨®n de los ¨²ltimos 50 a?os.
El segundo gran riesgo mundial es la desintegraci¨®n financiera de Jap¨®n. En este caso intervienen dos ingredientes: una econom¨ªa que se niega a despegar y una superestructura financiera enferma. Tanto los bancos como las empresas privadas de Jap¨®n est¨¢n en apuros. Y lo que es m¨¢s importante, el Gobierno japon¨¦s est¨¢ en quiebra. Su deuda es mayor que la de Estados Unidos o Europa, que representan unas econom¨ªas mucho m¨¢s grandes que la de Jap¨®n. Y la econom¨ªa de Jap¨®n no para de encoger.
Las finanzas de Jap¨®n s¨®lo podr¨¢n mantenerse estables si los hogares japoneses siguen comprando la deuda del Gobierno bas¨¢ndose en la creencia err¨®nea de que este tipo de obligaciones siguen siendo inversiones aceptables. Y esto es un peligro. Un d¨ªa habr¨¢ huelga de acreedores. Los inversores recurrir¨¢n a los activos extranjeros. Y con eso el yen caer¨¢ en barrena, y cuando una divisa se desploma de esta forma, la confianza cae y arrastra con ella al consumo.
Si Jap¨®n se hunde, gran parte de Asia se hundir¨¢ tambi¨¦n. La crisis econ¨®mica se extender¨¢ como una ola s¨ªsmica marina, como ocurri¨® con la ca¨ªda de Nueva York en 1929. Puede que estos d¨ªas las respuestas pol¨ªticas sean mejores de lo que fueron durante la Gran Depresi¨®n, pero nadie sabe lo duradero y doloroso que ser¨¢ el proceso de correcci¨®n.
Un momento de iluminaci¨®n podr¨ªa restaurar el Gobierno estable en Arabia Saud¨ª, y es concebible que alguna estrategia inflacionaria pueda salvar a Jap¨®n. Pero en la econom¨ªa es natural que cuando la desmoralizaci¨®n es tan profunda, el control de los da?os tienda a abrir las puertas a un colapso m¨¢s absoluto.
Los agoreros no hacen m¨¢s que hablar del riesgo pol¨ªtico en Oriente Medio y del riesgo financiero en Jap¨®n. Hasta la fecha no se ha materializado ninguno de ellos. Pero estas sombr¨ªas hip¨®tesis avanzan hacia su materializaci¨®n, y no hay ninguna estrategia de prevenci¨®n buena en el caso de que alguna de las dos deje de ser una perspectiva de pesadilla y se convierta en una realidad.
R¨¹diger Dornbusch es catedr¨¢tico Ford de Econom¨ªa en el Instituto de Tecnolog¨ªa de Massachusetts (MIT) y ex asesor econ¨®mico jefe del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. ? Project Syndicate, 2001.
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