El concurso como paisaje
LA FORMA Y FUNCIONES que han adquirido la cultura y la literatura en los ¨²ltimos 25 a?os forman un paisaje agradable, autosatisfecho, sin tensiones que, de tanto verlo, y como pasa con todos los paisajes tranquilos, no se ve. Dentro de ese paisaje cultural, una parcela importante y determinante ha sido el megaconcurso literario. Asistir al nacimiento de uno nuevo puede posibilitar una desautomatizaci¨®n del fen¨®meno megaconcurso. As¨ª que me voy a Torrevieja, Alicante, desde donde les saludo.
Hola. Hace un fr¨ªo que pela y, paralelamente, se falla el I Premio de Novela de Ciudad de Torrevieja, organizado por el Ayuntamiento hom¨®nimo. Son 60 kilos. En el momento de la convocatoria fue el concurso mejor dotado del biotopo. Durante los segundos que tard¨® Planeta en subir el suyo a 100 kilos, un lote de mantas y una bella estatuilla. Pese a eso, la cosa sigui¨® adelante. Llegaron 260 novelas. Una cincuentena de Am¨¦rica. Lo cual orienta sobre el papel de los concursos. Son el mercado. Un mercado que modula incluso ofertas y demandas americanas. EL dossier facilitado a los chicos de la prensa explica que en las novelas recibidas prima el g¨¦nero polic¨ªaco, es decir, la novela con cad¨¢ver, y novelas con un 'gran componente l¨ªrico', es decir, la cosa sentimental. Dos buenas descripciones del 90% de nuestras novelas. Y el ciento por ciento de las novelas premiadas en megapremios. Los concursos modulan tambi¨¦n tendencias.
Empieza el cenorrio que rodea a todo megaconcurso hispano. Somos 500 invitados comiendo como limas. El p¨²blico de concurso literario hispano siempre tiene el aspecto de haber sido alquilado en una granja donde se cr¨ªa p¨²blico de concurso literario hispano. La novedad del premio permite hoy una mejor visualiaci¨®n de ese p¨²blico inconcreto. El 50% es cosa del Ayuntamiento de Torrevieja, que ha invitado a todo su Gotha. Brilla con luz propia una chica que quita el hipo y que lleva una banda con la bandera espa?ola. O es la reina de las fiestas o es una escritora org¨¢nica con el uniforme de esta d¨¦cada. El otro 50% es cosa de Plaza & Jan¨¦s, la editorial que no paga los 60 millones, pero edita el libro que, por cierto, tendr¨¢ una tirada de, guau, 100.000 ejemplares. Ese 50% se divide en escritores de la submodalidad a) -han venido en avi¨®n- y de la submodalidad b) -han venido en tren-, agentes y periodistas. Los periodistas, unos 300, sabemos el nombre del ganador. En el Planeta se puede pensar que la ausencia de iron¨ªa del periodista ante ese hecho puede tener relaci¨®n con el regalazo que te hacen unas horas antes. No obstante, es posible cuestionar esa relaci¨®n. Aqu¨ª, de hecho, nos han dado un anorak y un disco de habaneras, dos objetos con los que no se puede sobornar ni a un cr¨ªtico pastum. Lo que invita a pensar que los periodistas somos sensibles al s¨ªndrome de Estocolmo. Es decir, a dejarnos influenciar por el entorno. El entorno es una cultura sin malos rollos. Que incluso puede penalizar el mal rollo.
El acto est¨¢ presidido por el alcalde de Torrevieja. Lo m¨¢s usual, empero, hubiera sido que el presi de la Comunidad Valenciana hubiera presidido el acto. Pero estaba presidiendo otro acto. Para demostrar al mundo su incomodidad ante este acto. Incomodidad: en Alicante existe otro megapremio, el Premio Azor¨ªn, otorgado por la Diputaci¨®n. Tambi¨¦n del PP. Quiz¨¢ la ausencia de Zaplana ilustra una cultura institucional, donde la cultura y las instituciones est¨¢n tan pr¨®ximas que es dif¨ªcil insertar otro premio y otra instituci¨®n donde ya hay otro premio con otra instituci¨®n ad hoc. Finaliza el cenorrio. Discursos. Las c¨¢maras de televisi¨®n rodean la tribuna. Est¨¢n todas las teles, menos Al-Jezzi. Lo cual puede ilustrar que los premios solventan el problema de publicitar un libro. Se abre una plica. Gana el ganador. Aplausos. Agradecimientos y sinopsis. Habla el alcalde, que explica las razones que han llevado a su instituci¨®n a crear un premio. Son cuatro. Igual dibujan una idea de cultura. Ah¨ª van. 1. diferenciar su instituci¨®n -'diferenciar una ciudad tur¨ªstica de otra del Sol de Espa?a'-; 2. hacer nacionalismo institucional -o 'defender la lengua espa?ola', que junto con el mandar¨ªn, el ingl¨¦s y los tacos es, por cierto, una de las formas verbales menos amenazadas de la V¨ªa L¨¢ctea-; 3. hacer del concurso 'el eje de nuestra cultura junto con el Festival Polif¨®nico de la Habanera', y 4. 'descubrir' de paso 'al gran escritor del siglo XXI'.
El candidato a gran escritor del siglo XXI explica en rueda de prensa de megaconcurso que se enter¨® de lo del premio cuando lo de la plica. Un miembro del jurado explica que la novela 'gan¨® por mayor¨ªa' y que el resto de deliberaciones del jurado 'es un secreto'. Luego nos vamos pitando a tomarnos un cop¨®n, que hay barra libre a gog¨®. Corre el rumor de que una se?orita que est¨¢ con nosotros y que baila de pel¨ªcula es una ex azafata del 1, 2, 3, otro concurso. Torrevieja, por cierto, se hizo famosa porque era el pueblo de los apartamentos que daban en el 1, 2, 3 cuando el 1, 2, 3. El buen rollo c¨®smico que en los setenta aportaba el 1, 2, 3 igual en el siglo XXI lo aporta la cultura.
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