Joyas espa?olas en Rusia
Tras exhibirse en Sevilla, se puede visitar, en el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando la exposici¨®n Maestros sevillanos del barroco, que re¨²ne cuatro obras relevantes de Vel¨¢zquez, Zurbar¨¢n y Murillo, pertenecientes a la colecci¨®n del Museo Estatal del Ermitage, de San Petersburgo. No creo que sea necesario ponderar el formidable tesoro art¨ªstico que se atesora en el justamente c¨¦lebre museo ruso, sin duda uno de los m¨¢s ricos y variados del mundo, pero quiz¨¢ no est¨¦ de menos subrayar entre nosotros que posee adem¨¢s uno de los mejores conjuntos de arte espa?ol, con obras de Morales, El Greco, Ribera, Zurbar¨¢n, Vel¨¢zquez, Alonso Cano, Murillo, Goya, etc¨¦tera. La exposici¨®n que da pie a este comentario demuestra, por otra parte, lo bien representados que est¨¢n cada uno de estos nombres singulares, porque as¨ª hay que calificar la Cabeza de hombre de perfil (1616-1617), atribuida a Vel¨¢zquez; la Virgen ni?a en oraci¨®n (circa 1660), de Francisco de Zurbar¨¢n, y los dos cuadros de Murillo: Descanso en la huida a Egipto (1660-1665) y Muchacho con perro (circa 1655).
MAESTROS SEVILLANOS DEL BARROCO
Museo de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando Alcal¨¢, 13.
Madrid Hasta el 31 de enero
Aunque con la simple cita
de estos cuatro cuadros bastar¨ªa para justificar el inter¨¦s de esta convocatoria en nuestro pa¨ªs, con todo lo que su visi¨®n directa puede aportar a los estudiosos y aficionados, se beneficia de la feliz coincidencia de que se haya inaugurado en Madrid justo tras la clausura de la asimismo estupenda Ni?os de Murillo, exhibida en el Museo del Prado hasta comienzos del pasado mes de diciembre, muestra en la que hubiera ocupado un lugar de honor el Muchacho con perro, del Ermitage, que ahora nos visita, porque se trata de unos de esos ni?os murillescos de car¨¢cter profano que est¨¢n ausentes en nuestras colecciones. De todas formas, la importancia de esta peque?a gran exposici¨®n de Maestros sevillanos del barroco se defiende, en efecto, por s¨ª misma. Desde mi punto de vista, bastar¨ªa haber contado con la presencia del prodigioso Descanso en la huida a Egipto, un cuadro que contiene todos los elementos m¨¢s caracter¨ªsticos y excelentes de Murillo: figuras, paisaje y un escalofriante bodeg¨®n en su parte inferior derecha. Por otra parte, adquirido por Diderot en Par¨ªs con destino a la colecci¨®n de Catalina II de Rusia, no puede encontrarse un mejor pedigr¨ª para esta obra maestra.
Junto al tambi¨¦n muy notable del ya antes citado Muchacho con perro, del propio Murillo, destaca el af¨ªn de la preciosa Virgen ni?a en oraci¨®n, de Zurbar¨¢n, su muy oportuno complemento dentro de la exposici¨®n. En cuanto a la Cabeza de hombre de perfil, de autor¨ªa m¨¢s dudosa, nos trae un ejemplo del siempre m¨¢s controvertido Vel¨¢zquez de la primer¨ªsima etapa sevillana. Ludmila Kagan¨¦, autora del texto del cat¨¢logo sobre los fondos espa?oles del Ermitage y de las fichas de cada una de las obras seleccionadas para la exposici¨®n, nos explica con competencia todas las discusiones habidas a prop¨®sito de este cuadro, que en absoluto hay que descartar como de la mano de Vel¨¢zquez. En todo caso, su presencia en Madrid seguramente dar¨¢ pie a que los especialistas de nuestro pa¨ªs lo estudien y se pronuncien al respecto. Para terminar, quiero aprovechar la ocasi¨®n para insistir, una vez m¨¢s, en el mucho sentido que tienen estas exposiciones de pocas, pero muy significativas, obras de grandes artistas, porque el valor de una muestra art¨ªstica no se mide por el n¨²mero, sino por su calidad, como ocurre en esta muy interesante de los Maestros sevillanos del barroco.
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