Moreira, un 'ni?o de la guerra', salva la memoria con sus esculturas
Es un hombre joven. Lleva al hombro un pico de minero y en la mano un candil de carburo. Si se fija uno bien, puede descubrir una mirada de tristeza en el bronce ennegrecido de sus ojos. Cuenta Vicente Moreira que es un homenaje al padre que casi no conoci¨®. Ese padre minero, muerto en una guerra atroz. Es el padre que para ponerle a salvo le embarc¨®, con apenas 11 a?os, con destino a la madre Rusia. All¨ª, en Bak¨², Rep¨²blica de Azerbaiy¨¢n, estudi¨® escultura en la Escuela Superior de Bellas Artes.
Vicente Moreira muestra sus esculturas en la sala de Cajamadrid, en la calle de Barquillo esquina a Augusto Figueroa, compartiendo exposici¨®n con los cuadros de luminosos de Elvira Cu¨¦. Hasta el 5 de enero, de 18.00 a 21.00, incluidos los s¨¢bados, puede verse la muestra.
Moreira naci¨® en Sorbeda del Sil (Le¨®n) en 1925. Ten¨ªa 11 a?os cuando huy¨® con su madre al monte en una noche de agosto de 1936. Ella fue detenida y asesinada por las fuerzas nacionales. ?l huy¨® a pie con dos hermanos hacia Asturias. De all¨ª, a la URSS.
Volvi¨® a Espa?a en 1956. Con una obsesi¨®n: buscar a la madre enterrada en el monte, en el t¨¦rmino de Cubillos del Sil. Le cost¨® 65 a?os, pero el pasado septiembre pudo reencontrarse con ella.
Tiene Vicente Moreira un cuidado especial por la memoria. Lo dice ¨¦l y lo dicen sus obras. Lo dice el grupo titulado Hacia el abismo, un homenaje a los astronautas rusos, muertos al volver a la Tierra el 30 de junio de 1971. Tambi¨¦n est¨¢ la memoria en esa anciana que reza, sumida en el dolor, en sus manos arrugadas y cansadas. O en el Cristo que descansa apoyado en la cruz. O en esa mujer que rompe las cadenas, que se libera del velo que la cubre. 'Es un homenaje a la lucha de la mujer por su liberaci¨®n. Es que yo creo que hay cosas que no se deben olvidar. Que siempre hay que recordar. Un d¨ªa la gente se preguntar¨¢ c¨®mo era un minero. Y podr¨¢ verlo en la figura de mi padre. Hay que guardar la memoria. Y que un d¨ªa la intolerancia quede s¨®lo como un recuerdo superado'.
Y muestra Moreira su visi¨®n de la fe: una mujer de raza negra, bell¨ªsima, con los ojos tapados. '?frica es la fuerza. Yo tengo fe en que las cosas cambien', dice.
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