?Qui¨¦nes son 'los otros' para Europa?
La identidad no se define simplemente por qui¨¦n es uno y con qui¨¦n est¨¢, sino sobre todo por contra qu¨¦ est¨¢, o por lo que cree que est¨¢ contra ¨¦l. A menudo existe un enemigo declarado, pero podr¨ªa ser s¨®lo un gran rival, el equipo contrario, por as¨ª decirlo. En la jerga de los estudios de identidad se llama 'los otros'. El interrogante m¨¢s profundo que se le plantea a Europa con esta 'guerra contra el terrorismo' es qui¨¦nes o qu¨¦ son 'los otros' para Europa.
Durante la guerra fr¨ªa, la respuesta era sencilla. Para Europa, 'los otros' era la amenaza del 'Este' comunista. Hab¨ªa, adem¨¢s, otros 'otros': el propio pasado sangriento de Europa era una especie de 'otro' hist¨®rico, y Estados Unidos era un rival muy importante para los gaullistas de todos los pa¨ªses. Pero ¨¦se era el principal.
Desde el final de la guerra fr¨ªa, Europa se ha convertido en un continente en busca de sus 'otros'. En la ¨²ltima d¨¦cada, buena parte de la izquierda europea vio en EE UU a 'los otros'. Europa ten¨ªa que definirse como no Am¨¦rica. Incluso en una era de globalizaci¨®n, Europa conservar¨ªa un modelo diferente y m¨¢s 'social' de capitalismo democr¨¢tico. Ser¨ªa el contrapeso de la ¨²nica superpotencia superviviente, brutal y temeraria, con su mal encaminada pol¨ªtica en Oriente Pr¨®ximo, su lamentable historial de ayuda al Tercer Mundo y una tendencia generalizada a imponer su fuerza.
Este punto de vista no ha desaparecido del 11 de septiembre. De hecho, ha habido muchas cr¨ªticas a EE UU durante la guerra, y muchos europeos afirman que el 11 de septiembre ha mostrado la necesidad de un planteamiento m¨¢s sofisticado y multilateral de un mundo complejo y malvado. Pero, en un momento en que Estados Unidos y Europa parecen estar siendo atacados por formar parte de una civilizaci¨®n occidental, cristiana o poscristiana, materialista y decadente, es m¨¢s dif¨ªcil definirse esencialmente contra Estados Unidos.
Con su ataque, Osama Bin Laden ofrece a Europa la perspectiva de otro 'los otros', muy nuevo y, al mismo tiempo, el m¨¢s antiguo de todos, porque 'Europa' se defini¨® originalmente como una entidad consciente en el conflicto con el mundo isl¨¢mico. La primera utilizaci¨®n pol¨ªtica del t¨¦rmino data de los siglos VIII y IX, cuando los disc¨ªpulos del Profeta -los 'infieles', en la jerga cristiana- entraron, con la fuerza de las armas vinculada a una fe que ahora llamar¨ªamos fan¨¢tica, en la zona m¨¢s vulnerable de Europa. 'Europa' comienza su historia como concepto pol¨ªtico en los siglos XIV y XV, primero como sin¨®nimo de la noci¨®n de cristiandad de los cruzados, y luego como su sucesora. Y de nuevo su 'los otros' es pura y simplemente el mundo isl¨¢mico.
Hay una tentaci¨®n real de resucitar a aquel antiguo hombre del saco. Un l¨ªder europeo ha sucumbido espectacularmente a la tentaci¨®n: el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, dijo a los periodistas italianos que deb¨ªamos tener confianza en la superioridad de nuestra cultura. 'Occidente', dijo, 'dada la superioridad de sus valores, est¨¢ destinado a occidentalizar y conquistar pueblos. Lo ha hecho con el mundo comunista y con parte del mundo isl¨¢mico, pero, desgraciadamente, una parte del mundo isl¨¢mico vive con 1.400 a?os de retraso'. Los caballeros templarios y el papa P¨ªo II habr¨ªan aplaudido este sentimiento. En un ensayo volc¨¢nico, la veterana periodista italiana Oriana Falacci a?ad¨ªa: 'Es necesario admitirlo. Nuestras iglesias y catedrales son m¨¢s hermosas que sus mezquitas'. Y describ¨ªa la inmigraci¨®n ¨¢rabe a Italia como 'una invasi¨®n secreta'. ?Es una casualidad que estas dos voces vengan de Roma, el centro de la cristiandad occidental?
Sin embargo, no se trata s¨®lo de la cristiandad occidental. La admirable respuesta estrat¨¦gica del presidente Vlad¨ªmir Putin al 11 de septiembre, situando inmediata e incondicionalmente a Rusia con Europa y Occidente, est¨¢ justificada ideol¨®gicamente por la afirmaci¨®n impl¨ªcita de que el mundo de la cristiandad oriental, de la ortodoxia, se encuentra en primera l¨ªnea de la lucha contra el barbarismo isl¨¢mico y asi¨¢tico (tipificado por Putin como 'terroristas' chechenos y afganos). Samuel Huntington ha hecho campa?a de la idea de que la l¨ªnea divisoria entre dos civilizaciones que chocan atraviesa Europa del Este, entre la 'civilizaci¨®n occidental', que incluye tanto a la Europa de la cristiandad occidental como a Norteam¨¦rica, y la 'civilizaci¨®n ortodoxa'. Putin responde que la aut¨¦ntica l¨ªnea se encuentra entre un Occidente que incluye toda la poscristiandad y un Este amenazador personificado por el Asia Central isl¨¢mica. La voz de la 'tercera Roma' (Rusia) refuerza la de la segunda Roma. Y lo cierto es que Berlusconi hizo sus comentarios, ahora tristemente c¨¦lebres, tras un desayuno con Vlad¨ªmir Putin.
La mayor¨ªa de los l¨ªderes e intelectuales europeos rechazan, por supuesto, esta pol¨¦mica (re)construcci¨®n de nuestra identidad. Incluso si algunas de las afirmaciones de superioridad cultural estuvieran justificadas -y el historial de barbarie europea durante el siglo XX deber¨ªa aportarnos alguna humildad al respecto-, ser¨ªa una locura que Europa abrazase esa ret¨®rica. Todo Occidente corre ahora el riesgo de ganarse la antipat¨ªa de los musulmanes de todo el mundo con lo que George W. Bush llam¨® imprudentemente nuestra 'cruzada'. Ello ser¨ªa especialmente peligroso para Europa, que est¨¢ solamente a unos pocos kil¨®metros al norte y al oeste de un mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico diverso, frustrado y, en muchos lugares, empobrecido, en Oriente Pr¨®ximo, el norte de ?frica, el C¨¢ucaso y Asia Central. Y, por encima de todo, ser¨ªa suicida para un continente en el que quiz¨¢ vivan ya 20 millones de musulmanes.
En el momento de escribir estas l¨ªneas, estoy en North Oxford. El quiosquero al que le compr¨¦ los peri¨®dicos de hoy es musulm¨¢n. El farmac¨¦utico local es musulm¨¢n. La joven que trabaja en la tintorer¨ªa es musulmana. Todos son corteses, amables, gente muy competente que habla un ingl¨¦s perfecto y, que yo sepa, aceptan la sociedad brit¨¢nica y son plenamente aceptados por ella. Hasta el 11 de septiembre no se me habr¨ªa ocurrido describirlos como 'musulmanes', de la misma forma que no describir¨ªa al encargado de la oficina de correos o al herrero como 'cristianos'. Y, sin embargo, ¨²ltimamente o¨ªmos en la radio voces de musulmanes brit¨¢nicos diciendo que el islam, no Gran Breta?a, es su patria natal y que est¨¢n a favor de los talibanes. Representan no a una diminuta, sino infinitesimal, minor¨ªa de musulmanes brit¨¢nicos, pero son los que captan los titulares, y la gente de mentalidad simple empezar¨¢ a sospechar de todos los musulmanes. Me dicen
algunos amigos que est¨¢n en situaci¨®n de saberlo que incluso los musulmanes brit¨¢nicos absolutamente pac¨ªficos, de mentalidad liberal y moderados, han sentido una cierta crisis de identidad, incluso antes del 11 de septiembre. Tambi¨¦n es importante que los ayudemos a sentirse en casa.
Aunque Londres y algunas otras ciudades inglesas tienen su raci¨®n de isl¨¢micos radicales, la integraci¨®n c¨ªvica de la mayor¨ªa de los musulmanes est¨¢ relativamente avanzada. Las comunidades turcas de Alemania, por ejemplo, est¨¢n peor integradas. Un pol¨ªtico alem¨¢n muy importante y de mentalidad liberal me cuenta que Alemania tiene m¨¢s ulemas extremistas que Turqu¨ªa. Y hace unas cuantas semanas, en un barrio obrero de Madrid, habl¨¦ con un inmigrante ilegal marroqu¨ª de 23 a?os llamado Yacine. Yacine lleg¨® a Espa?a escondido debajo de un autob¨²s. No tiene papeles para conseguir trabajo, as¨ª que vive de robar. 'Vivo como un lobo', dijo. ?Pensaba que la respuesta de Occidente al 11 de septiembre estaba dirigida contra el islam? 'S¨ª, es un ataque contra el islam'. Muchos de sus familiares de Marruecos, a?adi¨®, 'piensan que los jud¨ªos han tenido participaci¨®n en el ataque, y yo tambi¨¦n'.
Esta gente no se va a tranquilizar simplemente porque el presidente Bush o Tony Blair digan, como eruditos del Cor¨¢n reci¨¦n salidos del horno, que el mensaje de Osama Bin Laden es una perversi¨®n del islam. Como ha afirmado el escritor franc¨¦s Olivier Roy, necesitamos una reflexi¨®n mucho m¨¢s profunda acerca de lo que significa hablar de musulmanes europeos o de 'islam europeo'. La idea en s¨ª desaf¨ªa esa profunda concepci¨®n de Europa como poscristiandad que a menudo podemos entrever en la elevada ret¨®rica de la unificaci¨®n europea. (Pueden contestar que la decisi¨®n de la Uni¨®n Europea de admitir a Turqu¨ªa contradice esta afirmaci¨®n, y es un paso significativo, pero se est¨¢ animando a Turqu¨ªa precisamente a que no se convierta en un Estado isl¨¢mico.
Por tanto, debemos confiar en que estos nuevos y viejos 'otros' vuelvan inmediatamente a su caja, y podamos cerrar fuertemente la tapa, aunque algunos musulmanes sospechan que Berlusconi no hizo sino decir lo que piensan de verdad los europeos.
Mientras tanto, 'los otros' rusos han desaparecido, especialmente si Putin mantiene su l¨ªnea pro occidental. 'Los otros' estadounidenses siguen siendo candidatos, pero parecen bastante fuera de lugar en el mundo posterior al 11 de septiembre. Al final no servir¨¢n, porque de hecho no son dos civilizaciones distintas, sino una, aunque ¨¦sta contenga un amplio espectro de modelos sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos, que van desde la derecha estadounidense hasta la izquierda francesa. Y no hay ning¨²n 'otro' a la vista.
Por tanto, la tarea de los que creen, como yo, en un proyecto llamado 'Europa' es construir una identidad europea fuerte y positiva, que vincule emocionalmente a la gente con una serie de instituciones sin necesidad de la ayuda de un 'otro' n¨ªtido y presente. La 'guerra contra el terrorismo' clarifica esta tarea, pero tambi¨¦n la complica. Por el momento, debo llegar a la conclusi¨®n de que ¨¦ste es otro momento m¨¢s de definici¨®n en el que Europa se niega a ser definida.
Timothy Garton Ash es periodista y escritor brit¨¢nico.
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