A?o preelectoral
Los compromisos y retos que tiene ante s¨ª Andaluc¨ªa a corto plazo hacen que haya escaso margen para el descanso en esta primera semana del a?o que ser¨¢ aprovechada por unos y otros para fijar sus planteamientos futuros. De este modo, la condici¨®n de a?o preelectoral marcar¨¢ el desarrollo de la agenda pol¨ªtica en nuestra comunidad durante el pr¨®ximo ejercicio. La cercan¨ªa, en 2003, de las elecciones municipales y un a?o m¨¢s tarde de los comicios auton¨®micos y generales obligar¨¢ a las distintas fuerzas a poner a punto sus organizaciones para configurar candidatos y listas al tiempo que, de puertas para afuera, deber¨¢n sacar el m¨¢ximo provecho posible a la gesti¨®n en las distintas administraciones de las que son responsables.
El escenario, por tanto, lejos de aparecer como de pura transici¨®n se convierte as¨ª en el terreno de juego ideal para marcar distancias y definir posiciones. En el PSOE se enfrascar¨¢n en la segunda modernizaci¨®n de Andaluc¨ªa que preconiza su secretario general, Manuel Chaves. Una tarea que les llevar¨¢ a la celebraci¨®n de una conferencia pol¨ªtica all¨¢ por el mes de mayo con la que tensar el pulso interno. Todo ello, sin olvidar el proceso de designaci¨®n de candidatos a las alcald¨ªas con el recurso, en los casos que as¨ª lo determinen, de elecciones primarias para elegir al mejor y no al que mayores apoyos internos tenga, seg¨²n gusta decir al mismo Chaves.
Tambi¨¦n el PP se ver¨¢ abocado a esta tarea de escoger a los suyos para tratar de recomponer ese cuadro ideal de las ocho capitales andaluzas en sus manos, adem¨¢s de para conseguir incrementar su presencia en las zonas rurales, verdadera asignatura pendiente de los populares en Andaluc¨ªa. Conocedores de que un buen resultado en las municipales puede abrirles las puertas del Palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andaluc¨ªa, van a echar, sin duda, el resto en esta cita electoral. De igual modo, en su horizonte inmediato se sit¨²a la celebraci¨®n del congreso nacional en donde, de nuevo, Javier Arenas saldr¨¢ elegido como secretario general, lo que hace desvanecer las especulaciones sobre la posibilidad de que fuera el pol¨ªtico sevillano el candidato finalmente elegido por el PP para las elecciones andaluzas, de tal modo que este cometido recaer¨¢ sobre la alcaldesa de C¨¢diz, Te¨®fila Mart¨ªnez.
Ser¨¢, igualmente, el a?o en el que se ha de consolidar o no el liderazgo de Diego Valderas en Izquierda Unida, por lo que ha de salvar las importantes resistencias internas que persisten en el seno de esta formaci¨®n al nuevo rumbo que pretende imponer, lejos ya de la pinza que articul¨® en su d¨ªa con el PP y que tan malos resultados le ha reportado. En esta fase de recuperaci¨®n ser¨¢ conveniente seguir de cerca el papel que juegue la alcaldesa de C¨®rdoba, Rosa Aguilar, como figura que puede desarrollar un papel clave en la renovaci¨®n que se quiere llevar a cabo en Andaluc¨ªa por parte de los izquierdistas.
En cuanto a los andalucistas, el panorama no puede ser m¨¢s incierto. En el PA de Alejandro Rojas-Marcos y Antonio Ortega, liberados ya del dolor de muelas permanente que, seg¨²n ellos, les representaba la presencia de Pedro Pacheco, queda por comprobar si tendr¨¢n capacidad por s¨ª mismos de afrontar un discurso propio con el que obtener r¨¦ditos claros de su presencia en el gobierno de coalici¨®n con los socialistas. Al PSA del alcalde jerezano, mientras tanto, le basta con hacerse fuerte en la provincia de C¨¢diz y en otros puntos aislados como para invalidar, como m¨ªnimo, la condici¨®n de partido bisagra al andalucismo y a la que tanto provecho le han sacado hasta ahora.
A este conjunto de expectativas habr¨¢ que unir el trabajo diario que les espera a todos de forma inmediata. Por de pronto, rebatiendo esa idea del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de dar por cerrado ya en Espa?a el mapa auton¨®mico, tras completarse las transferencias en materia de sanidad a otras diez comunidades. Decir eso cuando en Andaluc¨ªa a¨²n se aguardan las pol¨ªticas activas de empleo o las confederaciones hidrogr¨¢ficas suena, cuanto menos, a desprecio a las aspiraciones leg¨ªtimas de autogobierno aqu¨ª existentes.
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