El lenguaje malsonante
El Libro de estilo de este peri¨®dico ha venido gozando de un importante ¨¦xito editorial. Est¨¢ a punto la decimoquinta edici¨®n desde que se imprimiese por vez primera en noviembre de 1977. No s¨®lo es un c¨®digo interno de actuaci¨®n profesional, sino que su difusi¨®n supone un compromiso p¨²blico ante los lectores, muchos de los cuales lo conocen y lo invocan.
El Libro de estilo se abre con un cat¨¢logo de 'Principios', es decir, de normas fundamentales para este peri¨®dico, entre ellas una que trata de expulsar de las p¨¢ginas de EL PA?S las que denomina expresiones malsonantes: 'Las expresiones vulgares, obscenas o blasfemas est¨¢n prohibidas. Como ¨²nica excepci¨®n a esta norma, cabe incluirlas cuando se trate de citas textuales y, aun as¨ª, siempre que procedan de una persona relevante, que hayan sido dichas en p¨²blico o est¨¦n impresas y que no sean gratuitas. Es decir, s¨®lo y exclusivamente cuando a?adan informaci¨®n', y prosigue: 'Una palabrota pronunciada durante una entrevista no justifica su inclusi¨®n en el texto, cualquiera que sea la persona que la emiti¨®'.
La norma es tan rotunda y, afortunadamente, tan severa que deja escaso margen a la duda o a la interpretaci¨®n y, sin embargo, el Defensor ha advertido una cierta tendencia a salpicar las p¨¢ginas con lenguaje grosero.
Se escriben tacos con peligroso parecido a como se sueltan en el lenguaje hablado. Lo peor es que la palabrota tenga, adem¨¢s, cierto car¨¢cter de burla para personas concretas.
El pasado martes, en la secci¨®n de Deportes, se public¨® una informaci¨®n titulada 'El regreso de 'Rafa, no me jodas'. Se hablaba all¨ª de Rafael Guerrero Alonso, un ¨¢rbitro asistente que adquiri¨® notoriedad el 30 de septiembre de 1996, cuando advirti¨® al ¨¢rbitro del partido Zaragoza-Barcelona de una agresi¨®n entre dos jugadores que supon¨ªa la sanci¨®n con penalti y la expulsi¨®n del agresor. Lo malo fue que las c¨¢maras de televisi¨®n, adem¨¢s de grabar el di¨¢logo entre el ¨¢rbitro y el asistente, demostraron que ¨¦ste se hab¨ªa equivocado.
En la misma informaci¨®n se recordaba que Guerrero Alonso sufri¨® un calvario a partir de aquel momento. En un partido del domingo pasado parece que cometi¨® otro error, muy aireado, que daba pie a la informaci¨®n de marras.
?Tiene sentido llevar a un titular una expresi¨®n como m¨ªnimo de burla y sustituir el nombre de alguien por un remoquete que, sin duda, mortifica a su destinatario? En el texto se da por sentado -sin que nada avale tal afirmaci¨®n- que desde aquel aciago incidente a Guerrero Alonso se le conoce con esta expresi¨®n, innecesariamente burlona.
Santiago Segurola, redactor jefe de la secci¨®n de Deportes, ha admitido abiertamente que se trata de un doble exceso, por el lenguaje malsonante y por el tono desde?oso para el afectado.
Un exceso 'de libro'
Estos excesos en el lenguaje malsonante y sin sentido tuvieron una especie de apoteosis el domingo d¨ªa 9, en la entrevista a Jos¨¦ Miguel Monz¨®n, Gran Wyoming: 'El mundo ha sido hecho para joderme'. 'Cuando todo lo que se hace te toca los cojones'. 'Me entraron ganas de repartir unas cuantas hostias'. Estas tres perlas adornaban el texto de la conversaci¨®n que mantuvo con Karmentxu Mar¨ªn.
Si el Libro de estilo establece que 'una palabrota pronunciada durante una entrevista no justifica su inclusi¨®n en el texto, cualquiera que sea la persona que la emiti¨®', y si la ¨²nica excepci¨®n que se admite es que, en un momento dado, expresiones de este tipo 'a?adan informaci¨®n', es f¨¢cil concluir que el hecho de que Gran Wyoming utilizase ese lenguaje durante su conversaci¨®n resulta perfectamente irrelevante a la hora de volcarlo en el peri¨®dico.
Un lector se dirigi¨® al Defensor en tono muy lac¨®nico: copi¨® las tres frases y antepuso esta exclamaci¨®n: '?Qu¨¦ perfil!'.
Por cierto que la norma que el peri¨®dico se ha dado a s¨ª mismo con tanto rigor alcanza a todos sus contenidos, no s¨®lo a los informativos, y la plaga del lenguaje malsonante llega con alguna frecuencia a las columnas de opini¨®n. All¨ª puede tener sentido en un momento determinado, como rigurosa excepci¨®n y siempre que la inteligencia y el buen sentido de quien firme lo encaje de tal manera que resulte aceptable en el contexto.
Es posible que el lenguaje chabacano que inunda muchos programas de la mayor¨ªa de las cadenas de televisi¨®n -donde toda la vulgaridad imaginable tiene asiento y, al parecer, audiencia- est¨¦ provocando un efecto contagioso que la palabra escrita en el peri¨®dico debe rechazar con energ¨ªa.
En este terreno, la prensa escrita puede servir de freno -frente a la fuerza expansiva de la imagen televisada- a una corriente de mal gusto que parece anegar buena parte de las manifestaciones p¨²blicas en nuestro pa¨ªs con pavorosa impunidad.
No se trata de promover la excelencia. Basta con ayudar a que no se esfume un m¨ªnimo decoro.
Decoro que, aunque de forma involuntaria, puede perderse, incluso, en los anuncios por palabras.
En la secci¨®n de L¨ªnea Er¨®tica se public¨® el siguiente texto: 'COJA. Pero muy morbosa. Peque?a deformaci¨®n p¨¦lvica. Pago yo. 130 pesetas minuto'.
Se trata de un anuncio para adultos de los que ofrecen una conversaci¨®n telef¨®nica con cargo a quien marca el n¨²mero.
Desde C¨¢ceres, un lector, que pide no ser identificado, ha hecho llegar el estupor y la repugnancia que le produjo el texto.
Las dos sensaciones las comparten el Defensor y el director de Publicidad, Ricardo Casillas, que orden¨® la retirada inmediata de un texto que, lamentablemente, se col¨® entre la mara?a de reclamos publicitarios.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o telefonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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