El se?or de la triki
Voces b¨²lgaras, cuarteto de cuerdas y txalaparta: la apuesta est¨¢ en el aire. En el centro, Kepa Junkera, rodeado de trikitixas. Hasta cinco colocadas en semic¨ªrculo en el suelo. Y una sexta con la que toc¨® una primera obra instrumental. En tensi¨®n porque deb¨ªan encajar las diferentes piezas y bajo la presi¨®n de presentar su nuevo disco, Maren, deb¨² para una multinacional que pag¨® la cl¨¢usula de rescisi¨®n de su contrato con una independiente como si se tratara de un futbolista.
Kepa Junkera no comparte la filosof¨ªa de su Athletic. Al contrario de lo que hace el club de San Mam¨¦s, el de Rekalde recurre a m¨²sicos de otros parajes para su equipo ideal: albaneses, armenios, malgaches... Todo vale para elaborar esa especie de suite que es Maren. El sonido de la txalaparta, ese instrumento tel¨²rico de tablas de madera percutidas, introdujo el segundo tema. Desaparecieron del escenario Bulgarka y Alos y al bilba¨ªno se le not¨® m¨¢s suelto. Al menos se solt¨® la trikitixa, denominaci¨®n vasca para ese acorde¨®n diat¨®nico que se encuentra desde Sicilia hasta la Patagonia. Junkera da la impresi¨®n de estar bastante m¨¢s c¨®modo en la intuici¨®n popular que en una elaboraci¨®n anclada en cierto academicismo. Con sus m¨²sicos habituales, la m¨²sica fluye con mayor facilidad. Y es precisamente ese soniquete euf¨®rico, el de melod¨ªas saltarinas y simples, el que m¨¢s gusta a su p¨²blico. Entonces, ese peque?o instrumento al que los curas del norte tacharon de fuelle diab¨®lico, despierta las bajas pasiones.
Kepa Junkera
Kepa Junkera (trikitixa), Ibon Koteron (alboka), Julio Andrade (contrabajo), ?ngel Unzu (guitarras), Blas Fern¨¢ndez (bater¨ªa), Igor Otxoa y Harkaitz Mart¨ªnez (txalapartas). Invitados: Alos Quartet, Bulgarka Junior Quartet, Tontxu, Olga Cerpa y Maria del Mar Bonet. Palacio de Congresos y Exposiciones. Madrid, 16 de diciembre.
Romper moldes
Al igual que otros han sacado la gaita del pasado, Kepa Junkera se propuso romper moldes desde que era un muchacho que mostraba una habilidad asombrosa con los botones de la triki. Acostumbrado adem¨¢s a salirse del gui¨®n convencional por no ser de campo ni venir del mundo euskald¨²n. Y es un esfuerzo muy serio el que est¨¢ desarrollando este artesano que no se ha conformado con limitarse a su entorno; un intento continuado de establecer lazos con culturas diferentes llevando al directo lo plasmado laboriosamente en disco.
Dos voces insulares se sumaron. Olga Cerpa, del grupo canario Mestisay, que se trajo la sure?a Mataculebra, y la mallorquina Maria del Mar Bonet, de la que el trikitilari alab¨® su coherencia de tantos a?os. Palabras mayores para esta dama de la canci¨®n a la que el vasco se lo puso dif¨ªcil. La hizo cantar la dulce Maren en euskera. Maren, el nombre de su hija, t¨ªtulo de un disco que respira salitre de mar y se inspira en la reserva natural vizca¨ªna de Urdaibai. Significar¨ªa en hebreo 'estrella de mar'. Como las que llevaban dibujadas sobre sus camisetas azules los miembros del grupo. M¨²sica en un saludable proceso de normalizaci¨®n.
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