Operaci¨®n Triunfo
Es la gallina de los huevos de oro. Operaci¨®n Triunfo no s¨®lo ha logrado conquistar la audiencia en los d¨ªas y horas de mayor competencia televisiva, sino que barre simult¨¢neamente en el mercado discogr¨¢fico poniendo a la venta recopilaciones de las canciones del programa. Y todav¨ªa hay mas, los chicos y chicas de la Academia graban anuncios publicitarios, tendr¨¢n un canal tem¨¢tico y sus rostros llenan las revistas del coraz¨®n. El espacio es un aut¨¦ntico chollo, una maquina de producir horas y m¨¢s horas de televisi¨®n encandilando a p¨²blicos de todas las edades. Despu¨¦s de permanecer muchos a?os adormecida sin incorporar a su parrilla un solo producto innovador, TVE se apunta un pleno con este bombazo que lleva camino de convertirse en fen¨®meno social.
En t¨¦rminos de audiencia, el impacto causado s¨®lo es comparable al de Gran Hermano, aunque su l¨ªnea y filosof¨ªa dista mucho de parecerse a aquel programa que embob¨® a millones de telespectadores. Para empezar, viendo Operaci¨®n Triunfo nadie se siente imb¨¦cil, como ocurr¨ªa si, arrastrado por la corriente imperante, te enganchabas unos minutos a las conversaciones insustanciales de los protagonistas de Gran Hermano. Algo de similitud existe en la incursi¨®n del objetivo en la cotidianeidad de los concursantes, pero, a diferencia del citado programa, la intimidad de los participantes de Operaci¨®n Triunfo no es sistem¨¢ticamente violada cuando hacen uso del retrete o practican escarceos amorosos.
Aqu¨ª el ojo de la c¨¢mara ¨²nicamente se muestra indiscreto para colarse en los ensayos o reflejar el ambiente en el que se desarrolla el concurso. Un tratamiento respetuoso que devuelve a la peque?a pantalla el pudor que parec¨ªa definitivamente erradicado. S¨®lo por ello el programa constituir¨ªa un avance notable en el respeto a la inteligencia del espectador, s¨®lo por la recuperaci¨®n de ese denostado elemento merecer¨ªa el aplauso y la bendici¨®n de los ¨ªndices de audiencia. Sin embargo, los aspectos positivos no terminan ah¨ª, el espacio incorpora otros valores que permiten a quienes lo contemplan irse a la cama sin despreciarse as¨ª mismos. Para empezar, el programa no eleva a los altares a ning¨²n jovenzuelo insulso por pasarse las horas muertas tirado en un sill¨®n diciendo chorradas.
En la Academia hay que currar y gan¨¢rselo para continuar en liza. Es todo un canto al af¨¢n de superaci¨®n, de cuyos notorios resultados son part¨ªcipes cada semana los telespectadores. De igual manera se fomenta la competencia leal, el compa?erismo y la amistad. Puede que en alg¨²n momento se les vaya un poco la mano con los tintes lacrim¨®genos, pero merece la pena correr el riesgo de caer en la ?o?er¨ªa con tal de recuperar la sensibilidad para la causa televisiva. En abierto contraste con otros espacios de televisi¨®n que fundamentan su ¨¦xito de audiencia en la bronca, la ordinariez y el despelleje, Operaci¨®n Triunfo exalta lo mejor de la gente joven. La ilusi¨®n por alcanzar el ¨¦xito, la solidaridad entre los participantes, y hasta un bien tan lamentablemente escaso en las peque?as pantallas como la ternura, son exhibidos con verdadera generosidad. Sus creadores, Toni Cruz y Jos¨¦ Mar¨ªa Mainat, antiguos componentes del grupo La Trinca y ahora ejecutivos de la productora Gestmusic, han sabido adem¨¢s impregnar al invento del esp¨ªritu de Fama, aquella serie norteamericana que caus¨® furor en los a?os ochenta. Si saben administrarla bien, como en el caso de la escuela neoyorquina, la Academia puede convertirse en una aut¨¦ntica cantera de artistas, un est¨ªmulo para la chicos que sue?an con triunfar en los escenarios.
Con todo, lo mejor de Operaci¨®n Triunfo es su capacidad de fabricar famosos con meritos demostrados para serlo. Un azote para esos otros personajes que viven del cuento, ocupando las pantallas de televisi¨®n sin mas merecimiento que ser hijos de famosos, acostarse con alguien conocido o insultar a todo el que se le ponga por delante. Estamos, en definitiva, ante un producto ¨¦ticamente irreprochable, una forma inteligente de poner el poderoso potencial del medio al servicio de algo positivo. El formato ha sido vendido ya en Portugal, Alemania, Italia e Inglaterra y varios pa¨ªses latinoamericanos est¨¢n interesados en adquirirlo. Son los huevos de oro de una gallina que merece la pena cuidar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.