El adi¨®s de Yves Saint Laurent
La marca del revolucionario de la moda perd¨ªa 12 millones de euros al a?o
Con traje y corbata negros, Yves Saint Laurent confirm¨® ayer no s¨®lo su retirada personal, sino el cierre de la firma de alta costura fundada por ¨¦l hace 40 a?os. Una decisi¨®n tomada tras d¨¦cadas de gloria como creador, que no han salvado a su tienda de perder 12 millones de euros por a?o, el doble de lo que vend¨ªa a una exclusiva clientela de algunos centenares de personas. El m¨ªtico modista pone fin a una actividad cada vez m¨¢s suplantada por la moda pr¨ºt-a-porter y otras marcas del sector del lujo, terreno iniciado por el propio Saint Laurent y que ¨¦ste cedi¨® en 1999 a una empresa de Fran?ois Pinault, mucho m¨¢s decidido a apostar por este camino que por una alta costura muy deficitaria.
Las realidades econ¨®micas no formaron parte de la ceremonia de despedida. Organizada para un publico tan selecto como aquel al que van destinadas sus colecciones, Yves Saint Laurent mostr¨® su orgullo por haber contribuido a 'la liberaci¨®n' de la mujer. No sin pedir perd¨®n por la vanidad, asegur¨® que su objetivo hab¨ªa sido ponerse al servicio de ellas: 'Servir sus cuerpos, sus gestos, sus actitudes, sus vidas. He querido acompa?arles en ese gran movimiento de liberaci¨®n que conoci¨® el ¨²ltimo siglo'.
No habr¨ªa sido otra la finalidad de incorporar novedades a la indumentaria femenina como el esmoquin y los vestidos trapecio, la blusa transparente o la sahariana. Un legado en el que Saint Laurent se apunta la democratizaci¨®n del lujo, el glamour y la exclusividad, elevados por ¨¦l a la categor¨ªa de contribuci¨®n hist¨®rica, acompa?ado de la convicci¨®n de que la alta costura no debe sobrevivirle. 'Este oficio no es un arte, pero necesita un artista para existir', afirm¨® en su declaraci¨®n de ayer, que ley¨® sin admitir pregunta alguna. Y aun as¨ª, los asistentes le aplaudieron.
Su confesi¨®n marca el crep¨²sculo de una ¨¦poca. La alta costura, tan ligada a Par¨ªs, ha perdido la mitad de sus protagonistas en poco m¨¢s de diez a?os: se contaban hasta 24 firmas en 1987 y la retirada de Yves Saint Laurent las deja reducidas a 11, casi todas vinculadas ya a grupos empresariales: las marcas Dior, Givenchy y Christian Lacroix pertenecen a Bernard Arnault, el grupo italiano Ferragamo es el accionista principal de Emanuel Ungaro y Balmain es hoy propiedad de un holding.
Yves Saint Laurent perdi¨® el control sobre la parte m¨¢s democratizada de la moda, cuando hubo de ceder la firma Saint Laurent Rive Gauche a una empresa que, al cabo de varias maniobras, termin¨® en manos de Gucci, propiedad de Fran?ois Pinault. ?ste ha puesto toda su confianza en el creador estadounidense Tom Ford, de 41 a?os, triunfador ahora en las portadas de las revistas del ramo, y por el que Yves Saint Laurent siente muy poca simpat¨ªa. ?ste se qued¨® s¨®lo con la tienda de alta costura, tambi¨¦n en la ¨¦gida de Pinault, a cambio de una suma estimada en unos 150 millones de euros y con un acuerdo para gestionarla hasta 2006. Las p¨¦rdidas acumuladas le dejaban dos opciones: cederla o cerrarla. Como Pinault no ha aceptado el papel de un simple mecenas, Yves Saint Laurent ha optado por derribar las columnas del templo antes de permitir que su nombre siga utiliz¨¢ndose bajo el control de otro.
De Yves Saint Laurent s¨®lo sali¨® ayer una expresi¨®n de agradecimiento hacia Pinault. Este ¨²ltimo, ausente del evento, le correspondi¨® con un cumplido sobre la 'emoci¨®n' que sent¨ªa por su retirada. Pierre Berger, el principal colaborador de Saint Laurent, neg¨® que la causa sea el enfrentamiento con el empresario, sino, en general, 'la direcci¨®n' que ha tomado el mundo de la moda: 'Yves Saint Laurent se retira porque se siente cada vez menos a gusto en un oficio que de alta costura no tiene m¨¢s que el nombre' y porque ya no tiene con quien competir: 'No es divertido jugar un partido de tenis cuando se est¨¢ solo y nadie contesta a los golpes de la pelota'.
Todos los ment¨ªs a una mala relaci¨®n entre el hombre que pagaba las facturas y el gran creador se estrellan contra las evidencias. Yves Saint Laurent ha permitido que se organice una retrospectiva de su obra en las Galer¨ªas Lafayette, propiedad del mayor rival de Pinault, y ha asistido a un desfile de Dior, tambi¨¦n del mismo competidor, mientras hurta su presencia en los de su propio empresario. Con esa retrospectiva y con el pase de la ¨²ltima colecci¨®n, el pr¨®ximo 22, la llama de Yves Saint Laurent no se extingue todav¨ªa. Adem¨¢s, la ret¨®rica de sus colegas tiene que confortarle: desde el gusto por su 'teatralidad en la escena y en la ciudad, siguiendo las trazas de B¨¦rard, Cocteau, Picasso', de que habla Christian Lacroix, a la 'cruel ausencia' que Emanuel Ungaro sentir¨ªa 'si la retirada de Yves Saint Laurent fuera definitiva'.
Babelia
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