Los 'narcos' de Las Barranquillas abren 'sucursal' en el casco de Villa de Vallecas
Los toxic¨®manos acuden al nuevo 'hipermercado' de droga porque est¨¢ mejor comunicado
Las Baranquillas, el mayor hipermercado de venta de droga de Madrid, ha ampliado su zona comercial. Los narcotraficantes asentados en Las Barranquillas han abierto una sucursal en pleno n¨²cleo urbano del distrito de Villa de Vallecas. Este nuevo foco de trapicheo est¨¢ mucho mejor comunicado que Las Barranquillas, situadas a dos kil¨®metros de una boca de metro. El nuevo centro de venta de drogas ha sido abierto a apenas 250 metros del intercambiador de Sierra de Guadalupe, donde paran el metro y varios autobuses. Al estar mejor comunicado que Las Baranquillas, decenas de toxic¨®manos acuden a comprar a diario a la nueva sucursal.
El nuevo punto de venta de hero¨ªna, coca¨ªna y psicotr¨®picos se asienta sobre una antigua vaquer¨ªa que distribu¨ªa hace a?os leche a todo el distrito y a la zona sur de Madrid. Sobre sus ruinas, entre los escombros del edificio derribado, ha surgido un nuevo asentamiento marginal, al que acuden a diario decenas de toxic¨®manos.
Este nuevo supermercado de la droga empez¨® a desarrollarse el pasado verano con un solo punto de venta. Pero ahora, el asentamiento ya lo forman una decena de infraviviendas, que se levantan detr¨¢s de las v¨ªas del tren, escondidas en la peque?a arboleda que a¨²n queda de la antigua vaquer¨ªa. El nuevo poblado est¨¢ habitado por una quincena de personas, presuntos toxic¨®manos.
En el asentamiento hay chabolas con chimenea y tiendas de campa?a de loneta azul, que sirven tanto de vivienda como de puestos de venta de droga.
S¨®lo las v¨ªas del tren que recorren la ciudad por el este -en direcci¨®n a Barcelona, los de largo recorrido y a Coslada y dem¨¢s municipios del este los cercan¨ªas- separan el nuevo punto de venta de droga de un parque infantil de la calle de Felipe ?lvarez y de los bloques de viviendas, entre ellos los de la colonia Urpisa.
El foco marginal se levanta apenas a 200 metros del intercambiador de Sierra de Guadalupe, antes de llegar al barrio de Santa Eugenia. Su ubicaci¨®n lo hace m¨¢s accesible que el poblado de Las Barranquillas, situado a unos dos kil¨®metros del casco urbano de Villa de Vallecas.
Ignacio Garc¨ªa, presidente de la asociaci¨®n vecinal Ahora, de Villa de Vallecas, considera que el nuevo n¨²cleo marginal ha surgido 'porque las autoridades no afrontan como debieran el problema de la droga'. 'Los responsables de la administraci¨®n han tratado de eliminar la alarma social alejando los focos marginales. Los sacan dos o tres kil¨®metros fuera del pueblo y as¨ª los vecinos no los ven. Pero el problema no desaparece, sino que sigue ah¨ª, aunque s¨®lo un poco m¨¢s lejos', comenta. 'El surgir de este nuevo foco de venta de droga delata a las autoridades y pone en evidencia que hay que tomar medidas de otro tipo: sociales, sanitarias y dem¨¢s', a?ade. Garc¨ªa prosigue: 'Todav¨ªa estamos a tiempo. Apenas hay una docena de infraviviendas en la vaquer¨ªa y, antes de que se cree otro gran nucleo de chabolas y venta de droga, hay que tomar medidas. Si no, en uno o dos meses tenemos aqu¨ª, junto al parque, cientos de toxic¨®manos pinch¨¢ndose, como pasa en Las Barranquillas' (donde a diario acuden unas 3.000 personas para adquirir sus dosis, seg¨²n fuentes policiales).
A ra¨ªz de una denuncia de la asociaci¨®n de vecinos Ahora, del distrito de Villa de Vallecas, la Junta Municipal y la polic¨ªa tratan de frenar el desarrollo de ese n¨²cleo marginal. El pasado mi¨¦rcoles, el Ayuntamiento levant¨® un muro e instal¨® una verja, en un intento desesperado de aislar el poblado y as¨ª bloquear el acceso de los toxic¨®manos al nuevo hipermercado. Esto les obligar¨ªa a dar un rodeo y a tener que saltar las tapias que encajonan las v¨ªas del ferrocarril.
Pero el muro de ladrillos construido el mi¨¦rcoles en la entrada del camino que conecta el intercambiador de Sierra de Guadalupe con el poblado, y que discurre en paralelo a las v¨ªas del tren, fue derribado a patadas en la noche del jueves aprovechando que el cemento a¨²n estaba fresco. El pasado viernes, operarios municipales volvieron a reconstruir el pared¨®n para taponar el paso.
'Ya nos lo ven¨ªan diciendo los yonquis [toxic¨®manos] cuando nos ve¨ªan trabajando: 'Esto va a durar dos d¨ªas', explic¨® en la ma?ana del viernes uno de los tres alba?iles que trabajaban en la reconstrucci¨®n del pared¨®n.
De guardia d¨ªa y noche
Antonio, de 64 a?os, conocido como Antonio el de los Caballos, monta guardia d¨ªa y noche para evitar que los drogadictos crucen su terreno -unas chabolas construidas en un viejo picadero de la carretera que va de Vallecas a Vic¨¢lvaro-, donde viven m¨¢s de una veintena de familiares suyos.
'Esto es como una plaga. Al principio pasaban uno o dos; luego, muchos drogadictos empezaron a venir, a pasar por delante de mi casa y entonces tuve que cortarles el paso', afirma. Antonio se tir¨® toda una madrugada de guardia, 'sin escopeta, pero con la cachaba en la mano', para zanjar el asunto y acabar con el trasiego de toxic¨®manos ante la puerta de su infravivienda, una casa baja de fachada encalada. 'No lo pod¨ªa tolerar. Aqu¨ª viven todos mis hijos y mis nietos y no estoy dispuesto a que tengan esto al lado de casa', argumenta.
El Ayuntamiento instal¨®, adem¨¢s, una verja met¨¢lica alrededor de la casa de Antonio para taponar el paso al poblado de los drogadictos. Un hombre y una mujer, con apariencia de toxic¨®manos, invadieron la ma?ana del viernes la parcela de Antonio. '?Que por aqu¨ª no hay paso! ?Fuera de aqu¨ª! Vayan por fuera de la verja, que all¨ª hay un camino por el campo', les espet¨® Antonio sin contemplaciones.
Los residentes en la calle de Jes¨²s del Pino, en la colonia Urpisa, y los que viven pr¨®ximos al intercambiador de Sierra de Guadalupe denuncian reiterados atracos. 'Este poblado ya ha sido estrenado. Ya ha tenido una muerte. Un toxic¨®mano muri¨® de sobredosis hace m¨¢s o menos un mes, y tuvo que venir el juez de guardia con la polic¨ªa a hacer el levantamiento del cad¨¢ver. Lo grab¨¦ todo en v¨ªdeo, pero como era de noche se ve muy mal', comenta Juan S¨¢nchez, vecino de un bloque situado enfrente del asentamiento.
Ignacio Garc¨ªa, presidente de la asociaci¨®n Ahora, denunci¨® el mi¨¦rcoles ante un representante de la Junta Municipal la inseguridad que ocasiona esta situaci¨®n a los vecinos. 'Cuando le ponen a tu hijo una navaja en el cuello para quitarle el poco dinero que pueda llevar, te cambia la forma de ver el asunto', comenta Garc¨ªa.
Y concluye: 'La delincuencia en el barrio ha bajado desde que fue desmantelado el antiguo poblado de La Rosilla, pero este nuevo n¨²cleo de venta de droga nos recuerda a los viejos tiempos, cuando el barrio estaba lleno de toxic¨®manos y tuvimos que recuperar los parques para que nuestros hijos pudieran jugar all¨ª'.
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