Nuevas y viejas funciones del Estado
El PP pretende abordar en su congreso las Nuevas Funciones del Estado, lo que se agradece dada su insistencia en adelgazar lo p¨²blico. En todo caso lo que debe preocuparnos no son las nuevas funciones del Estado sino las viejas, aquellas que son su raz¨®n de ser y de las que ni puede ni debe desembarazarse. Me refiero por supuesto a la defensa, la representaci¨®n exterior, la seguridad interior y la justicia. Pues de tanto mirar a las nuevas funciones, y de tanto discutir qui¨¦n debe encargarse de su gesti¨®n, corremos el riesgo de que, a la hora de privatizar tareas, privaticemos las que son, por esencia, p¨²blicas e indelegables.
Analicemos telegr¨¢ficamente esas funciones. La defensa no se ha privatizado por el momento (aunque no faltan proyectos), pero dado el inter¨¦s que suscita, podr¨ªa hacerse sin mayor esc¨¢ndalo. Con un 1,34% del PIB en defensa tenemos el presupuesto m¨¢s bajo de los doce pa¨ªses de la OTAN, cuya media es del 2,18%. E incluso eso parece excesivo a muchos. La cultura de defensa de los espa?oles responde al modelo n¨ªtido del 'pensamiento impecable': no asumo mis responsabilidades en la certeza de que alguien, que s¨ª puede hacerlo (y ese alguien es siempre Estados Unidos), lo har¨¢ por m¨ª, y eso me permite salvar mi alma piadosa e incluso criticar a los americanos por su unilateralismo. N¨®tese que no es s¨®lo una postura personal sino una directriz pol¨ªtica de algunos partidos (como IU, CiU o el PNV) que hacen de la teor¨ªa del gorr¨®n una filosof¨ªa pol¨ªtica. Es como si crey¨¦ramos de verdad que con la ca¨ªda en 1989 del Imperio del Mal hubiera desaparecido el mal de la Tierra y ya no hace falta polic¨ªa en las ciudades ni en las relaciones internacionales. Y luego nos quejamos de la poca credibilidad de la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n.
Vayamos a la representaci¨®n exterior. Hab¨ªa 444 diplom¨¢ticos activos en 1960 y subieron a 653 en 1980. Veinte a?os m¨¢s tarde, y a pesar del notable incremento de tareas, son pr¨¢cticamente los mismos, 680. Y el presupuesto no s¨®lo no ha aumentado, ha decrecido: 0,48% del PIB en 1991, 0,46% en 2000. El hiato entre necesidades y recursos se agranda por d¨ªas y el servicio exterior tiene que hacer frente, por ejemplo, a la Presidencia espa?ola de la UE con recursos m¨ªnimos. Ahora mismo el equipo que negocia Gibraltar con los brit¨¢nicos es 1/6 o menos del equipo brit¨¢nico.
Sigamos con la seguridad interior. Seg¨²n datos del Instituto de Estudios de Seguridad P¨²blica la delincuencia registrada creci¨® m¨¢s de un 10% hasta finales de mayo pasado y el Programa Polic¨ªa 2000 no ha dado los resultados esperados. Entre 1995 y 1999 la criminalidad en Europa (los 15 de la UE) creci¨® apenas un 1%, pero en Espa?a creci¨® un 12% (en Irlanda decreci¨® un 21%) y la criminalidad violenta creci¨® un espectacular 23%. No es de extra?ar que la seguridad sea desde hace d¨¦cadas una de las principales preocupaciones de los espa?oles. Y aqu¨ª s¨ª que la privatizaci¨®n es un hecho escandaloso alentado por el PP. Los pobres tienen poca y mala seguridad p¨²blica; los ricos la tienen privada y buena. ?Es esta desigualdad m¨¢s o menos injusta que el acceso a la Universidad, por citar un tema de actualidad?
?Y qu¨¦ decir de la justicia? Simplemente, que no nos la merecemos. Seg¨²n datos de 2000 de Jos¨¦ Juan Toharia, el 82% de los espa?oles la consideran tan lenta que es mejor evitarla; el 70% aseguran que protege m¨¢s a los delincuentes que a las v¨ªctimas; y el 78% creen que perjudica sobre todo a los m¨¢s d¨¦biles e indefensos. No es poco. Espa?a ha cambiado radicalmente en los ¨²ltimos veinte a?os; no as¨ª la justicia. Es tan f¨¢cil hacer demagogia con las insensatas sentencias que leemos a diario que me resistir¨¦ a ello, pero que delincuentes convictos y confesos pasen en ocasiones m¨¢s de 100 veces por las comisarias sin ser procesados es un esc¨¢ndalo. Y una injusticia para los pobres pues los ricos, evidentemente, huyen de los tribunales, han privatizado su justicia y se han refugiado en tribunales arbitrales privados.
Por favor, dejemos de innovar y volvamos a lo esencial. No se es m¨¢s justo con los d¨¦biles si aumentamos el Estado social y nos olvidamos del Estado a secas. Lo que el Estado espa?ol necesita es cumplir sus tareas. Las de toda la vida. Pero bien.
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