El Valladolid sigue sin estilo y el Tenerife sin gol
El fr¨ªo, hasta tres grados bajo cero, fue el protagonista en Zorilla. El m¨¢s afectado result¨® el marcador que no se movi¨® vista la hipotermia con la que los futbolistas tuvieron que bailar, o patinar, sobre un c¨¦sped duro y congelado. El Tenerife tuvo sus ocasiones, pero no tiene gol, y el Valladolid s¨®lo las tuvo a partir de sentirse damnificado por una decisi¨®n arbitral. Pero el equipo de Mor¨¦ no tiene claro d¨®nde va, cu¨¢l es su meta; no sabe si mirar hacia arriba o hacia abajo y entre tanto ayer se le escaparon dos puntos.
El Valladolid se pas¨® casi todo el partido metido en un atasco y sin hallar la salida adecuada en ning¨²n momento porque Mor¨¦ sigue sin encontrar ni equipo ni estilo. La empanada se remat¨® con incrustrar a Pe?a no se sabe si en el centro de la defensa o en el medio campo y todo ello desemboc¨® en que el due?o del choque fuese el Tenerife.
VALLADOLID 0| TENERIFE 0
Valladolid: Ricardo; Torres G¨®mez, Tena, Pe?a, Santamar¨ªa, Marcos; Fernando Sales (?scar, m. 83), Fernando, Luis Garc¨ªa (Eusebio, m. 64); Cuaht¨¦moc y Tote (Turu Flores, m. 72). Tenerife: Aragoneses; Javi Venta, Charcos, Pablo Paz, Basavilbaso; Manel, Mart¨ª, Hugo Morales (Bino, m. 58), Iv¨¢n Ania (Jaime, m. 76); Xisco (Bermudo, m. 89) y Marioni. ?rbitro: Puentes Leira. Amonest¨® a Pe?a, Tena, Fernando, Jaime y Manel. Unos 12.000 espectadores en Zorilla.
Sin embargo, los de Pepe Mel se arrastran por la Primera Divisi¨®n con un lastre enorme, como es la absoluta incapacidad para colocar el bal¨®n, aunque sea una vez, entre los tres palos de la porter¨ªa, como demuestra que en los nueve partidos que ha dispuitado como visitante s¨®lo haya marcado dos goles. Ayer entre Xisco y Marioni se hicieron con una colecci¨®n de ocasiones perdidas con estr¨¦pito. A Mor¨¦ no le qued¨® otra que repetir medicina y colocar a Eusebio para que dictase su breve magisterio semanal. El Valladolid reaccion¨® e inclus¨® marc¨® un gol que Puentes Leida anul¨® a instancias de su asistente por un supuesto empuj¨®n de Cuaht¨¦moc Blanco sobre Pablo Paz.
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