Dante entre rejas
No, no se alarmen: el de la foto no es Dante Alighieri resucitado ni mucho menos est¨¢ encarcelado. ?Qu¨¦ m¨¢s quisiera! No ¨¦l, claro est¨¢, sino quien esto firma: con un scoop como ¨¦ste no vean lo que me subir¨ªa el cach¨¦. El de la foto es Rafel Torner, ling¨¹ista del Departamento de Justicia destacado en la c¨¢rcel Modelo de Barcelona y primer caso conocido de catal¨¢n que se ha le¨ªdo enterita la nueva traducci¨®n de la Divina com¨¨dia a cargo de Joan Francesc Mira (bueno, descontando al corrector, Josep Pelfort, que lo hizo por obligaci¨®n, aunque asegura que si no se la habr¨ªa le¨ªdo igual). Por desgracia, el m¨¦todo de lectura de Torner no consiste en arengar a los internos a golpe de endecas¨ªlabo (?se imaginan que foto?). De hecho, ni siquiera la ha le¨ªdo donde ustedes mal¨¦volamente han imaginado al saber que era funcionario, sino en la cama, 'un canto o dos al acostarme, tres si no me venc¨ªa antes el sue?o'. De todos modos, lo importante no es el m¨¦todo, sino el objeto. Porque deben saber que Torner, aunque ge¨®grafo de formaci¨®n, ha ejercido siempre oficios relacionados con la lengua (profesor, dinamizador, asesor ling¨¹¨ªstico) y, entre la experiencia y el af¨¢n de perfecci¨®n, ahora es incapaz de leer un libro sin diseccionarlo gramaticalmente. Podr¨ªa parecer una presunci¨®n intolerable si no fuese que a Torner le avalan, adem¨¢s de diversos art¨ªculos sobre cuestiones peliagudas del catal¨¢n en la Revista de Catalunya, la elaboraci¨®n del Llibre de la llengua catalana (Castellnou, 1997, junto con tres profesionales m¨¢s). En este caso, el veredicto ha sido que la traducci¨®n de Mira 'es de muy buen leer gracias precisamente a haber renunciado a la rima, aunque no a la m¨¦trica, a pesar de que esto limita la belleza del artificio original. Pero la Divina com¨¨dia es una obra tan potente que cualquiera disfrutar¨¢ con ella, especialmente con las estupendas comparaciones que tan bien le salen a Dante'. Por razones que m¨¢s adelante les contar¨¦, Torner se ha especializado ¨²ltimamente en traducciones del italiano, y de la lectura de esta obra magna de la literatura universal ha sacado una conclusi¨®n: 'Yo casi casi me atrever¨ªa a proponer, al menos para los libros de poes¨ªa que mantienen la rima, la edici¨®n no en doble versi¨®n, sino triple: original, traducci¨®n literal, incluso violentando la gram¨¢tica si es necesario, y finalmente la traducci¨®n literaria, la de leer de verdad'. Esto permitir¨ªa, seg¨²n ¨¦l, que el lector que no domina el idioma original ('soy de los que opinan que para corregir una traducci¨®n no es necesario conocer la lengua de origen, incluso a veces puede ser contraproducente; otra cosa es la fidelidad del texto, que es responsabilidad del traductor') comprendiera mejor el sentido global de la obra.
Rafel Torner no vive en las aguas calmadas de un despacho acad¨¦mico, sino en las mucho m¨¢s procelosas de la lengua real
Si a alguien se le ha ocurrido, por lo dicho hasta aqu¨ª, que este corrector vocacional va de resabido, o¨ªdo al parche: a diferencia de la mayor¨ªa de los ling¨¹istas, Torner no vive en las aguas calmadas de un despacho acad¨¦mico, sino en las mucho m¨¢s procelosas de la lengua real. A saber: monitor de esplai en el barrio de La Mina, profesor de adultos y dinamizador ling¨¹¨ªstico en el distrito de Sant Mart¨ª y, desde hace seis a?os, entre los muros de la Modelo, aunque en r¨¦gimen abierto. Eso le permite no s¨®lo hacerse una idea muy veraz de c¨®mo habla realmente el pueblo (asignatura que, desgraciadamente, los fil¨®logos no aprenden en la universidad), sino tambi¨¦n desmentir el mito que sostiene que en determinados ambientes el catal¨¢n es inexistente: 'En la prisi¨®n doy clases de lengua oral, pero sobre todo me dedico a asesorar y corregir textos redactados por los funcionarios. Contrariamente a lo que se podr¨ªa pensar, la prosa carcelaria es muy narrativa, porque los partes a menudo constituyen peque?as piezas narrativas sobre los m¨¢s y los menos de la vida en el interior. Aqu¨ª de fugas peliculeras andamos muy flojos, excepto un intento que tuvimos cuando una monitora result¨® herida por una flecha lanzada desde un edificio pr¨®ximo en obras. Tambi¨¦n corrijo el bolet¨ªn oficial del centro, que sale en doble edici¨®n catalana y castellana, y una revista que se escribe mayoritariamente, pero no exclusivamente, en castellano'. Una reflexi¨®n cr¨ªtica a pie de obra: 'Las actividades que se ofrecen a los presos se dividen en principales y complementarias, seg¨²n reporten m¨¢s o menos beneficios penitenciarios. Pues bien, la Direcci¨®n General de Prisiones incluy¨® entre las primeras los cursos de lengua castellana para extranjeros y entre las segundas los de catal¨¢n'. Otra: tampoco ayuda mucho Televisi¨® de Catalunya, que se obstina en registrar a los detenidos cuando en las penitenciar¨ªas catalanas se les escorcolla con toda normalidad.
Lo de la especializaci¨®n en versiones del italiano ha quedado para el final por no caer en aquello de 'el burro delante...'. Si hoy pueden leer este art¨ªculo es porque llevo algunos a?os sufriendo un riguroso varapalo de Torner cada vez que traduzco una novela de Andrea Camilleri. Rafel me cita, me pide el ejemplar intacto que le traigo y me entrega el suyo, rebosante de anotaciones a l¨¢piz sobre mi traducci¨®n. La lecci¨®n magistral que se sigue delata que el punto fuerte de nuestro corrector es la lengua oral, el lenguaje coloquial, el argot (cosa en la que intenta seguirle un servidor: me lo paso bomba intentando que el colorid¨ªsimo l¨¦xico de los personajes camillerianos suene clar i sicili¨¤), y suele terminar con una admonici¨®n: 'El catal¨¢n no necesita recurrir a ninguna otra lengua para reproducir en lenguaje escrito cualquier registro oral'. Y con un consejo: '?Quieres un buen maestro? Ah¨ª tienes la traducci¨®n de Pigmali¨® que hizo Joan Oliver'. Pues ya lo sabemos.
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