'Las palabras son la poes¨ªa de la m¨²sica'
No disimula su perplejidad ante lo que es un acontecimiento en el campo de la m¨²sica barroca. Si a Cecilia Bartoli le hubieran dicho que The Vivaldi album se iba a convertir en un ¨¦xito de ventas no se lo habr¨ªa cre¨ªdo. Pero a todo esfuerzo le llega su recompensa y esa perla exquisita que sac¨® hace dos a?os, con arias de ¨®pera del compositor italiano nacido en 1678 y muerto en 1741, llevaba detr¨¢s muchas horas de excavaci¨®n intelectual y luz con flexos en bibliotecas en busca de partituras que sorprendieran. Ah¨ª est¨¢n ahora las cifras -m¨¢s de medio mill¨®n de copias vendidas-; los premios -11, entre ellos, un grammy a la mejor interpretaci¨®n vocal-; el entusiasmo... Todo es el fruto de la magia que desped¨ªa y despide ese disco, grabado en colaboraci¨®n con el grupo italiano Il Giardino Armonico y el Arnold Sch?nberg Choir que cre¨® Nikolaus Harnoncourt.
Ahora repite la experiencia
con otro compositor, Christoph Willibald Gluck (1714-1787), y otra orquesta, la Akademie f¨¹r Alte Musik de Berl¨ªn, para Gluck, italian arias, otra joya discogr¨¢fica de la cantante romana, seg¨²n muchos la mejor mezzosoprano del mundo hoy, experta en Rossini e insuperable en Mozart, que no se conforma con los laureles y las pompas y que sabe que el apelativo de diva en estos tiempos implica unos sacrificios art¨ªsticos que ella se gana a pie de obra.
Con estos dos discos y las giras que realiza basadas en el repertorio barroco, Bartoli, en¨¦rgica y atrevida, quiere llamar la atenci¨®n sobre algo: 'La importancia de las palabras', dice en conversaci¨®n telef¨®nica desde Tolouse (Francia). 'En el siglo XIX tenemos grandes compositores. La m¨²sica de Verdi es fant¨¢stica, pero su concepci¨®n se volvi¨® m¨¢s interesante que lo que dec¨ªan. Para un cantante son muy importantes las palabras, si no, ?c¨®mo puedes proyectar tu mensaje sin poes¨ªa?', se pregunta.
Y eso es algo que ha encontrado en las piezas de Gluck y Vivaldi, la poes¨ªa de textos escritos por Pietro Metastasio, uno de los libretistas m¨¢s grandes del siglo XVIII, tanto para las arias del disco de Gluck como para alguna de las ¨®peras que recoge Bartoli en el de Vivaldi, como L'Olimpiade. En ambos casos se logra una fusi¨®n sobrenatural. 'La colaboraci¨®n entre m¨²sico y poeta es ¨²nica. Una cosa est¨¢ a la altura de la otra. Al principio, el poeta desconfiaba de Gluck, no entend¨ªa su concepci¨®n de la armon¨ªa, le parec¨ªa extra?a, pero luego supo apreciarlo', afirma la cantante.
No va a dejar sus investigaciones Cecilia Bartoli. Ocupar¨¢n gran parte de su futuro. Le robar¨¢ tiempo a los montajes de ¨®pera. 'S¨®lo hago dos nuevas producciones al a?o', dice. Esta temporada toca acudir al Covent Garden de Londres con Haydn y Orfeo y Euridice. 'Es una producci¨®n que no se pudo estrenar en Londres en su ¨¦poca por problemas financieros, lo mismo que pasa muchas veces ahora. Y he querido aparecer en el Covent Garden con algo especial', asegura.
Va poco a poco en una carrera en la que hay que concentrarse mucho y bien para saltar los obst¨¢culos. Ahora prepara con cuidado un nuevo disco sobre los castrados. 'Quiero adentrarme en estos personajes que en el siglo XVIII hicieron evolucionar tanto la m¨²sica, como Farinelli y su hermano, que era un gran compositor y que cre¨® grandes piezas para ¨¦l', anuncia. 'Pretendo que sea un viaje de 70 minutos a la era de los castrati, que tuvieron una gran presencia en Espa?a, por ejemplo'.
En estos trabajos, Bartoli ha
encontrado una gran arma para captar nuevos p¨²blicos: 'Hay mucha gente joven interesada en el barroco. Su estructura hace que puedas entender bien todo el desarrollo musical y eso atrae nuevos p¨²blicos, es una m¨²sica natural'. Y as¨ª, natural, es como ella considera la posici¨®n de Gluck en la historia de la m¨²sica: 'Es un puente entre Vivaldi y Mozart', afirma.
Ocurre que estos dos ¨²ltimos son, junto a Rossini, tres de sus favoritos. Bartoli les define y les coloca en su mundo. 'Empec¨¦ con Rossini. Me da mucha suerte. Tambi¨¦n me daba miedo porque es un gran conocedor de la voz y elegirle es un gran reto para la t¨¦cnica, porque es ¨²nico y va bien al ser algo muy sano para la voz y para el alma'.
De Mozart a?ade: 'T¨¦cnicamente puedes controlar muy bien con ¨¦l la respiraci¨®n y el fraseo. Es otra dimensi¨®n, es lo m¨¢s cercano a la levitaci¨®n que conozco. Con su m¨²sica he sentido mis pies alzarse de la tierra'. Y cree que Cos¨¬ fan tutte, una de las tres ¨®peras que Mozart compuso con libreto de Lorenzo da Ponte, que se representa estos d¨ªas en el Teatro Real de Madrid y que ella ha cantado varias veces, es su obra maestra, por encima de Las bodas de F¨ªgaro o Don Giovanni, las otras piezas de Mozart con texto del italiano: 'Est¨¢ muy lejos de la ¨®pera bufa en contra a lo que se cree. Se vuelve algo muy triste. Los personajes no tienen escapatoria, ni oportunidad para nada, no pueden volver a su mundo de inocencia. Es todo un sarcasmo y te da una lecci¨®n que no desear¨ªas aprender'.
A Espa?a le gustar¨ªa volver pronto. Le propusieron debutar en el Teatro Real con La cenicienta, de Rossini, una pieza que se pudo escuchar al final de la temporada pasada, pero no le cuadraron las fechas con una gira estadounidense. 'Me encantar¨ªa que fuese una de las paradas de mi recorrido de recitales el pr¨®ximo a?o', dice. Habr¨¢ que tomarle la palabra.
La cantante exquisita
EL REINO de las mezzosopranos hoy, pocas le hacen sombra. Est¨¢n las Von, es decir, Anne Sophie von Otter y Frederica von Stade, pero cualquier fan¨¢tico de Cecilia Bartoli las pondr¨ªa en segundo plano. La cantante romana, formada en el Conservatorio Santa Cecilia, esa instituci¨®n secular, es la de la voz audaz y exquisita, con repertorio reducido, casi de capricho, pero incontestable. Trabaj¨® en sus comienzos con Herbert von Karajan, Daniel Barenboim y Nikolaus Harnoncourt. De todos sac¨® grandes lecciones. Karajan la adentr¨® en Bach; Barenboim, en el ciclo de ¨®peras de Mozart con libretos de Lorenzo da Ponte: Don Giovanni, Las bodas de F¨ªgaro y Cos¨¬ fan tutte, que la han colocado en el olimpo. S¨®lo ha realizado 10 grabaciones de ¨®peras completas, en las que ha incluido Armida, de Haydn, y Rinaldo, de Haendel, por ejemplo, con lo que se aleja de las carreras alocadas en ese campo y quiere dejar su sello especial, particular, de aportaci¨®n novedosa.
La de los recitales es una faceta en su carrera crucial que cuida con esmero. Para ellos ha sido acompa?ada al piano por primeras figuras, desde Barenboim hasta Andr¨¢s Schiff o James Levine. Sus grupos elegidos para grabar, actuar, dar giras, tambi¨¦n son del m¨¢ximo nivel. En el caso de su aportaci¨®n crucial al barroco ha colaborado con el Concentus Musicus de Viena, el grupo pionero de Harnoncourt de la llamada Corriente Aut¨¦ntica, volcada en las interpretaciones fieles a su tiempo, con instrumentos de ¨¦poca que se cre¨® en la d¨¦cada de los cincuenta. Tambi¨¦n est¨¢n en su curr¨ªculo Il Giardino Armonico, con el que grab¨® The Vivaldi album, la Akademie f¨¹r Alte Musik, de Berl¨ªn, con quien ha realizado la edici¨®n del disco de Gluck y Les Arts Florissants. En fin, que no se codea con cualquiera.
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