Un delito en auge en Am¨¦rica Latina

El secuestro es el delito del siglo XXI. En pa¨ªses subdesarrollados, con aparatos de justicia d¨¦biles y deficientes, con polic¨ªas corruptos y con precaria situaci¨®n econ¨®mica, este delito est¨¢ en auge.

Pero no es s¨®lo un problema de Colombia, que con 4.000 secuestros al a?o sin duda es el campe¨®n mundial en este crimen. Guatemala y

El Salvador ya tienen ¨ªndices de secuestro proporcionalmente mayores a los de Colombia. Y M¨¦xico, a pesar de lo escondido que tienen las cifras, va por el mismo camino, al igual que Brasil.

Lo grave del asunto es que mientras esos Estados no asuman este delito como una verdadera amenaza a la estabilidad social, pol¨ªtica y econ¨®mica del pa¨ªs, no dedican los esfuerzos necesarios a combatirlos,

y cuando lo hacen ya es demasiado tarde.

El secuestro es un delito f¨¢cil de investigar. Deja muchas huellas, pues generalmente requiere de la cooperaci¨®n de alguien en el entorno de la v¨ªctima y exige innumerables contactos con los delincuentes durante la negociaci¨®n. En un principio, si hay prontitud y eficacia en las autoridades, las bandas de delincuentes son f¨¢ciles de perseguir. Pero muy pronto, con las fortunas que logran hacer, ¨¦stas, poco a poco, se van profesionalizando hasta convertirse en verdaderas organizaciones criminales casi imposibles de desbaratar. La experiencia de Colombia deber¨ªa ser un ejemplo de lo que no deben hacer los pa¨ªses que ya tienen este problema. Desafortunadamente, al ser el secuestro un delito que genera gran alarma social, por cuestiones de imagen, los Gobiernos prefieren ocultar la realidad y por ende no dedican los recursos financieros, policiales y judiciales necesarios para combatirlo. De ah¨ª que s¨®lo se pueda esperar que en pocos a?os en Am¨¦rica Latina el secuestro sea un mal end¨¦mico sin soluci¨®n a la vista.