La crisis del PSE
La dimisi¨®n de Nicol¨¢s Redondo como secretario general del Partido Socialista de Euskadi (PSE) no ha creado la divisi¨®n interna de esa formaci¨®n, sino dejado constancia de la misma. Un partido dividido es un instrumento in¨²til. Dado el papel de la crisis vasca en la pol¨ªtica espa?ola, que el PSE consiga rehacer su unidad en su pr¨®ximo congreso extraordinario es algo que no s¨®lo interesa a los miembros de ese partido. Como poco, afecta al conjunto del PSOE.
Tras el Pacto de Lizarra, la deriva soberanista del PNV dej¨® sin sentido las viejas querellas entre los distintos sectores del PSE: todo el partido estuvo de acuerdo en la idea de que con ese PNV no hab¨ªa posible entendimiento, y en que la ¨²nica forma de recuperarle para el frente democr¨¢tico contra ETA era vencerle en las urnas, o al menos hacerle ver que pod¨ªa perder el poder. Tras las elecciones, sin embargo, rebrotaron las antiguas divisiones y Redondo no fue capaz de gestionar la divergencia. La ponencia que encarg¨® a su ex segundo, Jes¨²s Eguiguren, fue un texto cuyas conclusiones fueron consideradas por Redondo incoherentes con el diagn¨®stico general. ?No habr¨ªa sido m¨¢s inteligente corregir esas incoherencias v¨ªa enmiendas que plantear un texto alternativo que consolidase la divisi¨®n?
El problema es que ese debate te¨®rico se ha cruzado con el m¨¢s inmediato del poder, es decir, de las alianzas. Sectores influyentes del PSE han considerado peligroso mantener al partido durante cuatro a?os en una pol¨ªtica de oposici¨®n frontal, a la espera de una nueva oportunidad en las siguientes elecciones auton¨®micas, cuando a medio camino est¨¢n las municipales, y existen ya posibilidades de acuerdos con los nacionalistas en las diputaciones para aprobar sus presupuestos. Ello remite a las condiciones para recuperar la l¨ªnea de alianzas transversales: si se considera que PNV-EA han roto con Lizarra o mantienen su l¨®gica. Redondo no ha sido capaz de ofrecer respuesta a esa presi¨®n. Finalmente, la iniciativa de boicotear el Parlamento en respuesta a la cacicada de su presidente en el debate de los Presupuestos ha transmitido un mensaje equ¨ªvoco (porque implicaba aparecer junto a Batasuna) y equivocado (porque contribu¨ªa al descr¨¦dito de las instituciones).
?sos han sido los errores que sus rivales han podido esgrimir contra Redondo. Pero no es cierto que haya desplegado una pol¨ªtica diferente a la que se hab¨ªa aprobado en los congresos de su partido. Una cosa es que esa pol¨ªtica haya podido difuminar el perfil propio de los socialistas vascos y otra que se haya tratado de una estrategia de 'sometimiento a la Moncloa', como ha insinuado Ram¨®n J¨¢uregui en una declaraci¨®n impropia de la neutralidad exigible al presidente de la comisi¨®n gestora. Zapatero ha dicho con claridad que va a pedir a Redondo que contin¨²e formando parte de la Ejecutiva Federal del PSOE, aunque ha evitado pronunciarse sobre si va a pedirle que renuncie a presentar su candidatura al frente del PSE. Redondo est¨¢ en su derecho de abandonar, pero si lo hiciera por presi¨®n de la Ejecutiva, el debate quedar¨ªa falsificado.
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