La Prestaci¨®n Social, sin alternativas
El fin de la 'mili' deja a las ONG m¨¢s modestas sin opci¨®n de cubrir las labores de miles de objetores
En la calle R¨ªos Rosas 24, en Madrid, una oficina de cuatro plantas del Ministerio de Justicia recuerda tiempos mejores. Por el mostrador de atenci¨®n al ciudadano de la Direcci¨®n General de Objeci¨®n de Conciencia pasaban hasta 800 j¨®venes diarios cuando se renovaban las pr¨®rrogas. Ahora, 'apenas 15', cuenta Hermes Ord¨¢s, que lleva cuatro a?os trabajando en este departamento. Es una oficina fantasma. Porque a pesar del cartel en la puerta, del directorio de despachos junto al ascensor y de que los funcionarios siguen en su puesto, 'esa Direcci¨®n General ya no existe', aseguran en el Ministerio de Justicia.
Desde que el Gobierno anunci¨® la desaparici¨®n de la Prestaci¨®n Social Sustitutoria (PSS) -paralela a la del servicio militar obligatorio-, toda la red que se cre¨® en torno a los objetores de conciencia se ha ido desmantelando. De las 117.969 plazas que se han ofrecido para este a?o (en 1999 lleg¨® a haber 165.866 objetores de conciencia en Espa?a), el pasado viernes apenas quedaban 19.706 en sus puestos, seg¨²n el Ministerio. Y en dos semanas no quedar¨¢ ninguno.
Toda la red que se cre¨® en torno a los objetores de conciencia se ha ido desmantelando
'Se pierde una f¨®rmula para captar voluntarios y de acercar a los j¨®venes a los problemas sociales'
'Esto va a recrudecer la falta de gente que tenemos en las ONG', es el an¨¢lisis que hace Mariano Monter, vicepresidente de la Fundaci¨®n Banco de Alimentos. En esta organizaci¨®n trabajan principalmente jubilados, que recogen donaciones de alimentos. Empleaban a los objetores para trabajos de carga y descarga en los almacenes. 'Era una ayuda muy importante', contin¨²a Monter, 'que no se puede sustituir por un asalariado porque no tenemos ingresos, s¨®lo gestionamos alimentos'.
La misma queja se extiende a multitud de peque?as asociaciones y ONG por toda Espa?a, que han visto en el fin de la PSS la p¨¦rdida de buena parte de sus recursos humanos para trabajos de lo m¨¢s diverso, desde ayudar a ancianos hasta pegar sellos. 'Y trabajos m¨¢s comprometidos, como acompa?ar a mujeres maltratadas', dice Mariano Moreno, responsable de Juventud de la Confederaci¨®n de Asociaciones de Vecinos (CAVE), que agrupa a 2.800 peque?as organizaciones de toda Espa?a.
En el Grup d'Invalids de Matar¨® (Barcelona), sin los 30 j¨®venes que cada a?o sol¨ªan realizar all¨ª su prestaci¨®n se han paralizado gran parte de sus actividades. 'Los objetores acompa?aban a nuestros socios, que tienen minusval¨ªas f¨ªsicas, y a menudo van en sillas de ruedas, a las actividades en la piscina, de estudios...', relata su vicepresidenta, Silvia L¨®pez. 'Ahora tenemos dos furgonetas adaptadas para minusv¨¢lidos aparcadas, porque no tenemos nadie que las conduzca'. 'Nos confiamos con la ayuda externa y crecimos, y ahora no podemos sostener ese crecimiento', a?ade.
Las m¨¢s perjudicadas son estas organizaciones peque?as, que no tienen recursos para afrontar el problema. En la CAVE el impacto es relativo: 'Intentamos que los programas se mantengan, pero evidentemente no se pueden desarrollar con el mismo volumen', sostiene Moreno. Como en otras ONG consultadas, confirma que 'nadie del Ministerio' contact¨® con ellos para estudiar el fin de la objeci¨®n y alternativas para trabajos en programas que est¨¢n subvencionados. Este a?o ya no tienen objetores. 'Es m¨¢s', explica Moreno, 'en la solicitud de subvenciones para este a?o la casilla en la que se piden plazas de objetores de conciencia directamente no exist¨ªa. No nos dieron ni la posibilidad de pedirlos'.
En Cruz Roja s¨ª los hay: han pasado por ella unos 7.000 objetores este a?o, de los que en este momento quedan unos 1.700. Domingo P¨¦rez, responsable de Voluntarios, asegura que la marcha de los objetores 'no es un peligro para la organizaci¨®n', aunque no descarta que pueda tener repercusi¨®n en algunos ¨¢mbitos. 'Desde hace dos a?os hemos ido reduciendo sus servicios, tranform¨¢ndolos, cambiando estrategias... para que el impacto fuese menor. Lo que tenemos claro es que no esperamos a que nadie venga a resolvernos los problemas'.
Aunque los objetores no dejen agujeros en Cruz Roja, P¨¦rez reconoce que con la prestaci¨®n se pierde una magn¨ªfica f¨®rmula 'de captaci¨®n de voluntariado, porque muchos segu¨ªan despu¨¦s; y de que los j¨®venes se acerquen a problemas sociales que de otra forma no ver¨ªan de cerca'. Lo mismo opinan en otras grandes organizaciones como Proyecto Hombre, C¨¢ritas o la Fundaci¨®n Anti-Sida de Espa?a.
Y es la cr¨ªtica que se hace desde partidos pol¨ªticos como PSOE, Izquierda Unida y CiU, que se lamentan del desinter¨¦s que ha mostrado el Gobierno frente al fin de la PSS. 'Se ha dejado todo a la opci¨®n de los voluntarios, pero ¨¦stos no son equiparables porque tienen una disponibilidad menor. Para sustituir a un objetor hacen falta tres o cuatro voluntarios', se?ala Rafael Velasco, responsable de Empleo del PSOE. Esta formaci¨®n pol¨ªtica, como Izquierda Unida, ha propuesto reiteradamente que los puestos de la prestaci¨®n se reconviertan en empleos subvencionados para j¨®venes, lo que servir¨ªa adem¨¢s para paliar el paro.
'Esto se ha muerto y el Gobierno no ha mostrado ning¨²n inter¨¦s', concluye tristemente el diputado de CiU Carles Campuzano. 'No se ha aprovechado la tremenda experiencia que ha sido la PSS para estudiar c¨®mo los j¨®venes se han involucrado en el tejido social y buscar f¨®rmulas para relanzar el asociacionismo'. Tambi¨¦n se queja de que el presupuesto de la Direcci¨®n General de Objeci¨®n de Conciencia se vaya a diluir en Justicia 'cuando una parte era susceptible de reforzar los planes de voluntariado'.
El Ministerio de Justicia, junto con el Instituto de la Juventud, encarg¨® varios estudios para saber qu¨¦ hacer cuando finalizara la prestaci¨®n. Una de las fuentes fue el bar¨®metro del CIS de noviembre de 1999, donde el 75% de los encuestados consider¨® 'bastante necesario' o 'muy necesario' que el Gobierno garantizara el mantenimiento de las actividades que realizan los objetores, especialmente en la atenci¨®n a la Tercera Edad y las personas con minusval¨ªas.
A partir de ah¨ª se dedujeron dos opciones: confiar en que la afluencia de voluntarios supliera los puestos que quedaban vacantes o establecer un Servicio Civil que aprovechara la red creada y continuara la labor. Esta ¨²ltima soluci¨®n se enfrent¨® a con una amplia oposici¨®n social.
El Ministerio se decidi¨® por la primera opci¨®n, la m¨¢s c¨®moda y la m¨¢s barata: que cada cual se busque la vida.
Desbandada de objetores
No le dar¨¢n la blanca, pero tampoco volver¨¢ m¨¢s a su puesto en la Cruz Roja de M¨®stoles (Madrid). Nacho Torres, de 27 a?os, cumple hoy su ¨²ltimo d¨ªa de Prestaci¨®n Social Sustitutoria (PSS), aunque el viernes termin¨® su trabajo en el programa de reparto de comida a gente sin recursos. Es uno de los pocos objetores que a fecha de hoy segu¨ªa en su puesto del servicio social. Muchos abandonaron durante el a?o. Otros ni siquiera llegaron a presentarse en sus destinos. 'Este a?o nos enviaron una remesa de 14 o 15', relata David Lobo, responsable de voluntarios de la Federaci¨®n Anti-Sida de Espa?a. 'S¨®lo se present¨® uno. Estuvo dos meses, trabajando bien, pero un d¨ªa dej¨® de venir, sin avisar'. Todos los que no han ido a la PSS pueden pasarse todav¨ªa por la oficina de la Direcci¨®n General de Objeci¨®n de Conciencia. Con una instancia, solicitando la reincorporaci¨®n a la objeci¨®n, pueden quitar la falta de su expediente, pues nunca se revisar¨¢ su caso. Es lo que hizo, por ejemplo, Javier Fern¨¢ndez, de 23 a?os, el jueves pasado. Ante la mesa de informaci¨®n plante¨®: 'Es que ten¨ªa que haberme presentado a la objeci¨®n en mi Ayuntamiento, en Velilla de San Antonio (Madrid). Pero me cambi¨¦ de direcci¨®n y no me he enterado. Ahora necesito un papel sobre mi situaci¨®n para presentarme a las oposiciones de polic¨ªa municipal'. Con una firma arregl¨® su situaci¨®n. 'Desde el verano s¨®lo vienen chicos que quieren quitar la falta de su expediente, y ya ha visto lo f¨¢cil que es', dice Hermes Ord¨¢s, el funcionario que lo atendi¨®.
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