Los brit¨¢nicos se preparan para un debate tormentoso sobre el euro
El Reino Unido recibe con aprensi¨®n y gran curiosidad la llegada de la moneda a 12 pa¨ªses
Los brit¨¢nicos vieron la llegada del euro desde la barrera, pero con una mezcla de curiosidad y aprensi¨®n. Aunque su pa¨ªs no ha adoptado la moneda europea, su nacimiento tambi¨¦n afecta a los brit¨¢nicos y centr¨® los informativos de las televisiones y las primeras p¨¢ginas de los diarios. Absorber la libra es ahora el principal objetivo del euro porque ¨¦se ser¨ªa el mejor testimonio de su ¨¦xito. El Reino Unido vive ya un debate pol¨ªtico sobre el euro que se vislumbra tormentoso.
El euro no es brit¨¢nico, pero no deja a nadie indiferente en el Reino Unido. Pol¨ªticos y empresarios, favorables y contrarios a la moneda ¨²nica, aprovecharon la circulaci¨®n de billetes y monedas para hacer campa?a en ambos sentidos.
'El nacimiento de un nuevo error', titulaba el sensacionalista The Sun, que afirma que el euro 'pone en peligro la prosperidad de 305 millones de ciudadanos europeos'. '?ste es un momento de ensue?o para 300 millones de europeos en 12 pa¨ªses que representan m¨¢s de la mitad de nuestro comercio', afirmaba en sentido opuesto Simon Buckby, director de la campa?a Gran Breta?a en el Euro, el principal grupo de presi¨®n a favor del ingreso de la libra.
El ministro de Asuntos Europeos, Peter Hain, dio a entender que el ingreso es algo inevitable en el tiempo. 'Podemos ser un poder puntero, pero no veo c¨®mo vamos a ser decisivos si nosotros mismos nos mantenemos al margen de la moneda ¨²nica para siempre', afirm¨® en declaraciones a la BBC. El ingreso en el euro, junto a la espinosa y cotidiana pol¨¦mica nacional sobre los servicios p¨²blicos, va a ser el elemento pol¨ªtico central de la legislatura. Las presiones arrecian sobre Blair para que arriesgue m¨¢s a favor del ingreso en el euro. Ayer, Charles Kennedy, l¨ªder de los liberales dem¨®cratas, entusiastas partidarios de la moneda ¨²nica, y Michael Heseltine, uno de los pocos barones conservadores que defienden abiertamente el ingreso de la libra en el euro, atacaron la tibieza de Blair y reclamaron la convocatoria del refer¨¦ndum que debe permitir a la poblaci¨®n pronunciarse sobre la moneda ¨²nica.
Un pa¨ªs dividido
Pero el primer ministro parece abordar el asunto con fr¨ªa y estrat¨¦gica calma. El euro divide al pa¨ªs, puede afectar a la cohesi¨®n interna del Partido Laborista y ha sembrado la discordia en el gabinete, donde se conjugan el caluroso -aunque manco en decisiones- apoyo de Blair y la tecnocr¨¢tica frialdad del ministro del Tesoro, Gordon Brown.
Lo ¨²ltimo que quiere Tony Blair es convocar un refer¨¦ndum para acabar perdi¨¦ndolo todo, como le ha pasado a su colega dan¨¦s, Poul Nyrup Rasmussen, que primero perdi¨® el refer¨¦ndum del euro y luego las elecciones generales. Blair quiere ganar ambas cosas, pero a¨²n no sabe en qu¨¦ orden. Hoy, casi tres de cada cuatro brit¨¢nicos se oponen al ingreso, aunque s¨®lo uno de cada tres hacen de ello una cuesti¨®n de principios. El ingreso de la libra parecer¨¢ m¨¢s cercano en la medida en que el euro se consolide y el mantenerse al margen pueda acabar perjudicando los intereses brit¨¢nicos.
Blair cree que el tradicional pragmatismo nacional acabar¨¢ por imponerse a favor del euro, pero a¨²n parece muy lejano el momento en que se pueda demostrar, cifras en mano, que estar fuera es peor que estar dentro. Los m¨¢s optimistas creen que el Gobierno convocar¨¢ la consulta en primavera u oto?o del a?o que viene. Otros creen que el refer¨¦ndum quedar¨¢ relegado a la pr¨®xima legislatura para asegurar un triunfo laborista en las elecciones generales. En su discurso de A?o Nuevo, el primer ministro se ha limitado a otorgar la mayor importancia al ¨¦xito del euro sin dar ninguna pista sobre el ingreso de la libra.
Colas en Dubl¨ªn
Como muchos otros europeos, tambi¨¦n los dublineses formaron ayer largas colas ante el Banco Central de su pa¨ªs para cambiar por euros sus antiguas libras irlandesas. Aunque el Banco de Irlanda no abri¨® hasta las 10 de la ma?ana, las colas empezaban a formarse poco antes de las ocho.
Irlanda, al contrario que su poderoso vecino, Gran Breta?a, s¨ª forma parte del euro en lo que es al mismo tiempo una prueba de su absoluta independencia pol¨ªtica frente a Londres.
La libra irlandesa es la ¨²nica de las monedas integradas en el euro que ten¨ªa un valor unitario superior al de la divisa europea. Se necesitan 1,27 euros para obtener el valor de una libra irlandesa y bastan 0,78 libras para conseguir un euro.
La nueva moneda europea ser¨¢ de uso corriente tambi¨¦n en algunas zonas del Irlanda del Norte, donde se agrupan seis condados de la isla de Irlanda que pertenecen al Reino Unido y en los que la moneda oficial seguir¨¢ siendo la libra esterlina. El euro se utilizar¨¢ all¨ª en parte por el placer pol¨ªtico de muchos norirlandeses separatistas y en parte porque muchas empresas del norte de la isla operan desde siempre con la divisa de Dubl¨ªn.
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