Competencias e incompetencias
Tras el caos vivido casi en toda Catalu?a a causa de la pasada nevada, si no fuera porque uno est¨¢ ya m¨¢s que acostumbrado a todas estas cosas, sentir¨ªa verg¨¹enza ante el penoso espect¨¢culo protagonizado durante estos ¨²ltimos d¨ªas por algunos de los m¨¢s cualificados representantes de la Generalitat. El propio Jordi Pujol, por lo general tan h¨¢bil a la hora de capear todo tipo de temporales, en esta ocasi¨®n no ha estado a la altura de las circunstancias. Su conseller en cap y aspirante a la sucesi¨®n, Artur Mas, parece haberse escondido bajo la nieve. Los titulares de Interior e Industria y Energ¨ªa, Xavier Pom¨¨s y Antoni Subir¨¤, se dedican a tirar balones fuera, en un intento de sacudirse de encima toda responsabilidad y, c¨®mo no, atribuy¨¦ndosela a cualquier otro, ya sea ¨¦ste Administraci¨®n p¨²blica, alguna empresa privada o los mismos ciudadanos. ?Dimisiones? Ni hablar. ?Destituciones? Mucho menos, claro.
Hace unos d¨ªas escrib¨ª en estas mismas p¨¢ginas, parafraseando a Juan Mars¨¦, que el poder pol¨ªtico llevaba en Catalu?a m¨¢s de dos d¨¦cadas encerrado con un mismo juguete, el de nuestro eterno debate identitario, sin ocuparse ni preocuparse por la vida real y cotidiana del com¨²n de los mortales. Visto lo sucedido ahora, no me parece exagerado decir que este juguete, parafraseando ahora el t¨ªtulo de un filme de Guillermo Summers, es Un juguete roto. El juguete roto de una autonom¨ªa largamente ansiada, conquistada al fin y convertida por pura y simple incompetencia pol¨ªtica en algo inservible.
La nevada era algo anunciado con gran antelaci¨®n por todos los meteor¨®logos. No obstante, en Catalu?a todo fall¨®, y fall¨® casi en todas partes. Ya podemos ir ufan¨¢ndonos de tener un pa¨ªs cableado, porque sin electricidad se torna en un pa¨ªs cabreado, y con raz¨®n. El Gobierno de la Generalitat, tan autoritario cuando se impuso por la fuerza al modesto Ayuntamiento de Llagostera en defensa de los intereses de la poderosa Fecsa-Endesa, se ha mostrado hasta ahora muy d¨¦bil frente a esta misma compa?¨ªa el¨¦ctrica, as¨ª como frente a cualquier otro tipo de monopolio o grupo de presi¨®n. Parece tener poca importancia que una nevada -y cuando no, unas lluvias, o un poco m¨¢s de calor del habitual- haya dejado ahora a un mill¨®n de ciudadanos de Catalu?a sin suministro el¨¦ctrico, y por tanto no s¨®lo sin calefacci¨®n ni electrodom¨¦sticos, sino tambi¨¦n con inesperados parones de muchos sistemas inform¨¢ticos, metros, trenes, ascensores y sem¨¢foros. Al igual que en tantos incendios forestales atribuidos a fallos en los tendidos el¨¦ctricos, las relaciones entre la Generalitat y Fecsa-Endesa siguen siendo excelentes, aunque a alg¨²n consejero se le caliente un poco la boca ahora, en declaraciones de tinte populista. Y otro tanto sucede con otras importantes empresas que tampoco han estado ahora a la altura de las circunstancias, desde las concesionarias de autopistas hasta Renfe.
Aqu¨ª, sin duda, existe tambi¨¦n un elevado nivel de incompetencia por parte del Gobierno espa?ol, tan estrechamente ligado al monopolio el¨¦ctrico existente a¨²n en Espa?a y al que se le regalaron m¨¢s de 1,3 billones de pesetas procedentes de los Presupuestos Generales del Estado para que se preparase para la siempre aplazada liberalizaci¨®n del sector. ?Cu¨¢l ha sido el destino de estas cuantiosas ayudas, ya que evidentemente no parecen haber sido dedicadas ni al mantenimiento ni a la inversi¨®n en infraestructuras? ?Qu¨¦ tiene que decir ante todo esto la Comisi¨®n Nacional de Energ¨ªa?
No obstante, es mucho m¨¢s grave la incompetencia demostrada por la Generalitat en el ejercicio directo de sus propias competencias. ?De qu¨¦ sirve tener competencias si se gestionan desde la incompetencia? ?Por qu¨¦ las m¨¢quinas quitanieve y las partidas de sal o potasa no estaban disponibles en el lugar y el momento adecuado, cuando la nevada hab¨ªa sido anunciada con suficiente anticipaci¨®n??Por qu¨¦ no se establecieron los l¨®gicos sistemas de colaboraci¨®n con las autoridades francesas en las cercan¨ªas de los pasos fronterizos? ?Por qu¨¦ en un principio se rechaz¨® la colaboraci¨®n del Ej¨¦rcito, aceptada al fin a rega?adientes cuando importantes zonas del pa¨ªs eran ya un caos? ?Por qu¨¦ en no pocos lugares de Catalu?a la actuaci¨®n inexperta y poco h¨¢bil de los Mossos d'Esquadra hizo a?orar la presencia de la Guardia Civil? ?Por qu¨¦ en casi todos los municipios m¨¢s directamente afectados son mayoritarias las quejas, e incluso alcaldes como los de Igualada, Lleida o Flix han reiterado que se han sentido completamente desasistidos y desinformados por el Gobierno de la Generalitat? ?Por qu¨¦ no funcionaron los sistemas de informaci¨®n p¨²blica al ciudadano?
Tanto hablar y hacer propaganda acerca de nuestra modernidad como pa¨ªs, y ahora va y resulta que una simple nevada -importante, sin duda, pero en modo alguno excepcional- pone una vez m¨¢s en evidencia que vivimos en el reino de la incompetencia. Incompetencia a?adida a otras recientes: desde las fugas de presos de diversas c¨¢rceles hasta el rebrote de la peste porcina. Como sucedi¨® con el rey del cuento, al que todos ve¨ªan desnudo sin atreverse a proclamarlo hasta que un ni?o lo dijo en voz alta, una sola nevada ha servido para que quedase p¨²blicamente en evidencia la incompetencia de un Gobierno.
Tengo para m¨ª que lo m¨¢s intolerable de cuanto ha sucedido estos ¨²ltimos d¨ªas ha sido no ya el reiterado intento de exculpaci¨®n de dicha Administraci¨®n, sino la atribuci¨®n de responsabilidades a algunos ciudadanos afectados por las consecuencias de la nevada. Visto que no resultaba de recibo cargar una vez m¨¢s las culpas a Madrid, se ha ca¨ªdo en el f¨¢cil recurso de traspasarlas a los afectados, ya sean ¨¦stos automovilistas o transportistas, alcaldes o concejales. Todo parece estar permitido, antes que reconocer la propia responsabilidad.
Jordi Garc¨ªa-Soler es periodista.
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