El viaje a Marruecos
Zapatero est¨¢ todav¨ªa en un estadio de aprendiz: no sabe hasta d¨®nde puede llegar la derecha pol¨ªtica, la derecha triunfante que se caracteriza por su dureza y su crueldad, si la necesita. Pod¨ªa haber aprendido algo m¨¢s de Felipe Gonz¨¢lez, que con todo su talento y todo su poder crey¨® que pod¨ªa entregar algunas posiciones concretas de la izquierda, y no se lo perdonaron: hicieron de ¨¦l su presa no s¨®lo para ganarle las elecciones, sino para destrozar su carrera pol¨ªtica; pasados tantos a?os, todav¨ªa la televisi¨®n de Aznar le fotograf¨ªa declarando como testigo, pero aisl¨¢ndole, suprimiendo el entorno, para que parezca que est¨¢ en el banquillo de los acusados. Es un estilo. Zapatero ha salvado a Aznar varias veces de la ruina pol¨ªtica, ha firmado pactos derechistas, y no s¨®lo derechistas, sino irreales, y a¨²n le est¨¢ echando una mano hoy en la enorme maniobra del cerco a Ibarretxe, coincidiendo con los batasunos, para hacer imposible la legislatura vasca y forzar nuevas elecciones, que dar¨ªan los mismos resultados. Cuando la derecha absoluta recibe apoyos de esta categor¨ªa, y otros parecidos, no cree que le est¨¢ favoreciendo la izquierda -que no es absoluta: la izquierda parlamentaria-, sino en su sumisi¨®n. Y a la menor posibilidad tratan de destrozar a quienes ha salvado. Es cuesti¨®n de caracterolog¨ªa m¨¢s que de situaciones. La derecha tiene complejo de superioridad, porque siempre ha gobernado, propietaria de Espa?a por v¨ªas de dinero, milicia, religi¨®n. La izquierda tiene sentimientos de inferioridad, sobre todo porque procede de la pobreza o de las 'familias humildes', y de la carrera hecha con sacrificios, las becas, las bibliotecas p¨²blicas, la cultura prohibida.
Zapatero ha viajado a un pa¨ªs al que la derecha gobernante tiene en cuarentena, se ha hecho acompa?ar por el embajador -nombrado, claro, por Aznar-, ha sido leal al concepto general de Espa?a, ha dialogado, y la derecha le insulta. Aznar no le recibe (sus salones est¨¢n cerrados para ¨¦l); el jefe de su partido, Arenas, le llama desleal, y Piqu¨¦, con quien tiene que despachar y contar lo que sepa, le considera como embajador de Marruecos con un orgullo muy de ellos. No s¨¦ lo que dir¨¢ Zapatero, o lo que habr¨¢ dicho, pero yo renunciar¨ªa a esa entrevista. Va siendo hora de que la izquierda -si Zapatero lo es- comience a tomar forma propia.
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