Gobierno y guerrilla rompen el proceso de paz en Colombia
Las FARC anuncian que seguir¨¢n usando 'todas las formas de lucha'
El Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC rompieron ayer, definitivamente, el di¨¢logo encaminado a la suscripci¨®n de un acuerdo de paz, tras mutuas recriminaciones y endurecimiento de posturas, y pusieron punto final a un proceso de tres a?os de negociaciones. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la principal guerrilla del pa¨ªs, anunciaron que devuelven la zona neutral, advirtieron de que seguir¨¢n utilizando 'todas las formas de lucha' para lograr los cambios y la reconciliaci¨®n y oficializaron la ruptura total del proceso que comenz¨® en enero de 1999.
El proceso de paz en el que gast¨® su capital pol¨ªtico el presidente de Colombia, Andr¨¦s Pastrana, no da para m¨¢s. 'El ultim¨¢tum de 48 horas dado por el se?or presidente cambia de manera unilateral lo sucedido en estos tres a?os y cierra las posibilidades al actual proceso', dice el comunicado de las FARC, le¨ªdo a las doce y media del d¨ªa de ayer por Sim¨®n Trinidad, uno de sus m¨¢s radicales comandantes. Y propusieron al presidente un acto p¨²blico para entregar formalmente los cascos urbanos de los cinco municipios de la zona de distensi¨®n.
El comunicado fue escuchado en palacio por el presidente, en compa?¨ªa de la embajadora de Estados Unidos, Ann Paterson; el comandante de las fuerzas militares, general Fernando Tapias, y varios de sus ministros. Terminaron as¨ª tres d¨ªas de tira y afloja que se crisparon al m¨¢ximo cuando el presidente Pastrana, a la medianoche del s¨¢bado, rechaz¨® con un rotundo 'para el Gobierno nacional no es satisfactoria' la propuesta de acuerdo presentada por las FARC con la mediaci¨®n de Naciones Unidas. Anunci¨® Pastrana que el plazo para el retiro de la zona de distensi¨®n hab¨ªa empezado ya a correr.
Pero dej¨® una ¨²ltima oportunidad para detener el reloj: una declaraci¨®n clara de las FARC, aceptando la existencia de garant¨ªas para continuar la negociaci¨®n y compromisos claros de llegar a acuerdos concretos de cese el fuego y hostilidades, incluido el secuestro, ataques a la poblaci¨®n civil y destrucci¨®n de la infraestructura.
La decisi¨®n presidencial desconcert¨® a los que hab¨ªan encontrado una se?al positiva en las palabras del representante de Naciones Unidas, James LeMoyne, que al terminar su misi¨®n dijo: 'Yo creo que hay voluntad de paz de las dos partes, creo que es posible encontrar una soluci¨®n a la crisis actual'.
El borrador del documento presentado, aunque ambiguo, parec¨ªa responder a las exigencias. Augusto Ram¨ªrez Ocampo, ex ministro y una de las voces m¨¢s autorizadas en el tema de negociaciones de paz, cre¨ªa que hab¨ªa tiempo para que las FARC reemplazaran 'discutir' por 'hacer acuerdos' y poner fin al esquema agotado de negociar en medio de la guerra que debilit¨®, ante la opini¨®n, la opci¨®n del di¨¢logo .
Pero la guerrilla tom¨® otro camino: en el comunicado en el cual dejan toda la responsabilidad del fracaso en hombros del presidente, anuncian que utilizar¨¢n 'todas las formas de lucha' para lograr los cambios que necesita el pa¨ªs.
Como lo hizo el presidente desde el d¨ªa en que plante¨® la ruptura, ayer se escucharon voces tratando de calmar los ¨¢nimos frente a un futuro de guerra: 'No ser¨ªa tan dram¨¢tico; las FARC no tienen la capacidad de hacer m¨¢s mal del que han hecho hasta ahora', argumentan. La historia dice lo contrario: el conflicto se agudiza y aumenta la guerra sucia cada vez que fracasa un intento de salida negociada. Esta vez podr¨ªa ser peor, pues en estos tres a?os de fallido intento de paz se han reforzado todos los aparatos militares: el del Ej¨¦rcito, el de la guerrilla y el de los paramilitares.
A las nueve y media de la noche de hoy (dos y media de la ma?ana en Espa?a) empezar¨¢ el operativo de toma del Ej¨¦rcito de un territorio tan grande como Extremadura (42.000 kil¨®metros cuadrados), donde unos cuatro mil, de los m¨¢s de quince mil hombres de esta vieja y numerosa guerrilla, han vivido sin el asedio militar y han impuesto sus reglas y su ley.
Los hombres de Manuel Marulanda Tirofijo han dejado claro que abandonar¨¢n los cascos urbanos pero permanecer¨¢n, como lo hac¨ªan antes de empezar esta experiencia, en el ¨¢rea rural. 'Es nuestro territorio hist¨®rico, no lo vamos a dejar'.
Los habitantes de estos cinco municipios, atemorizada por una arremetida paramilitar, repiten una y otra vez que no son guerrilleros y que nadie consult¨® su opini¨®n para utilizar sus pueblos como territorio de paz. James LeMoyne permanecer¨¢ en la zona para garantizar su seguridad. 'Espero que los paramilitares cumplan su promesa de no atacar a la poblaci¨®n civil', dijo el norteamericano, que hizo todo lo que pudo para evitar la guerra. 'Naciones Unidas no cree en la soluci¨®n militar'.
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