"Bin Laden estuvo aqu¨ª"
La Alianza exhibe como una 'atracci¨®n tur¨ªstica' una base de Al Qaeda
Bishar era uno de los campos de entrenamiento de Al Qaeda m¨¢s importantes de Afganist¨¢n, situado s¨®lo unos pocos kil¨®metros al sur de Kabul. Dicen que Osama Bin Laden lo visitaba a menudo y que all¨ª fue ejecutado Abdul Haq, el m¨ªtico caudillo guerrillero que fue capturado en noviembre cuando intentaba rebelar a las tribus pastunes del sur del pa¨ªs contra los talibanes.
Todo eso explica la sa?a de los ataques a¨¦reos estadounidenses, durante los que incluso se utilizaron bombas antib¨²nker. Su efecto se puede comprobar sobre el terreno: un edificio literalmente partido por la mitad, con un inmenso y profundo cr¨¢ter en el centro. El resto del complejo de cuatro kil¨®metros cuadrados, que fue un cuartel militar sovi¨¦tico y de la Alianza del Norte antes de ser tomado por los talibanes, es una sucesi¨®n de peligrosos escombros llenos de munici¨®n sin estallar. Pero, ahora, Bishar es lo m¨¢s parecido a una atracci¨®n tur¨ªstica que se puede encontrar en Kabul.
Los soldados venden al visitante documentos abandonados por los talibanes en su huida
Primero hay que escoger un gu¨ªa en el puesto militar que la Alianza ha colocado en la ¨²nica v¨ªa de acceso al campo, donde varios muyahidin esperan impacientes a los periodistas, que, por razones de seguridad, s¨®lo pueden visitar el complejo acompa?ados. Despu¨¦s, una vez terminada la visita, que se prolonga durante unas tres horas (hay mucho que ver), y tras haber pagado la propina que el gu¨ªa no para de exigir, se pasa por la librer¨ªa y tienda de recuerdos. Los soldados llevan a los visitantes al lugar donde duermen y all¨ª ofrecen, a precios elevados aunque se puede regatear, todo tipo de documentos encontrados en el campo: cuadernos de los alumnos paquistan¨ªes, libros de f¨ªsica, tarjetones de invitaci¨®n de la Embajada de Cuba en Kabul, que nadie sabe muy bien c¨®mo han aparecido por all¨ª, obras antisemitas publicadas en Pakist¨¢n, calendarios de f¨¢bricas de armas o manuales de explosivos. Un consejo: por si acaso, es mejor no irse sin comprar.
El jefe de los muyahidin, Mohamed Yahid, dice que hace unas semanas agentes de la CIA rastrearon el campo, aunque no quiere dar m¨¢s precisiones. Teniendo en cuenta, adem¨¢s, que los periodistas que han pasado por all¨ª se han llevado todo tipo de papeles, que los soldados tienen cajas llenas a rebosar y que todav¨ªa quedan documentos tirados por todas partes, la producci¨®n testimonial de los alumnos del campo debi¨® ser inmensa.
'Hab¨ªa miles de paquistan¨ªes, chechenos, ¨¢rabes, que estudiaban y se entrenaban aqu¨ª', se?ala Yahid, quien asegura que el campo se puso en funcionamiento en 1998, dos a?os despu¨¦s de la llegada de los talibanes a Kabul. Pero Yahid s¨®lo lleva all¨ª tres semanas. Ahmed Khari, un granjero de la zona, que tambi¨¦n ofrece papeles de Al Qaeda, vive a pocos metros y dice saber todo lo que ocurr¨ªa en el campo de entrenamiento. 'Trabajaban mucho y hac¨ªan instrucci¨®n militar en ese lugar', dice se?alando un descampado en el que ahora pastan vacas y cabras y juegan los ni?os del lugar. 'Los americanos lo bombardearon durante varias noches seguidas'. ?Y vio a Bin Laden alguna vez? 'S¨ª', responde. 'No viv¨ªa aqu¨ª, pero ven¨ªa de vez en cuando para impartir ¨®rdenes'. Asegura que muchos talibanes extranjeros murieron durante los ataques. ?Y no era un lugar secreto? 'Nunca tuvimos ning¨²n problema grave con ellos. Nos quitaban comida de vez en cuando, pero nunca nos amenazaron. Todo el mundo sab¨ªa que aqu¨ª hab¨ªa Al Qaeda', se?ala.
La mayor¨ªa de los documentos se encuentran en lo que fueron el polvor¨ªn y los barracones del complejo. All¨ª, desde la ventana de una casa bombardeada, se pueden contemplar cantidades industriales de minas. Hay morteros, restos de munici¨®n de todos los calibres y bater¨ªas antia¨¦reas por todas partes. Yahid entra en las ruinas y sale con un fajo de papeles. Todo lo secreto o sensible ha desaparecido, si es que alguna vez hubo ese tipo de documentos; pero los cuadernos de los alumnos reflejan muy bien la vida en el campo. Bishar era una academia militar para el terrorismo. Y pese a que los soldados, en teor¨ªa encargados de vigilarla, la han convertido en una siniestra atracci¨®n de feria, todo lo que contiene da miedo.
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