Ayudar, no atosigar
Argentina necesitaba adoptar medidas econ¨®micas dif¨ªciles y seguramente poco ortodoxas. Con la excepci¨®n de un sistema fiscal impropio de una econom¨ªa avanzada, la ortodoxia la hab¨ªa mantenido en los ¨²ltimos 10 a?os hasta la extenuaci¨®n, para terminar en un callej¨®n del que s¨®lo pod¨ªa salir rompiendo el muro. Es lo que ha hecho el nuevo presidente, Eduardo Duhalde. La situaci¨®n social creada tras m¨¢s de tres a?os de recesi¨®n no facilitaba suaves transiciones. El plan de emergencia, que ha recibido un amplio respaldo parlamentario, otorga carta blanca al presidente para que decida durante los pr¨®ximos dos a?os la pol¨ªtica econ¨®mica.
El punto central es la definitiva salida de la trampa cambiaria creada en marzo de 1991 al fijar la paridad del peso y el d¨®lar. El sistema sirvi¨® para frenar en seco la hiperinflaci¨®n, pero la p¨¦rdida de competitividad de la econom¨ªa argentina con este tipo de cambio ha obligado a romperlo. Sin embargo, el abandono de la paridad no es total, pues se pasa a un sistema dual de tipos de cambio, una experiencia que en otros casos no ha sido buena y que puede generar numerosas distorsiones en los mercados y fomentar la corrupci¨®n.
El tipo de cambio oficial y comercial ser¨¢ fijo: 1,40 pesos por d¨®lar. A este valor se liquidar¨¢n las exportaciones y buena parte de las importaciones y se pagar¨¢ la deuda p¨²blica y privada. La deuda externa comenzar¨¢ a renegociarse en febrero. El otro tipo de cambio, al que se pagar¨¢n las importaciones de bienes suntuarios, el turismo, la compra de d¨®lares como ahorro y otros pagos financieros, lo dictar¨¢ el mercado libre. No cabe descartar que el peso se deprecie m¨¢s, generando a su vez una inflaci¨®n que Domingo Cavallo asegur¨® 'haber metido en la botella' diez a?os atr¨¢s. Los medicamentos han subido de precio, e incluso hay desabastecimiento en anticipaci¨®n de nuevas subidas. Los alquileres se regir¨¢n por la paridad de cambio durante seis meses, pero a partir de entonces pueden ser renegociados, es de suponer que al alza. Nada garantiza que Argentina no vaya a sufrir una nueva hiperinflaci¨®n, pero ni el clima econ¨®mico, ni la demanda, ni la liquidez la favorecen. El Gobierno asegura que solamente fijar¨¢ precios m¨¢ximos en productos de mercados monop¨®licos y oligop¨®licos como medicamentos y carburantes.
A la falta de reformas estructurales para la econom¨ªa argentina, se suma el sesgo proteccionista de las medidas que acompa?an a esta devaluaci¨®n. Tampoco tranquiliza el nombramiento como ministro de Industria de Jos¨¦ Ignacio Mendiguren, manifiestamente proteccionista. Pero Duhalde contribuir¨¢ a sosegar el ambiente si logra preservar el marco regional del Mercosur, que celebrar¨¢ una cumbre la pr¨®xima semana.
Una medida populista, aunque comprensible, ante el ajuste que va a sufrir el pa¨ªs con un presupuesto de austeridad, es que los pr¨¦stamos en d¨®lares inferiores a 100.000 se pasan a pesos en relaci¨®n de paridad. Son los bancos los que han de asumir un coste que oscila entre 6.000 y 15.000 millones de d¨®lares en un pa¨ªs en el que el 80% de los cr¨¦ditos hipotecarios est¨¢n en la moneda de EE UU. Pero los bancos se ver¨¢n en parte compensados por los ingresos que se deriven de las tasas que durante cinco a?os se imponen a las exportaciones de petr¨®leo. Las tarifas p¨²blicas se desdolarizan y se pesifican sin m¨¢s, lo que supone una p¨¦rdida real de ingresos para las compa?¨ªas telef¨®nicasy de electricidad.
El impacto sobre las empresas espa?olas es severo y ayer dej¨® una profunda huella en la Bolsa, aunque, salvo Repsol, las dem¨¢s no mermar¨¢n, en principio, sus resultados en m¨¢s de un 5%. En Argentina, 500 empresas espa?olas tienen inversiones destinadas a permanecer, soportando las vicisitudes que se suponen asociadas al riesgo propio de cualquier inversi¨®n y compartiendo el coste del ajuste. En un gesto de conciliaci¨®n, Duhalde ha comenzado a recibir a los representantes de las empresas espa?olas y otras. Sus inversiones tienen un car¨¢cter estrat¨¦gico, y, como tales, seg¨²n han considerado expertos y banqueros espa?oles, hay que estar 'a las duras y a las maduras'. Ahora tocan duras, pero Argentina tiene bases suficientes para recuperarse, salvo si se adentra en un nacionalismo proteccionista. Desde fuera no conviene atosigar, sino ayudar. Espa?a tiene una magn¨ªfica oportunidad de hacerlo desde la presidencia de la UE.
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