Clase de historia en vivo
Una necr¨®polis del Calcol¨ªtico se integra con fines did¨¢cticos en el subsuelo de un colegio de Ja¨¦n
La sala de profesores del colegio Veracruz de Ja¨¦n guarda un secreto nada desde?able. Una plataforma de hierro extendida en el suelo sirve de improvisada puerta de entrada para sumergirse por la historia de esta ciudad en los ¨²ltimos 4.500 a?os. Ah¨ª es nada. Un acceso privilegiado para curiosos y amantes de la arqueolog¨ªa que, lejos de sepultarse y perderse en la memoria hist¨®rica, ha sido rescatado y preservado para su aprovechamiento por la comunidad educativa.
'Tenemos ganas de que Cultura finalice todos los trabajos de protecci¨®n y conservaci¨®n para poner al servicio de los alumnos este yacimiento que nos habla del pasado de Ja¨¦n. Ser¨¢ como una clase de historia en vivo'. Jos¨¦ Grillo, director del colegio Veracruz, aventura de este modo las expectativas que ha levantado entre profesores y alumnos del centro la presencia en el subsuelo de una necr¨®polis que los arque¨®logos fechan en la ¨¦poca del Calcol¨ªtico, es decir, entre el Neol¨ªtico y la Edad del Bronce. Se trata de una cueva artificial de m¨¢s de dos metros de altura y un di¨¢metro enorme, cuya extensi¨®n a¨²n no ha podido ser precisada, que se cree que alberg¨® en su d¨ªa los enterramientos colectivos del poblado arqueol¨®gico de Marroqu¨ªes Bajos, un gran yacimiento de m¨¢s de 100 hect¨¢reas que ido emergiendo en los ¨²ltimos a?os de forma paralela al crecimiento urban¨ªstico de la zona norte de la capital jiennense. La aparici¨®n de varios restos ¨®seos perfectamente alineados avala la tesis de los investigadores, aunque tambi¨¦n se trabaja sobre la hip¨®tesis que apunta a la existencia de varias unidades dom¨¦sticas que aglutinan caba?as, silos o pozos.
La cueva apareci¨® cuando se realizaban las excavaciones para la construcci¨®n del colegio, que ha abierto sus puertas este curso. Su localizaci¨®n oblig¨® modificar el proyecto inicial con el fin de integrar en el recinto escolar este inesperado reducto de la historia de Ja¨¦n. 'Queremos ofrecer a la comunidad educativa y al resto de la ciudadan¨ªa un lugar en el que reconocer parte del pasado de la capital jiennense con la autenticidad de estar documentado cient¨ªficamente por expertos y conservado debidamente', asegura la delegada de Cultura, Andrea G¨®mez. Su departamento ha librado 10 millones de pesetas para la conservaci¨®n de este hipogeo calcol¨ªtico.
No obstante, el hecho de que sea un foco de atracci¨®n cultural abierto a todos los p¨²blicos crea una dificultad a?adida en el colegio Veracruz. 'La sala de profesores tendremos que cerrarla porque esto se convertir¨¢ en un museo', asegura el director, quien reclama a Cultura un acceso alternativo por el exterior del centro. Este hallazgo se considera ya el punto de partida del futuro parque arqueol¨®gico abierto que la Junta de Andaluc¨ªa construir¨¢ en una manzana pr¨®xima para divulgar la enorme riqueza del yacimiento de Marroqu¨ªes Bajos.
'La Venecia de hace 4.500 a?os '
Ja¨¦n es una ciudad de piedemonte construida de espaldas a la monta?a y abierta al norte hacia la campi?a. Tradicionalmente se ha articulado en tres espacios bien diferenciados: el cerro de Santa Catalina dominado por el castillo; la ladera norte, cercada por la muralla romana y medieval y las tierras bajas, con ¨¢reas extensas de huertas que aprovechaban el abundante caudal proveniente de los niveles fre¨¢ticos del interior de la ciudad. La zona arqueol¨®gica de Marroqu¨ªes Bajos ocupa, precisamente, una importante porci¨®n de las tierras bajas, lo que le lleva a ser considerada por algunos investigadores como 'la Venecia de hace 4.500 a?os' por la abundancia de canales y sistemas hidr¨¢ulicos prehist¨®ricos que han quedado al descubierto con los hallazgos de los ¨²ltimos a?os. Los arque¨®logos de la Consejer¨ªa de Cultura Francisca Hornos, Narciso Zafra y Marcelo Castro, autores de varios estudios sobre el yacimiento de Marroqu¨ªes Bajos sostienen que la ocupaci¨®n de este poblado de 113 hect¨¢reas 'ha estado permanentemente orientada a la explotaci¨®n de los recursos agr¨ªcolas y al desarrollo de las t¨¦cnicas necesarias para su aprovechamiento intensivo'. De esta manera, los sistemas de canalizaci¨®n se suceden en el tiempo y bajo las acequias, muchas de las cuales a¨²n en funcionamiento, se han localizado drenajes del siglo XVII; atarjeas, canales y molinos de noria isl¨¢micos; y hasta molinos, albercas y canales romanos. Todo ello, a?aden los arque¨®logos, lo ha ido soportando 'el gran sistema hidr¨¢ulico prehist¨®rico que contin¨²a hasta hoy decidiendo sobre las trayectorias de las aguas subterr¨¢neas de la zona'. En junio de 1995, la Consejer¨ªa de Cultura inco¨® el expediente para la inscripci¨®n espec¨ªfica de Marroqu¨ªes Bajos como zona arqueol¨®gica en el Cat¨¢logo General del Patrimonio Hist¨®rico de Andaluc¨ªa. Desde entonces, Ja¨¦n ha asistido a un tiempo de descubrimiento permanente aunque ello haya supuesto no pocos conflictos. El TSJA le dio la raz¨®n al Ayuntamiento de la capital en el recurso interpuesto contra la catalogaci¨®n del yacimiento, una sentencia que ha sido aprovechada por los constructores y promotores de obras para amenazar con un plante a la hora de asumir el coste de las excavaciones arqueol¨®gicas previas a cada promoci¨®n inmobiliaria.
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