Bin Laden olvid¨® el ordenador

'La direcci¨®n general debe ser consultada en asuntos relacionados con la contrataci¨®n y despidos de la compa?¨ªa, la estrategia general y el [uso del] nombre de la misma'. La advertencia, una obviedad si se hubiera referido a una empresa de galletas, adquiere otro significado cuando se descubre que 'la compa?¨ªa' es Al Qaeda (La Base, en ¨¢rabe) y 'la direcci¨®n general', Osama Bin Laden y sus lugartenientes, Ayman al Zawahiri y Mohamed Atef. As¨ª se desprende de la informaci¨®n contenida en el disco duro de un ordenador port¨¢til que esa organizaci¨®n dej¨® olvidado en su huida de Kabul. Los archivos almacenados en ¨¦l se remontan a principios de 1997 y se extienden hasta el pasado oto?o.

Un periodista compr¨® por 1. 234 - el aparato que hab¨ªan usado los terroristas

El aparato, adquirido por un periodista del diario econ¨®mico estadounidense The Wall Street Journal, no contiene documentos con detalles sobre el atentado del 11 de septiembre o sobre futuros ataques. Sin embargo, de sus centenares de textos, traducidos del ¨¢rabe y autentificados para ese peri¨®dico por funcionarios norteamericanos, se desprenden numerosas pistas sobre el funcionamiento interno del grupo terrorista. El disco duro guarda la correspondencia mantenida con activistas del grupo en Albania, Yemen, Egipto, varios pa¨ªses de Europa Occidental y Asia.

Entre los documentos archivados se encuentra uno que confirma la vinculaci¨®n de Al Qaeda con el asesinato de Ahmed Shah Masud, el l¨ªder de la Alianza del Norte. Se trata de la carta en la que una desconocida agencia de informaci¨®n isl¨¢mica, con base en Londres, solicitaba el pasado mayo una entrevista con Masud para 'uno de nuestros mejores periodistas, el se?or Karim Touzani'. El pasado 9 de septiembre, dos hombres que se hac¨ªan pasar por periodistas y uno de los cuales ten¨ªa un pasaporte a ese nombre, asesinaron a Masud.

El contenido del port¨¢til refuerza tambi¨¦n las sospechas de que Al Qaeda trabajaba en un programa de armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas. El proyecto, bajo el nombre en clave de Al Zabadi (Yogur, en ¨¢rabe) se puso en marcha poco despu¨¦s del bombardeo estadounidense contra sus bases de entrenamiento de terroristas en 1998, a ra¨ªz de los atentados contra las embajadas de Kenia y Tanzania. Una nota escrita por Zawahiri en abril de 1999 lamenta la lentitud de la organizaci¨®n en darse cuenta del potencial de esas armas. 'A pesar de su extremado peligro, s¨®lo nos hemos dado cuenta de ello cuando el enemigo nos ha llamado la atenci¨®n con su insistencia sobre lo simple que resulta producirlas', asegura el m¨¦dico egipcio antes de enumerar un cat¨¢logo de agentes mortales, desde el ¨¢ntrax hasta la fiebre de las Monta?as Rocosas. Otro texto escrito pocos d¨ªas despu¨¦s, el 7 de mayo, indica que los dirigentes de Al Qaeda han destinado entre 2.000 y 4.000 d¨®lares para el arranque del programa. Tambi¨¦n hay menci¨®n a la visita a un tal Abu Jabab, el alias de un anciano cient¨ªfico egipcio.

El documento, como la mayor¨ªa protegido por un c¨®digo secreto, asegura que Abu Jabab les ha entregado un disquete con detalles de 'su producto' en un archivo de WinZip. Del relato se desprende que se trata de un gas nervioso de fabricaci¨®n casera. 'S¨®lo necesita algunos experimentos para desarrollar su uso pr¨¢ctico'.

La memoria del port¨¢til tambi¨¦n ha guardado un par de v¨ªdeos que reafirman la satisfacci¨®n de la c¨²pula de Al Qaeda por el resultado de los atentados del 11 de septiembre. 'Dios todopoderoso ha permitido a nuestros hermanos llevar a cabo estos ataques y hacer que los enemigos de Dios prueben lo que han hecho probar a nuestros hermanos', asegura el portavoz del grupo, el jeque Abu Gaith, en uno de ellos. En el otro, Osama Bin Laden habla durante 23 minutos y se refiere a los atentados en el marco de lo que califica como 'cruzada antimusulmana de Estados Unidos'.

No es una sorpresa que los hombres de Al Qaeda utilizaran ordenadores y otros medios modernos de comunicaci¨®n y gesti¨®n a pesar de haber encontrado refugio en un pa¨ªs anclado en el medievo. La tecnolog¨ªa puesta al servicio de sus objetivos criminales qued¨® patente en los atentados de Nueva York y Washington. Tampoco lo es que en el caos de su huida olvidaran un ordenador en uno de los pisos que ocupaban en Kabul (un error que ya cometieron cuando fueron espulsados de Sud¨¢n en 1996). All¨ª, tras un bombardeo norteamericano que mat¨® a varios dirigentes del grupo el pasado noviembre, encontr¨® un vecino el ordenador Compaq que ahora ha vendido a un periodista por 1.100 d¨®lares (1.234 - ).