El Tenerife deval¨²a al Athletic
El equipo rojiblanco sucumbe al desgaste del equipo insular y a sus propios fallos defensivos
El Athletic corre el riesgo de convertirse en una an¨¦cdota. Uno de esos equipos que animan las quinielas, porque ganan fuera y pierden en casa, aunque sus dosis de previsibilidad atenuan su capacidad de sorpresa. No hay que darle demasiadas vueltas a su doble personalidad: todo se reduce a la actitud del equipo contrario. En San Mam¨¦s los rivales se cierran, presionan como posesos y le obligan a pensar al Athletic por encima de sus posibilidades. En conclusi¨®n, se atasca. Por ello, Urzaiz bordea el constipado, por falta de actividad, y los problemas crecen en defensa. En cambio, fuera de casa, con el campo abierto, el Athletic encuentra la pausa que reclama para hacer efectiva su fe. Como no se trata de un equipo listo, necesita que le den tiempo para recitar la lecci¨®n que le ha ense?ado Heynckes. Cuando lo tiene, es implacable; cuando no lo tiene, se pierde en la montonera de los equipos mediocres.
ATHLETIC 1| TENERIFE 2
Athletic: Lafuente; Javi Gonz¨¢lez, Lacruz, Murillo, Larrazabal; J. Etxeberria, Orbaiz (Carlos Garc¨ªa, m. 62), Alkiza, Yeste (Tiko, m. 57); Guerrero y Urzaiz (Ezquerro, m. 62). Tenerife: Aragoneses; Manel, Charcos, Lussenhoff, Bermudo; Oca?a, Bino, Mart¨ª, Iv¨¢n Ania (Alexis, m. 92); Marioni (Pier, m. 86) y Fuertes (Hildago, m. 80). Goles: 0-1. M. 72. Fuertes clava en la escuadra un libre directo. 0-2. M. 73. Larrazabal en su intento de cesi¨®n descola a su portero para que Marioni marce a puerta vac¨ªa. 1-2. M. 79. Guerrero marca, cay¨¦ndose, en el ¨¢rea peque?a. ?rbitro: Turienzo. Amonest¨® a Lacruz y Larrazabal, en el Athletic, y a Bermudo, Oca?a y Marioni, en el Tenerife. Unos 33.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Y el Tenerife no le di¨® ni tiempo, ni respiro. No es el equipo insular un conjunto tocado por la gracia de Dios, pero ayer aparentaba ser el resultado de una conjura sudorosa. El Tenerife sabe que cada gol le sale a mill¨®n (s¨®lo hab¨ªa conseguido dos tantos a domicilio), as¨ª que en tales condiciones s¨®lo resta correr y sufrir como si te persigue un cicl¨®n. Y a fe que lo hizo.
Jugando sin aliento y sin aspavientos, presionando al portero y al delantero centro, consigui¨® poco a poco llevar el partido a su terreno. Daba igual que Bermudo fuera un coladero o que Marioni pareciera el enemigo del gol, porque a cambio consegu¨ªa meter al Athletic en ese t¨²nel habitual en San Mam¨¦s que lo convierte en un equipo vulgar que hace lo que todo el mundo adivina que va a hacer. S¨®lo Yeste rompi¨® el gui¨®n en la primera mitad. En el minuto 40 fall¨® el gol de su vida tras un pase magistral de Guerrero y una asistencia matem¨¢tica de Etxeberria. San Mam¨¦s ya ten¨ªa, desde entonces, su v¨ªctima propiciatoria. Poco le importaba que un cuarto de hora antes, Fuertes hubiera rematado al poste o que el Tenerife igualase al Athletic en llegadas a la porter¨ªa.
El equipo bilba¨ªno ha cambiado muchas cosas con Heynckes, pero algunas permanecen inalterables en su fisonom¨ªa. Una de ellas es que necesita jugar una velocidad por encima de su oponente para evitar la presi¨®n e imponer su ritmo.
En eso tambi¨¦n le gan¨® el Tenerife, m¨¢s inquieto, m¨¢s dispuesto, aunque negado, como siempre, de cara al gol, hasta que lleg¨® Fuertes y mar¨® un tanto antol¨®gico. O hasta que lleg¨® Larrazabal y descoloc¨® a Lafuente en un despeje absurdo para que Marioni marcara a puerta vac¨ªa.
No estaba el Athletic para remontadas, por m¨¢s que marcara Guerrero, con tiempo para empatar. Ni estaba Heynckes ayer demasiado despierto en los cambios, cuando retir¨® a Urzaiz, malgast¨® la opci¨®n de Urrutia para destascar el medio campo y prefiri¨® a Carlos Garc¨ªa que acab¨® haciendo de Urzaiz, con el resultado consabido. Demasiada confusi¨®n. Demasiada ventaja a un Tenerife que sin ense?ar nada atractivo se llev¨® con justicia un partido a base de sudor, punter¨ªa y de un regalo que celebr¨® como si en ello le fuera la Copa del Mundo.
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