La riqueza de las naciones
Casi en todas las cr¨®nicas que nos llegan estos d¨ªas sobre la fuerte crisis econ¨®mica argentina se menciona en un momento u otro el contraste entre la riqueza potencial de un pa¨ªs con grandes recursos y la pobreza cotidiana de muchos de sus habitantes. Es una reedici¨®n de la vieja reflexi¨®n sobre la riqueza de las naciones: ?Por qu¨¦ algunos pa¨ªses son ricos y otros pa¨ªses son pobres? ?Por qu¨¦ Estados Unidos es rico y Argentina es pobre, por dar dos ejemplos en el mismo continente y con una antig¨¹edad similar? ?Por qu¨¦ Irlanda era un pa¨ªs extremadamente pobre hace s¨®lo 100 a?os -y muchos menos, si se quiere- y ahora es un pa¨ªs rico, que ha superado en renta a Gran Breta?a? ?Por qu¨¦ Nueva Zelanda es rica y Etiop¨ªa es pobre?
Estoy convencido de que el modelo de nuestra ¨¦poca, la forma actual para la riqueza de las naciones, exige tres cosas: libertad, educaci¨®n y movilidad social. Y tiempo
El caso argentino, como tantos otros, demuestra que la primera respuesta, aparentemente la m¨¢s obvia, a la pregunta sobre la riqueza de las naciones no funciona o no funciona siempre: no necesariamente son m¨¢s ricos los pa¨ªses que tienen m¨¢s riquezas naturales, m¨¢s recursos. Ciertamente, los pa¨ªses del golfo P¨¦rsico han accedido a la riqueza por la v¨ªa del petr¨®leo. De acuerdo. Pero pa¨ªses con grandes recursos son pa¨ªses pobres y pa¨ªses con pocos recursos son objetivamente ricos. Catalu?a no es, con mucho, la zona de la Pen¨ªnsula con mayores riquezas naturales, ni tan siquiera con mejores condiciones para la industrializaci¨®n. Y sin embargo, por la v¨ªa de la industrializaci¨®n, se convirti¨® en su zona m¨¢s rica.
Tambi¨¦n a partir del caso argentino, se demuestran parciales otras respuestas a la vieja pregunta. Por ejemplo, en Argentina se puede decir que hay pobreza porque ha habido malos gobiernos, y es verdad. Pero ni todos sus gobiernos han sido malos ni me parece que se deba sobrevalorar la influencia de los que mandan en la riqueza o en la pobreza. El impulso econ¨®mico de Espa?a se produjo durante el franquismo, y no creo que sea un m¨¦rito del franquismo. El mal gobierno o el buen gobierno matizan, de una forma considerable, algo que va m¨¢s all¨¢ y que en un cierto sentido es previo. Del mismo modo, tampoco creo que la distribuci¨®n de la pobreza y la riqueza sea una estricta consencuencia de los colonialismos: son ricos los pa¨ªses que roban, son pobres los pa¨ªses que son robados. Irlanda o Finlandia no han sido nunca potencias coloniales. Nueva Zelanda, Australia, Canad¨¢ y Estados Unidos han sido colonias. La respuesta es como m¨ªnimo insuficiente o, en todo caso, remite a una pregunta anterior: ?Por qu¨¦ algunas naciones adquirieron el poder y la riqueza necesarios para expoliar a otras naciones? Es la misma pregunta, pero retroactiva.
No s¨¦ si alguien tiene la respuesta total al porqu¨¦ de la riqueza de las naciones. No creo que sea una pregunta s¨®lo para economistas, en cualquier caso. Tampoco estrictamente para estudiosos de la pol¨ªtica. Tengo la convicci¨®n de que el factor esencial de la riqueza de las naciones es el factor humano. Pero al mismo tiempo tengo la convicci¨®n de que, en el mundo, la inteligencia y la estupidez, la bondad y la maldad, est¨¢n repartidas de una forma considerablemente homog¨¦nea, en porcentajes muy similares en todas partes. Por tanto, el factor humano diferencial no ser¨ªa el valor de las personas -aunque, en el sentido del que estamos hablando el valor de las personas se incrementa con la educaci¨®n y el conocimiento-, sino la existencia de estructuras sociales que permitan precisamente poner en valor a las personas. Dicho de otro modo, la riqueza de las naciones ser¨ªa tener las estructuras sociales que permitan o favorezcan el mejor aprovechamiento de las potencialidades de las personas y el incremento de estas potencialidades por la v¨ªa de la educaci¨®n.
Pienso en estructuras sociales y no s¨®lo en gobiernos. Quiero decir estructuras pol¨ªticas, estructuras econ¨®micas, sistemas de valores, formas de vida... Hay estructuras sociales que pesan como una losa sobre los individuos, que los empeque?ecen o los encorsetan, que les privan de su capacidad de iniciativa, r¨ªgidas e inmutables. Hay en cambio estructuras sociales, estructuras pol¨ªticas, sistemas de valores, que empujan a las personas a tomar iniciativas, a participar, a aprender, a buscar horizontes personales mejores, porque estos horizontes son posibles. Estructuras que premian el esfuerzo, la voluntad y la iniciativa y estructuras que premian la obediencia, el conservadurismo, el esperar que te lo den todo hecho. Ciertamente, cada tiempo ha tenido estructuras sociales distintas y han triunfado modelos distintos. Pero estoy convencido de que el modelo de nuestra ¨¦poca, la f¨®rmula actual para la riqueza de las naciones, exige tres cosas: libertad, educaci¨®n y movilidad social. Y tiempo.
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