Zapatero busca reforzar su liderazgo sin modificar la estrategia de moderaci¨®n
Algunos sectores piden al secretario general del PSOE que acent¨²e el trabajo de oposici¨®n
Antes de que acabe diciembre, el secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, tendr¨¢ sobre la mesa un programa para reactivar su liderazgo y concretar las grandes l¨ªneas de trabajo de su partido en el nuevo a?o. Desde el punto de vista interno, se trata de hacer m¨¢s visible a una ejecutiva que hasta ahora ha tenido muchos altibajos y que debe reordenar su forma de trabajar, algo ca¨®tica. Y adem¨¢s, buscar la manera de hacerla compatible con el creciente protagonismo que reclama el grupo parlamentario, m¨¢s autocr¨ªtico.
El debate sobre el cambio en la forma de trabajar dentro del partido lo encabeza el grupo parlamentario
Algunos diputados creen que el trabajo de erosi¨®n del PP no puede quedar s¨®lo en manos de la ejecutiva
El grupo critic¨® a la ejecutiva por permitir que los barones negociasen bilateralmente con el Gobierno
El secretario general recurre ahora con m¨¢s frecuencia, pero de manera desorganizada, a asesores 'externos'
Desde una perspectiva de oposici¨®n al PP, se plantean dos l¨ªneas: insistencia en el creciente 'rodillo' y zafiedad democr¨¢tica de que hacen gala el partido y su presidente, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y evidencia de que, con crecimiento econ¨®mico en declive, el PP deja desprotegidos a los sectores m¨¢s d¨¦biles de la poblaci¨®n.
Hace a?o y medio que Rodr¨ªguez Zapatero fue elegido secretario general, pero los primeros 12 meses se consumieron pr¨¢cticamente en popularizar y consolidar su imagen como nuevo dirigente socialista. S¨®lo en los ¨²ltimos seis meses ha empezado de verdad a mostrarse como jefe de la oposici¨®n. El caso de Gescatera, la negociaci¨®n para la renovaci¨®n de cargos institucionales, la crisis universitaria y, en los ¨²ltimos d¨ªas, el 'toque internacional' del viaje a Marruecos han ido configurando su l¨ªnea de trabajo pol¨ªtico.
La ansiedad y la derrota
En t¨¦rminos generales, el secretario general del PSOE se muestra satisfecho y, desde luego, est¨¢ completamente seguro de que su estrategia de moderaci¨®n es correcta. No piensa modificar esta l¨ªnea ni dejarse llevar por la ansiedad que admite que existe en algunos sectores tanto del PSOE como de los reductos habituales de voto socialista. 'La ansiedad', repite a sus allegados, 'fabrica derrotas'. Gracias a esa l¨ªnea de seriedad, consideran personas pr¨®ximas al secretario general, nadie cree ahora las acusaciones de deslealtad que lanza el Gobierno para boicotear su viaje a Rabat.
El cap¨ªtulo que ha dejado m¨¢s satisfecho a Rodr¨ªguez Zapatero -y tambi¨¦n al grupo parlamentario- ha sido la forma en la que el PSOE se ha implicado en la crisis universitaria. La conexi¨®n del partido con los j¨®venes universitarios, cortada en la ¨²ltima etapa de Felipe Gonz¨¢lez, ha sido acogida con entusiasmo. 'Algunos todav¨ªa recordamos la bronca de la Aut¨®noma, en marzo de 1993, y c¨®mo tuvimos que salir de la universidad', afirma un veterano diputado.
No es frecuente que Rodr¨ªguez Zapatero reconozca en p¨²blico errores. A lo m¨¢s que llega es a aceptar que hay que cubrir 'algunas lagunas' y 'tropiezos'. Lo mismo mantiene de puertas afuera su grupo parlamentario que, sin embargo, es el que lleva la voz cantante en cuanto a autocr¨ªtica de puertas adentro.
El tropiezo que se considera m¨¢s significativo es la renovaci¨®n de cargos institucionales, en la que muchos parlamentarios creen que la direcci¨®n pag¨® la novatada. 'Hubiera sido una gran ocasi¨®n para demostrar en la pr¨¢ctica en qu¨¦ consiste el republicanismo de que habla la direcci¨®n del PSOE: la defensa del bien p¨²blico por encima de cualquier otro inter¨¦s', se lamenta un catedr¨¢tico militante socialista y veterano colaborador con la direcci¨®n del partido. 'Se perdi¨® una buena ocasi¨®n de demostrar que se han eliminado viejos h¨¢bitos y que ellos, la nueva ejecutiva, tienen realmente otra manera de acercarse a la pol¨ªtica'.
Zapatero no se?ala ni acepta responsabilidad directa, especialmente en la ingenuidad de permitir que el negociador popular, Javier Arenas, metiera en el mismo saco al Tribunal Constitucional y al Tribunal de Cuentas. Sin embargo, quienes m¨¢s le conocen afirman que est¨¢ profundamente irritado con lo ocurrido y que modificar¨¢ radicalmente cualquier futura negociaci¨®n sobre nombramientos institucionales.
La forma de trabajar
En cuanto a su renuncia a participar en el debate de los Presupuestos del Estado, sigue defendiendo que fue una decisi¨®n correcta ('Se trata de un debate pervertido que monopoliza un ministro como Montoro', afirma), pero es muy probable que no la mantenga en los pr¨®ximos a?os.
Dentro del PSOE cada vez hay m¨¢s voces que comparten un mismo an¨¢lisis: Rodr¨ªguez Zapatero es el secretario general del partido y, adem¨¢s y sobre todo, el candidato socialista para las elecciones de 2004. Tiene su propio estilo y su propia estrategia, y el partido, incluida la vieja guardia, le est¨¢ apoyando leal y generosamente. Hac¨ªa a?os que el PSOE no estaba tan pacificado ni deseoso de mostrar su uni¨®n detr¨¢s de una persona.
'Zapatero ha sido y es decisivo para mejorar la imagen del partido, y le ha dado credibilidad cuando m¨¢s la necesitaba', asegura un veterano diputado. 'Por respeto a ¨¦l aceptamos incluso que Pepe Blanco acudiera al grupo a decirnos que los resultados electorales en Galicia hab¨ªan sido estupendos. ?Cabe mayor muestra de cari?o?', bromea otro parlamentario.
Pero este respeto por la manera de ejercer el liderazgo de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, opinan amplios sectores del partido, debe ser compatible con la modificaci¨®n de algunas de las maneras de trabajar del PSOE en la oposici¨®n, a fin de acentuar la estrategia de erosi¨®n del PP y de dar solidez a las sucesivas propuestas que formule la nueva direcci¨®n.
En estos sectores se opina tambi¨¦n que ese trabajo no puede ser confiando exclusivamente a la ejecutiva, hecha deprisa y corriendo cuando Zapatero gan¨® la secretar¨ªa general, y que en conjunto parece falta de experiencia y sobrada de desconfianza. Debe existir, de manera compatible, una segunda l¨ªnea de asesores que ampl¨ªe la penetraci¨®n social y sectorial del partido.
'Han pasado ya suficientes meses desde que se eligi¨® a la nueva ejecutiva y poco a poco se impone la realidad y los l¨ªmites de cada uno', explica otro antiguo diputado. Algunos miembros de la ejecutiva se van consolidando, como Jes¨²s Caldera, Jordi Sevilla, Trinidad Jim¨¦nez, ?lvaro Cuesta, Juan Fernando L¨®pez Aguilar o Carmen Chac¨®n, y otros van dando muestras de insuficiencia. El caso m¨¢s comentado es el del secretario de organizaci¨®n, Jos¨¦ Blanco, que ha sido repetidamente puenteado por 'personalidades' del partido que prefieren hablar directamente con Zapatero o, en todo caso, con Jes¨²s Caldera.
En los pr¨®ximos meses se comprobar¨¢ si esa mezcla se va realizando y si es posible dar ese nuevo impulso que algunos sectores socialistas consideran necesario sin que la ejecutiva quede tapada, o, mejor dicho, sin que algunos de sus miembros se sientan minusvalorados y sobrepasados por otros compa?eros m¨¢s experimentados.
Apoyo a su ejecutiva
Los parlamentarios son conscientes de que la ejecutiva cuenta en su conjunto con el apoyo decidido de Rodr¨ªguez Zapatero y que es preciso un cierto equilibrio entre el progresivo protagonismo del grupo y la credibilidad de la ejecutiva. El secretario general les ha dejado claro, adem¨¢s, que ¨¦ste ser¨¢ 'el a?o de consolidaci¨®n' de su equipo, y ha dado repetidas muestras de querer que la ejecutiva vaya adquiriendo m¨¢s 'visibilidad'.
Esta voluntad de Zapatero de dar m¨¢s presencia pol¨ªtica a la ejecutiva hace que resulte dif¨ªcil la introducci¨®n de otros m¨¦todos de trabajo y la aparici¨®n de esa segunda l¨ªnea de asesores que algunos sectores echan de menos, una especie de desdoblamiento que permita llegar, en profundidad, a grupos sociales m¨¢s amplios.
Poco a poco parecen introducirse, sin embargo, algunas correcciones: el relativo caos de las primeras reuniones de la ejecutiva, en la que, seg¨²n uno de los asistentes, 'todo el mundo entraba en todo', se controla ahora con una segunda reuni¨®n, m¨¢s en peque?o comit¨¦, normalmente entre Zapatero, Caldera y Blanco, con ocasionales a?adidos como Jordi Sevilla.
El propio Zapatero recurre con m¨¢s frecuencia, aunque de manera flexible y nada organizada, al an¨¢lisis de asesores 'externos'. En el ¨¢rea econ¨®mica y comercial, por ejemplo, es habitual que hable con Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, con Javier G¨®mez Navarro y, sobre todo, con Carlos Solchaga. Este 'desdoblamiento' no plantea problemas con Jordi Sevilla, quien, por su parte, ha contactado con un peque?o grupo de catedr¨¢ticos y especialistas m¨¢s j¨®venes con los que mantiene reuniones espor¨¢dicas y cuyos resultados transmite despu¨¦s al secretario general.
El debate sobre este cambio en la forma de trabajar dentro del partido se est¨¢ realizando con bastante lentitud, pero, seg¨²n afirman algunos de sus protagonistas, de 'manera f¨¢cil' o bienintencionada. En cualquier caso, la encabeza el grupo parlamentario.
P¨¢nico a la cr¨ªtica
Buena parte de los diputados y senadores socialistas (elegidos antes de que Zapatero llegara a la direcci¨®n) conforman en estos momentos el sector m¨¢s cr¨ªtico del PSOE, pero al mismo tiempo es un grupo dispuesto a apoyar sin fisuras el liderazgo del nuevo secretario general por encima de los barones y de cualquier otra divisi¨®n.
'La autocr¨ªtica no sale hacia el exterior, porque tenemos p¨¢nico a que los medios de comunicaci¨®n lo interpreten como lo que no es. As¨ª que es preferible correr el riesgo de parecer gruppies sin capacidad de an¨¢lisis', explica un parlamentario que participa en algunas de estas discusiones.
El caso m¨¢s evidente de esta l¨ªnea ha sido el debate sobre la financiaci¨®n de la sanidad y las autonom¨ªas. La comisi¨®n permanente del grupo parlamentario, integrada por los portavoces en las distintas comisiones (unas 30 personas, mezcla de nuevos valores con vieja guardia) se reuni¨® poco despu¨¦s de que estallara la pelea con el Gobierno. Su asombro e irritaci¨®n fue notable cuando se enteraron de que la ejecutiva hab¨ªa dejado a los presidentes de las autonom¨ªas socialistas libertad de negociaci¨®n bilateral con el Gobierno. Varios parlamentarios tomaron la palabra para pedir firmeza no s¨®lo con el PP, sino con el propio PSOE.
Para algunos diputados, la ejecutiva no hab¨ªa cumplido su papel a la hora de exigir disciplina a los barones implicados en el debate.
'Tienen que impedir que pasen cosas como las del Plan Hidrol¨®gico o la Ley de Extranjer¨ªa. No es un problema de Zapatero, sino de la ejecutiva; son ellos los que, digan lo que digan sobre la pluralidad interna, tienen la obligaci¨®n de resolver esos asuntos de manera que los socialistas votemos en bloque y no demos la horrorosa impresi¨®n de estar divididos cuando no lo estamos', explica un miembro de esa comisi¨®n.
La situaci¨®n tuvo que ser corregida por el propio secretario general, que convoc¨® en Madrid a los presidentes auton¨®micos el pasado viernes para explicarles que no habr¨ªa negociaci¨®n bilateral, sino una posici¨®n com¨²n fijada por la direcci¨®n.
El dif¨ªcil papel de congeniar el ¨¢nimo del grupo parlamentario y de la ejecutiva recae en Jes¨²s Caldera, el n¨²mero dos del PSOE y un peso fuerte tanto en Ferraz como en la Carrera de San Jer¨®nimo. 'Es ¨¦l quien media entre la posible falta de autocr¨ªtica de la ejecutiva y la hipercr¨ªtica del grupo parlamentario', reconoce un miembro de la ejecutiva.
Caldera, consciente de que parte del grupo parlamentario se siente desaprovechado, ha puesto en marcha, ayudado sobre todo por Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, una serie de reuniones con los diputados por ¨¢reas geogr¨¢ficas y ha planeado un programa para que cada parlamentario se encargue del seguimiento de una asociaci¨®n u organizaci¨®n de su provincia.
Un partido m¨¢s democr¨¢tico
'Los diputados tienen que reconocer que, gracias a esta ejecutiva, el partido es hoy m¨¢s democr¨¢tico y que algunos de los defectos que se?alan son tambi¨¦n virtudes: esa falta de control que nos reprochan es la que permite que se promocione dentro del PSOE gente v¨¢lida sin necesidad de que la coopte la direcci¨®n de Madrid como en otros tiempos', asegura un miembro de la ejecutiva.
'Es verdad que los militantes nos sentimos m¨¢s felices y que ahora ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil que surjan l¨ªderes naturales', reconoce un veterano y cr¨ªtico militante, para quien la nueva ejecutiva tiene menos peso o solidez que las anteriores, pero que la considera tambi¨¦n mucho m¨¢s abierta. El propio Zapatero, afirma, parece m¨¢s asequible, como demostr¨® acudiendo a la reuni¨®n de Izquierda Socialista o participando en actos de peque?as agrupaciones del partido.
'Es verdad que Rodr¨ªguez Zapatero parece haberse impuesto la obligaci¨®n de ser asequible, lo que tiene grandes ventajas, pero tambi¨¦n un inconveniente', explica un experimentado diputado que form¨® parte de una ejecutiva anterior. 'Su agenda est¨¢ tan repleta de reuniones con grupos, grup¨²sculos y personas individuales (quiere recibir a todos los embajadores acreditados en Madrid), que no le queda tiempo para ir organizando contactos peri¨®dicos de m¨¢s calado y creando esa M-30 en la que deben circular personas pr¨®ximas al partido que tienen algo que aportar y a las que hay que atender'.
?Le llegan estas opiniones al secretario general? El mismo Rodr¨ªguez Zapatero afirma que est¨¢ al tanto. No parece, sin embargo, que le afecten demasiado. Los militantes, afirma, tienen que entender que el PP obtuvo mayor¨ªa absoluta hace s¨®lo a?o y medio. 'Es fundamental que partamos de ese an¨¢lisis', les insiste a sus allegados.
Zapatero cree que el PSOE ha conseguido un desgaste razonable del Gobierno, sobre todo con el caso Gescartera, y que en los ¨²ltimos meses tanto el partido como ¨¦l mismo han tenido aire e iniciativa. Ahora, en 2002, est¨¢ seguro de que debe mantener su propia estrategia. Seg¨²n su an¨¢lisis, los que quieren una oposici¨®n m¨¢s dura son los votantes socialistas seguros, pero lo que necesita el PSOE es recuperar el mill¨®n de electores que dej¨® de confiar en el partido hace casi seis a?os. Y para eso, seg¨²n Zapatero, no hace falta m¨¢s contundencia, sino consolidar el equipo y dedicarse a presentar un proyecto pol¨ªtico. 'A veces me pregunto si mi gente va a querer una moci¨®n de censura o una simple emoci¨®n de censura', ironiza.
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