ETA tomada en serio

'Si el PNV apuesta por el Estatuto, ETA sabr¨¢ que est¨¢ definitivamente derrotada', declaraba el 26 de noviembre el ex portavoz parlamentario de ese partido Emilio Guevara, actualmente expedientado por sus cr¨ªticas a la l¨ªnea soberanista. Por su parte, el bolet¨ªn interno de ETA de septiembre pasado admit¨ªa (seg¨²n la versi¨®n del mismo ofrecida por el diario Gara el 8 de octubre) el 'fracaso' de su estrategia de frente nacionalista (llamada 'de construcci¨®n nacional') y, sin renunciar a ella, insinuaba la posibilidad de regresar a la de la 'negociaci¨®n con los Estados'. As¨ª pues, ?est¨¢ en manos del nacionalismo vasco no violento la posibilidad de derrotar a ETA dej¨¢ndola sin posibilidad de desplegar una estrategia de frente nacionalista? ?Tiene ETA la posibilidad de volver a una estrategia de negociaci¨®n?

La abundante literatura sobre ETA publicada en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas ha indagado sobre todo en su historia (sus asambleas, escisiones, actividades), pero apenas en el an¨¢lisis de su estrategia: en la relaci¨®n entre los objetivos pol¨ªticos que proclama y los medios terroristas que practica. En otras palabras, apenas hay estudios que se tomen en serio a ETA, sin por ello creerla bajo palabra, como hicieron en su momento los devotos del di¨¢logo a cualquier precio. El ensayo de Pedro Ibarra sobre La evoluci¨®n estrat¨¦gica de ETA (Kriselu, 1987) fue el primer intento de llenar ese hueco. Los libros de Florencio Dom¨ªnguez Iribarren (ETA: Estrategia organizativa y actuaciones, editada por la Universidad del Pa¨ªs Vasco, y De la negociaci¨®n a la tregua, por Taurus, ambos de 1998) ofrecieron los an¨¢lisis mejor documentados y m¨¢s solventes hasta el momento aparecidos sobre la cuesti¨®n. En parecido nivel de rigor e inter¨¦s se sit¨²a esta obra de S¨¢nchez Cuenca.

Su enfoque es anal¨ªtico. Parte de la premisa de que ETA es un actor racional: que utiliza los medios que considera m¨¢s eficaces para alcanzar fines pol¨ªticos. Esa racionalidad explicar¨ªa, por ejemplo, por qu¨¦ ETA ataca a los ertzainas para presionar al PNV, pero se abstiene de atentar directamente contra los miembros de ese partido. Otras decisiones, como la de disparar contra los gendarmes franceses, encajan mal en esa premisa y dejan espacio para hip¨®tesis alternativas, como la de la inercia organizativa, que llevar¨ªa a ETA a la b¨²squeda incesante de nuevos enemigos a fin de garantizar su propia perpetuaci¨®n. Una hip¨®tesis intermedia ser¨ªa la que reconoce que ETA act¨²a por m¨®viles pol¨ªticos, pero condicionada por la necesidad de justificar su recurso a la violencia: su fin es la independencia-alcanzada-por-las-armas; si no es por esa v¨ªa, el fin no interesa, y ese condicionante afecta a la racionalidad de sus comportamientos.

El autor distingue tres estra-

tegias sucesivas: la de la espiral acci¨®n-represi¨®n-acci¨®n, que funcion¨® durante el franquismo como mecanismo de concienciaci¨®n y radicalizaci¨®n en una perspectiva de insurrecci¨®n nacional; la de la guerra de desgaste, mantenida desde los inicios de la transici¨®n hasta fines de los noventa, y cuyo objetivo era obligar al Estado a negociar las exigencias de ETA; y la del frente nacionalista plasmada en el acuerdo de Lizarra.

La tesis central del ensayo es que, una vez abandonada la esperanza de la negociaci¨®n con el Estado, si tambi¨¦n fracasa definitivamente Lizarra, para lo que es preciso que el PNV decida enfrentarse a ETA, el terrorismo se quedar¨¢ sin estrategia. Podr¨¢ seguir actuando durante un periodo, pero ya como los GRAPO: convertida en una banda residual, sin apoyos sociales ni fines pol¨ªticos definidos y abocada a la autodisoluci¨®n. El objetivo no ser¨ªa convencer a ETA (mediante incentivos) de que desista, sino derrotarla pol¨ªticamente, lo que se consigue dej¨¢ndola sin estrategia. A quien hay que convencer es al PNV: de que le conviene enfrentarse a ETA.

El libro incluye, a modo de ep¨ªlogo, un modelo de soluci¨®n que plantea un procedimiento para hacer posible ese convencimiento. La propuesta, formulada en t¨¦rminos de teor¨ªa de juegos, consiste b¨¢sicamente en sellar ahora un compromiso por el que, a cambio de su beligerancia contra ETA, las fuerzas constitucionalistas ofrecen al PNV abrir una v¨ªa de acceso a la independencia a aplicar cuando ETA haya desaparecido. Por supuesto, con garant¨ªas de mayor¨ªa cualificada, respeto a las minor¨ªas, etc¨¦tera. Una posible objeci¨®n es que el planteamiento toma demasiado en serio la deriva soberanista del PNV (como si fuera algo irreversible y no un giro motivado por razones coyunturales). Puede pensarse, alternativamente, que el PNV se ver¨¢ abocado en todo caso a enfrentarse a ETA, por instinto de conservaci¨®n (del poder); la din¨¢mica de ese enfrentamiento (colaboraci¨®n con las fuerzas de seguridad del Estado, alianzas con partidos no nacionalistas en las instituciones) favorecer¨¢ su regreso al autonomismo; abrir ahora expectativas soberanistas, contradictorias con la pluralidad de la sociedad vasca, reforzar¨ªa a los sectores m¨¢s radicales del PNV e interferir¨ªa en ese viaje de regreso.

Esas objeciones no afectan al contenido esencial del an¨¢lisis. La guerra de desgaste mantenida por ETA durante 20 a?os es objeto de un minucioso escrutinio en el que se demuestra, por ejemplo, el pernicioso efecto de la obsesi¨®n por el di¨¢logo, generalmente interpretada por ETA como ocasi¨®n para redoblar sus ofensivas. La ruptura de esa din¨¢mica a mediados de los noventa fue lo que convenci¨® a ETA de que nunca lograr¨ªa imponer la negociaci¨®n en nombre de la cual asesinaba. Podr¨ªa a?adirse que el pacto antiterrorista ha anulado la hip¨®tesis de que un cambio de mayor¨ªa le permitiera regresar a la estrategia de pulso por la negociaci¨®n. La alternativa fue, y es todav¨ªa para ETA, Lizarra: un proyecto de imponer, en alianza con los otros nacionalistas, ciertas medidas pol¨ªticas que hagan avanzar la causa independentista hasta un punto en el que al Estado no le quede m¨¢s remedio que convalidar la nueva situaci¨®n de hecho. Pero esa estrategia exige la participaci¨®n activa del nacionalismo no violento y, simult¨¢neamente, la coacci¨®n sobre la mitad no nacionalista de la poblaci¨®n, lo que plantea al PNV serios dilemas pol¨ªticos (adem¨¢s de morales).

Esa entrada en liza de un ter-

cer actor en la pugna entre ETA y el Estado es una oportunidad para ETA, pero tambi¨¦n para derrotarla. ETA se mantendr¨¢, sostiene el autor, mientras considere que hay al menos una peque?a posibilidad de alcanzar sus fines. Pero si, por una parte, el PNV no colabora y, por otra, la banda encuentra cerrado su repliegue hacia la negociaci¨®n con el Gobierno, ETA, actor racional, no tendr¨¢ m¨¢s remedio que pactar su retirada en t¨¦rminos de paz por presos. Resulta muy interesante el cap¨ªtulo sobre la psicolog¨ªa organizativa de ETA, en el que se profundiza en la distinci¨®n entre la mentalidad mili (de ETA militar) y la poli-mili, y, en relaci¨®n con ello, en los contradictorios efectos de la pol¨ªtica de reinserci¨®n en el caso de la ¨²nica ETA que subsiste, que sirve a la vanguardia para librarse de cualquier disidencia interna sin gran coste organizativo. Ello garantiza la presencia al frente de la direcci¨®n de los m¨¢s dogm¨¢ticos de cada momento. As¨ª, el umbral de resistencia de ETA en la guerra de desgaste no ser¨¢ el de la mayor¨ªa de sus miembros, sino el del sector m¨¢s intransigente de cada generaci¨®n de activistas. El sistema organizativo cerrado favorece el blindaje frente a los datos de la realidad y a los argumentos ajenos, lo que ha hecho fracasar cualquier intento de di¨¢logo seg¨²n el modelo que fue v¨¢lido para los poli-milis. La incidencia de la movilizaci¨®n de Ermua en el acercamiento del PNV a ETA, los motivos del fracaso del Plan Ardanza, la incidencia de los resultados electorales de 1998 y 1999 en la ruptura de Lizarra, el significado de la violencia callejera para establecer fronteras comunitarias entre los ciudadanos son otros temas analizados con mucha inteligencia en esta obra exhaustivamente documentada, muy bien argumentada y de gran utilidad para ciudadanos preocupados, en general, y para periodistas y pol¨ªticos desanimados, en particular.