Investigaci¨®n en c¨¦lulas madre humanas: presente y ?futuro?
Los autores piden que se proh¨ªba la clonaci¨®n reproductiva, pero que se permita investigar con embriones humanos congelados, de forma que se avance hacia la clonaci¨®n terap¨¦utica
La obtenci¨®n de c¨¦lulas madre embrionarias humanas ha abierto un enorme campo de investigaci¨®n con posibilidades terap¨¦uticas antes inimaginables. Nace as¨ª lo que se ha dado en llamar 'medicina regenerativa'. El fundamento de esta nueva medicina es utilizar las c¨¦lulas madre embrionarias humanas, dado que (al menos te¨®ricamente) son capaces de generar cualquier tipo de c¨¦lula de nuestro organismo, para reemplazar las c¨¦lulas da?adas o enfermas de un paciente. Un n¨²mero muy elevado de enfermedades hasta ahora incurables podr¨ªan beneficiarse de este tratamiento, y de ah¨ª la gran importancia de hacer avanzar esta l¨ªnea de investigaci¨®n.
El problema t¨¦cnico fundamental a que nos enfrentamos para desarrollar este tipo de tratamientos es que todav¨ªa no sabemos c¨®mo hacer que una c¨¦lula madre embrionaria humana se diferencie espec¨ªficamente en la c¨¦lula que queremos, ya sea una c¨¦lula cardiaca o una neurona. La impresi¨®n general es que a¨²n quedan varios a?os hasta que se descubran los tratamientos adecuados a que hay que someter a las c¨¦lulas madre en el laboratorio para que generen el tipo de c¨¦lula especializada que se busca. Como es l¨®gico, esto presupone que la investigaci¨®n en esta l¨ªnea est¨¦ permitida y que se conceda suficiente financiaci¨®n para la misma, ya que todav¨ªa se requiere un esfuerzo herc¨²leo de investigaci¨®n, tanto b¨¢sica como aplicada, antes de que pueda pensarse siquiera en utilizar la medicina regenerativa en pacientes.
'La financiaci¨®n privada ha estado detr¨¢s de la mayor¨ªa de las l¨ªneas celulares humanas'
'Hemos propuesto crear un comit¨¦ que asesore al Parlamento y al Gobierno'
Los cient¨ªficos hemos trabajado con c¨¦lulas madre embrionarias de rat¨®n desde principios de los a?os ochenta. Este tipo de investigaciones experiment¨® un giro cualitativo en 1998, cuando se aislaron por primera vez c¨¦lulas madre pluripotentes humanas. En ese momento, como consecuencia del miedo a la experimentaci¨®n con embriones humanos en general, la mayor¨ªa de pa¨ªses ten¨ªan estrictas leyes sobre reproducci¨®n asistida que prohib¨ªan la generaci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n. Los dos puntos extremos de estas legislaciones pueden ejemplificarse en Alemania (donde las prohibiciones son absolutas y cualquier menci¨®n a la eugenesia despierta recuerdos de un pasado nazi que nadie quiere volver a experimentar) e Israel (donde la religi¨®n jud¨ªa, en la que no se considera persona al embri¨®n no implantado, es extraordinariamente influyente en la normativa legal, que, por tanto, es, a este respecto, extremadamente permisiva).
En un punto intermedio se situaba EE UU, con una reglamentaci¨®n que era vista por muchos como claro exponente de la doble moral que impera en la pol¨ªtica americana: se permit¨ªa que la investigaci¨®n p¨²blica trabajara con c¨¦lulas madre humanas, pero ¨¦stas deb¨ªan ser obtenidas por laboratorios privados o no americanos. Como consecuencia de esta normativa, la financiaci¨®n privada ha estado detr¨¢s de la mayor¨ªa de las l¨ªneas de c¨¦lulas madre humanas obtenidas hasta la fecha, lo que ha hecho que la utilizaci¨®n de estas l¨ªneas est¨¦ patentada y sujeta a estrechas restricciones de propiedad intelectual.
Es previsible que, pese a las limitaciones legales o administrativas, nuestro conocimiento sobre c¨®mo diferenciar una c¨¦lula madre embrionaria en cada tipo celular especializado aumente en los pr¨®ximos a?os, y de esta forma seamos capaces de empezar a utilizar tratamientos para los pacientes en la pr¨®xima d¨¦cada. Cuando empiece a aplicarse esta medicina regenerativa, desaparecer¨¢ uno de los grandes problemas asociados al trasplante de ¨®rganos: la escasez de donaciones comparada con la demanda. Sin embargo, seguiremos enfrent¨¢ndonos con el problema de la incompatibilidad de tejidos y el rechazo, puesto que las c¨¦lulas trasplantadas al paciente no son gen¨¦ticamente iguales a las suyas. Una estrategia que se ha propuesto para solucionar este punto es la generaci¨®n de c¨¦lulas madre embrionarias gen¨¦ticamente id¨¦nticas al paciente, m¨¢s conocida como clonaci¨®n terap¨¦utica, o terapia de sustituci¨®n celular mediante transferencia nuclear. La transferencia nuclear es la t¨¦cnica que permiti¨® la clonaci¨®n de Dolly, mediante la que el n¨²cleo de una c¨¦lula diferenciada adulta es introducido en un ¨®vulo no fertilizado (al que se ha desprovisto de su n¨²cleo) para que se lleve a cabo su reprogramaci¨®n. De esta manera se obtendr¨ªa un blastocisto cl¨®nico, del que se derivar¨ªan c¨¦lulas madre gen¨¦ticamente id¨¦nticas al paciente. Con esta estrategia, el problema del rechazo desaparecer¨ªa, puesto que se generar¨ªan c¨¦lulas madre para cada paciente, de las que se diferenciar¨ªan espec¨ªficamente las c¨¦lulas necesarias para su propio trasplante, y sustituir as¨ª las que est¨¢n da?adas.
Las limitaciones impuestas a la investigaci¨®n p¨²blica en EE UU van a terminar de desplazar una gran parte de estas actividades al sector privado. Las compa?¨ªas biotecnol¨®gicas est¨¢n apostando de forma claramente decidida por ponerse a la cabeza de estas investigaciones, y ser ellas las que obtengan, pongan a punto y comercialicen despu¨¦s los nuevos tratamientos revolucionarios. Se est¨¢ hablando de muchos billones de d¨®lares de ingresos en un mercado que est¨¢ sufriendo una clara recesi¨®n ante la falta de nuevos productos y f¨¢rmacos. En este contexto deben enmarcarse los recientes hallazgos de la empresa americana Advanced Cell Technology. En un trabajo en el que se tiene un especial cuidado en detallar la meticulosidad de las consideraciones ¨¦ticas, investigadores de esta compa?¨ªa han hecho p¨²blico el primer ensayo de transferencia nuclear en humanos. Aunque los experimentos han tenido resultados negativos, puesto que los embriones no se han llegado a desarrollar m¨¢s all¨¢ de seis c¨¦lulas, han sido recibidos con la publicidad y sensacionalismo que, desde el nacimiento de Dolly, suele acompa?ar a la clonaci¨®n reproductiva. La gran lacra que ha dificultado el progreso del clonado terap¨¦utico ha vuelto a manifestarse en este caso en su m¨¢xima expresi¨®n. Unos resultados que por s¨ª mismos no suponen avance cient¨ªfico alguno han sido voceados a los cuatro vientos y han causado p¨¢nicos infundados en una sociedad que parece estar perdiendo su esp¨ªritu cr¨ªtico. De nuevo se ha vuelto a mezclar el clonado reproductivo con el terap¨¦utico. Mientras el primero busca crear un ser gen¨¦ticamente id¨¦ntico a otro, el clonado terap¨¦utico persigue obtener c¨¦lulas madre gen¨¦ticamente id¨¦nticas a un paciente, que puedan ser usadas para su curaci¨®n sin causar rechazo en el mismo. Esta desinformaci¨®n puede poner en peligro el progreso cient¨ªfico en este campo durante a?os. De hecho, George W. Bush, presidente de EE UU, ya ha llamado a la prohibici¨®n de unas pr¨¢cticas que ¨¦l considera inmorales. No obstante, nos queda la esperanza de que la discusi¨®n p¨²blica de estos hallazgos en sociedades m¨¢s tolerantes e informadas, como la europea, contribuya a que se aclare definitivamente la diferencia entre clonado reproductivo y terap¨¦utico, y que ello conduzca a que se proh¨ªba el primero mientras se fomenta el segundo. Dejando de lado el sensacionalismo informativo, los intereses econ¨®micos y los pol¨ªticos, lo que realmente cuenta al final es que se est¨¢ jugando con la salud y la calidad de vida de millones de personas, para las que, por primera vez en la historia, se vislumbra una posibilidad de curaci¨®n.
La ciencia que se desarrolla en Espa?a, debido a un c¨²mulo de razones cuyo an¨¢lisis escapa a este art¨ªculo, muestra un marcado retraso comparada con la que se lleva a cabo en EE UU. La carencia de medios, de infraestructuras y de planes de financiaci¨®n a largo plazo ha sido suplida tradicionalmente con un gran esfuerzo y derroche de imaginaci¨®n por parte de los cient¨ªficos que desarrollan su investigaci¨®n en Espa?a, no bstante lo cual es ya hora de que se produzca un cambio. Volviendo al campo espec¨ªfico de las c¨¦lulas madre, un aspecto en el que la ciencia espa?ola se encuentra claramente por detr¨¢s de la americana es la participaci¨®n de la iniciativa privada. Este hecho, si bien en ocasiones puede contribuir al retraso mencionado, tambi¨¦n ha favorecido que la mayor¨ªa de la ciencia espa?ola siga teniendo un car¨¢cter eminentemente acad¨¦mico y orientado al bien p¨²blico. Se da en estos momentos, pues, a nuestro juicio, un excelente caldo de cultivo para que nuestro pa¨ªs se suba al tren de la nueva revoluci¨®n biom¨¦dica y participe activamente en un tema clave que afecta a la salud global de la humanidad. As¨ª lo han entendido los responsables pol¨ªticos del Reino Unido, que a principios de este a?o no s¨®lo despenalizaron la utilizaci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n en c¨¦lulas madre, sino que ya han comenzado acciones espec¨ªficas para fomentar estas actividades cient¨ªficas. No en vano el Reino Unido es el pa¨ªs de Europa donde, considerada conjuntamente, se desarrolla la ciencia de mayor excelencia. En nuestro pa¨ªs existe el peligro de que se act¨²e en este tema por inercia, siguiendo el ejemplo de la Administraci¨®n americana. Desde hace algo m¨¢s de un a?o se vienen oyendo opiniones entre nuestros gobernantes que muestran su preocupaci¨®n por los graves peligros que estas investigaciones pueden acarrear. Evidentemente, no es sino desinformaci¨®n lo que hace proponer (bajo el pretexto de que la sociedad no est¨¢ preparada para afrontar estos problemas), que se establezca una moratoria sobre estas investigaciones, cuya finalidad ¨²ltima es curar cientos de enfermedades hasta ahora intratables.
Declarar una moratoria sobre la utilizaci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n en c¨¦lulas madre constituir¨ªa un grave y posiblemente irreparable error. Por un lado, si bien puede ser cierto que la ciencia est¨¢ avanzando a una velocidad mayor de lo que la sociedad puede 'digerir', la soluci¨®n no es paralizar el desarrollo de la ciencia, sino establecer programas y acciones especiales para aumentar el grado de conocimiento de la sociedad (esto, adem¨¢s, deber¨ªa ser aplicable a otros muchos campos).
Por otro lado, aun siendo conscientes de que hay ciudadanos que encuentran moralmente reprobable la destrucci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n, tambi¨¦n pensamos que ¨¦sta no es una creencia mayoritaria en la poblaci¨®n europea en general, y espa?ola en particular, y que la ley deber¨ªa reflejar este estado de opini¨®n. De hecho, la interrupci¨®n voluntaria del embarazo fue despenalizada en nuestro pa¨ªs el siglo pasado. Aun no considerando estos argumentos, el hecho incontestable es que en las cl¨ªnicas de reproducci¨®n asistida se generan muchos m¨¢s embriones de los que son implantados. En Espa?a hay m¨¢s de 40.000 embriones humanos congelados, que no van a ser utilizados, pero que tampoco pueden ser destruidos, ya que la ley no lo permite. El futuro de estos embriones es incierto, y alguien deber¨¢ decidir en breve si se autoriza su destrucci¨®n. Recientemente, un grupo de cient¨ªficos espa?oles hemos analizado esta situaci¨®n y transmitido nuestras sugerencias al presidente del Gobierno, proponiendo la creaci¨®n de un comit¨¦ que asesore al Gobierno y al Parlamento en esta materia concreta. Este comit¨¦ deber¨ªa estar formado por expertos en los distintos aspectos implicados en las c¨¦lulas madre embrionarias humanas, tanto cient¨ªficos, como ¨¦ticos y legales. Adem¨¢s de asesorar al poder legislativo, este comit¨¦ supervisar¨ªa la adecuaci¨®n de las investigaciones en c¨¦lulas madre embrionarias humanas a las normativas generadas, garantizando el m¨¢ximo respeto a la dignidad de la vida humana. La creaci¨®n de un comit¨¦ de expertos de estas caracter¨ªsticas es no s¨®lo una necesidad, sino un deber. Deber¨ªa ser una obligaci¨®n de nuestros legisladores informarse en profundidad antes de autorizar la destrucci¨®n del excedente de embriones, o bien permitir que sean utilizados para un objetivo superior, como el de investigar con el fin de aliviar la enfermedad de un n¨²mero muy elevado de seres humanos.La obtenci¨®n de c¨¦lulas madre embrionarias humanas ha abierto un enorme campo de investigaci¨®n con posibilidades terap¨¦uticas antes inimaginables. Nace as¨ª lo que se ha dado en llamar 'medicina regenerativa'. El fundamento de esta nueva medicina es utilizar las c¨¦lulas madre embrionarias humanas, dado que (al menos te¨®ricamente) son capaces de generar cualquier tipo de c¨¦lula de nuestro organismo, para reemplazar las c¨¦lulas da?adas o enfermas de un paciente. Un n¨²mero muy elevado de enfermedades hasta ahora incurables podr¨ªan beneficiarse de este tratamiento, y de ah¨ª la gran importancia de hacer avanzar esta l¨ªnea de investigaci¨®n.
El problema t¨¦cnico fundamental a que nos enfrentamos para desarrollar este tipo de tratamientos es que todav¨ªa no sabemos c¨®mo hacer que una c¨¦lula madre embrionaria humana se diferencie espec¨ªficamente en la c¨¦lula que queremos, ya sea una c¨¦lula cardiaca o una neurona. La impresi¨®n general es que a¨²n quedan varios a?os hasta que se descubran los tratamientos adecuados a que hay que someter a las c¨¦lulas madre en el laboratorio para que generen el tipo de c¨¦lula especializada que se busca. Como es l¨®gico, esto presupone que la investigaci¨®n en esta l¨ªnea est¨¦ permitida y que se conceda suficiente financiaci¨®n para la misma, ya que todav¨ªa se requiere un esfuerzo herc¨²leo de investigaci¨®n, tanto b¨¢sica como aplicada, antes de que pueda pensarse siquiera en utilizar la medicina regenerativa en pacientes.
Los cient¨ªficos hemos trabajado con c¨¦lulas madre embrionarias de rat¨®n desde principios de los a?os ochenta. Este tipo de investigaciones experiment¨® un giro cualitativo en 1998, cuando se aislaron por primera vez c¨¦lulas madre pluripotentes humanas. En ese momento, como consecuencia del miedo a la experimentaci¨®n con embriones humanos en general, la mayor¨ªa de pa¨ªses ten¨ªan estrictas leyes sobre reproducci¨®n asistida que prohib¨ªan la generaci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n. Los dos puntos extremos de estas legislaciones pueden ejemplificarse en Alemania (donde las prohibiciones son absolutas y cualquier menci¨®n a la eugenesia despierta recuerdos de un pasado nazi que nadie quiere volver a experimentar) e Israel (donde la religi¨®n jud¨ªa, en la que no se considera persona al embri¨®n no implantado, es extraordinariamente influyente en la normativa legal, que, por tanto, es, a este respecto, extremadamente permisiva).
En un punto intermedio se situaba EE UU, con una reglamentaci¨®n que era vista por muchos como claro exponente de la doble moral que impera en la pol¨ªtica americana: se permit¨ªa que la investigaci¨®n p¨²blica trabajara con c¨¦lulas madre humanas, pero ¨¦stas deb¨ªan ser obtenidas por laboratorios privados o no americanos. Como consecuencia de esta normativa, la financiaci¨®n privada ha estado detr¨¢s de la mayor¨ªa de las l¨ªneas de c¨¦lulas madre humanas obtenidas hasta la fecha, lo que ha hecho que la utilizaci¨®n de estas l¨ªneas est¨¦ patentada y sujeta a estrechas restricciones de propiedad intelectual.
Es previsible que, pese a las limitaciones legales o administrativas, nuestro conocimiento sobre c¨®mo diferenciar una c¨¦lula madre embrionaria en cada tipo celular especializado aumente en los pr¨®ximos a?os, y de esta forma seamos capaces de empezar a utilizar tratamientos para los pacientes en la pr¨®xima d¨¦cada. Cuando empiece a aplicarse esta medicina regenerativa, desaparecer¨¢ uno de los grandes problemas asociados al trasplante de ¨®rganos: la escasez de donaciones comparada con la demanda. Sin embargo, seguiremos enfrent¨¢ndonos con el problema de la incompatibilidad de tejidos y el rechazo, puesto que las c¨¦lulas trasplantadas al paciente no son gen¨¦ticamente iguales a las suyas. Una estrategia que se ha propuesto para solucionar este punto es la generaci¨®n de c¨¦lulas madre embrionarias gen¨¦ticamente id¨¦nticas al paciente, m¨¢s conocida como clonaci¨®n terap¨¦utica, o terapia de sustituci¨®n celular mediante transferencia nuclear. La transferencia nuclear es la t¨¦cnica que permiti¨® la clonaci¨®n de Dolly, mediante la que el n¨²cleo de una c¨¦lula diferenciada adulta es introducido en un ¨®vulo no fertilizado (al que se ha desprovisto de su n¨²cleo) para que se lleve a cabo su reprogramaci¨®n. De esta manera se obtendr¨ªa un blastocisto cl¨®nico, del que se derivar¨ªan c¨¦lulas madre gen¨¦ticamente id¨¦nticas al paciente. Con esta estrategia, el problema del rechazo desaparecer¨ªa, puesto que se generar¨ªan c¨¦lulas madre para cada paciente, de las que se diferenciar¨ªan espec¨ªficamente las c¨¦lulas necesarias para su propio trasplante, y sustituir as¨ª las que est¨¢n da?adas.
Las limitaciones impuestas a la investigaci¨®n p¨²blica en EE UU van a terminar de desplazar una gran parte de estas actividades al sector privado. Las compa?¨ªas biotecnol¨®gicas est¨¢n apostando de forma claramente decidida por ponerse a la cabeza de estas investigaciones, y ser ellas las que obtengan, pongan a punto y comercialicen despu¨¦s los nuevos tratamientos revolucionarios. Se est¨¢ hablando de muchos billones de d¨®lares de ingresos en un mercado que est¨¢ sufriendo una clara recesi¨®n ante la falta de nuevos productos y f¨¢rmacos. En este contexto deben enmarcarse los recientes hallazgos de la empresa americana Advanced Cell Technology. En un trabajo en el que se tiene un especial cuidado en detallar la meticulosidad de las consideraciones ¨¦ticas, investigadores de esta compa?¨ªa han hecho p¨²blico el primer ensayo de transferencia nuclear en humanos. Aunque los experimentos han tenido resultados negativos, puesto que los embriones no se han llegado a desarrollar m¨¢s all¨¢ de seis c¨¦lulas, han sido recibidos con la publicidad y sensacionalismo que, desde el nacimiento de Dolly, suele acompa?ar a la clonaci¨®n reproductiva. La gran lacra que ha dificultado el progreso del clonado terap¨¦utico ha vuelto a manifestarse en este caso en su m¨¢xima expresi¨®n. Unos resultados que por s¨ª mismos no suponen avance cient¨ªfico alguno han sido voceados a los cuatro vientos y han causado p¨¢nicos infundados en una sociedad que parece estar perdiendo su esp¨ªritu cr¨ªtico. De nuevo se ha vuelto a mezclar el clonado reproductivo con el terap¨¦utico. Mientras el primero busca crear un ser gen¨¦ticamente id¨¦ntico a otro, el clonado terap¨¦utico persigue obtener c¨¦lulas madre gen¨¦ticamente id¨¦nticas a un paciente, que puedan ser usadas para su curaci¨®n sin causar rechazo en el mismo. Esta desinformaci¨®n puede poner en peligro el progreso cient¨ªfico en este campo durante a?os. De hecho, George W. Bush, presidente de EE UU, ya ha llamado a la prohibici¨®n de unas pr¨¢cticas que ¨¦l considera inmorales. No obstante, nos queda la esperanza de que la discusi¨®n p¨²blica de estos hallazgos en sociedades m¨¢s tolerantes e informadas, como la europea, contribuya a que se aclare definitivamente la diferencia entre clonado reproductivo y terap¨¦utico, y que ello conduzca a que se proh¨ªba el primero mientras se fomenta el segundo. Dejando de lado el sensacionalismo informativo, los intereses econ¨®micos y los pol¨ªticos, lo que realmente cuenta al final es que se est¨¢ jugando con la salud y la calidad de vida de millones de personas, para las que, por primera vez en la historia, se vislumbra una posibilidad de curaci¨®n.
La ciencia que se desarrolla en Espa?a, debido a un c¨²mulo de razones cuyo an¨¢lisis escapa a este art¨ªculo, muestra un marcado retraso comparada con la que se lleva a cabo en EE UU. La carencia de medios, de infraestructuras y de planes de financiaci¨®n a largo plazo ha sido suplida tradicionalmente con un gran esfuerzo y derroche de imaginaci¨®n por parte de los cient¨ªficos que desarrollan su investigaci¨®n en Espa?a, no bstante lo cual es ya hora de que se produzca un cambio. Volviendo al campo espec¨ªfico de las c¨¦lulas madre, un aspecto en el que la ciencia espa?ola se encuentra claramente por detr¨¢s de la americana es la participaci¨®n de la iniciativa privada. Este hecho, si bien en ocasiones puede contribuir al retraso mencionado, tambi¨¦n ha favorecido que la mayor¨ªa de la ciencia espa?ola siga teniendo un car¨¢cter eminentemente acad¨¦mico y orientado al bien p¨²blico. Se da en estos momentos, pues, a nuestro juicio, un excelente caldo de cultivo para que nuestro pa¨ªs se suba al tren de la nueva revoluci¨®n biom¨¦dica y participe activamente en un tema clave que afecta a la salud global de la humanidad. As¨ª lo han entendido los responsables pol¨ªticos del Reino Unido, que a principios de este a?o no s¨®lo despenalizaron la utilizaci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n en c¨¦lulas madre, sino que ya han comenzado acciones espec¨ªficas para fomentar estas actividades cient¨ªficas. No en vano el Reino Unido es el pa¨ªs de Europa donde, considerada conjuntamente, se desarrolla la ciencia de mayor excelencia. En nuestro pa¨ªs existe el peligro de que se act¨²e en este tema por inercia, siguiendo el ejemplo de la Administraci¨®n americana. Desde hace algo m¨¢s de un a?o se vienen oyendo opiniones entre nuestros gobernantes que muestran su preocupaci¨®n por los graves peligros que estas investigaciones pueden acarrear. Evidentemente, no es sino desinformaci¨®n lo que hace proponer (bajo el pretexto de que la sociedad no est¨¢ preparada para afrontar estos problemas), que se establezca una moratoria sobre estas investigaciones, cuya finalidad ¨²ltima es curar cientos de enfermedades hasta ahora intratables.
Declarar una moratoria sobre la utilizaci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n en c¨¦lulas madre constituir¨ªa un grave y posiblemente irreparable error. Por un lado, si bien puede ser cierto que la ciencia est¨¢ avanzando a una velocidad mayor de lo que la sociedad puede 'digerir', la soluci¨®n no es paralizar el desarrollo de la ciencia, sino establecer programas y acciones especiales para aumentar el grado de conocimiento de la sociedad (esto, adem¨¢s, deber¨ªa ser aplicable a otros muchos campos).
Por otro lado, aun siendo conscientes de que hay ciudadanos que encuentran moralmente reprobable la destrucci¨®n de embriones humanos para investigaci¨®n, tambi¨¦n pensamos que ¨¦sta no es una creencia mayoritaria en la poblaci¨®n europea en general, y espa?ola en particular, y que la ley deber¨ªa reflejar este estado de opini¨®n. De hecho, la interrupci¨®n voluntaria del embarazo fue despenalizada en nuestro pa¨ªs el siglo pasado. Aun no considerando estos argumentos, el hecho incontestable es que en las cl¨ªnicas de reproducci¨®n asistida se generan muchos m¨¢s embriones de los que son implantados. En Espa?a hay m¨¢s de 40.000 embriones humanos congelados, que no van a ser utilizados, pero que tampoco pueden ser destruidos, ya que la ley no lo permite. El futuro de estos embriones es incierto, y alguien deber¨¢ decidir en breve si se autoriza su destrucci¨®n. Recientemente, un grupo de cient¨ªficos espa?oles hemos analizado esta situaci¨®n y transmitido nuestras sugerencias al presidente del Gobierno, proponiendo la creaci¨®n de un comit¨¦ que asesore al Gobierno y al Parlamento en esta materia concreta. Este comit¨¦ deber¨ªa estar formado por expertos en los distintos aspectos implicados en las c¨¦lulas madre embrionarias humanas, tanto cient¨ªficos, como ¨¦ticos y legales. Adem¨¢s de asesorar al poder legislativo, este comit¨¦ supervisar¨ªa la adecuaci¨®n de las investigaciones en c¨¦lulas madre embrionarias humanas a las normativas generadas, garantizando el m¨¢ximo respeto a la dignidad de la vida humana. La creaci¨®n de un comit¨¦ de expertos de estas caracter¨ªsticas es no s¨®lo una necesidad, sino un deber. Deber¨ªa ser una obligaci¨®n de nuestros legisladores informarse en profundidad antes de autorizar la destrucci¨®n del excedente de embriones, o bien permitir que sean utilizados para un objetivo superior, como el de investigar con el fin de aliviar la enfermedad de un n¨²mero muy elevado de seres humanos.
?ngel Raya Chamorro y Juan Carlos Izpis¨²a Belmonte son investigadores en el Instituto Salk (La Jolla, California)
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