Miedo al miedo
El trastorno de angustia afecta al 3% de los espa?oles. S¨®lo uno de cada cinco est¨¢ bien diagnosticado y tratado
Una ciudad en guerra utiliza el sonido de las sirenas para alertar a sus vecinos del peligro de un inminente ataque enemigo. Durante el tiempo que dura la alarma, los ciudadanos se esconden y detienen todas sus actividades. La ciudad est¨¢ paralizada por el temor y se prepara para responder. Cuando el peligro pasa, todo vuelve a la normalidad. As¨ª ocurre tambi¨¦n con el ser humano. La ansiedad es una respuesta adaptativa natural que permite al individuo preparar su organismo para hacer frente a cualquier peligro que amenace su integridad f¨ªsica o psicol¨®gica. Pero, ?qu¨¦ ocurrir¨ªa si, una vez desvanecida la amenaza, las sirenas siguieran sonando? El 3% de la poblaci¨®n espa?ola vive d¨ªa a d¨ªa bajo una constante e infundada sensaci¨®n de peligro que le impide realizar las actividades m¨¢s cotidianas y que le recluye en su casa. Pero el verdadero enemigo de estas personas se llama trastorno de angustia y s¨®lo recibe un correcto diagn¨®stico y tratamiento en el 22% de los casos.
La caracter¨ªstica principal de este trastorno son las crisis de ansiedad o p¨¢nico
Entre el 23% y el 54% de los afectados sufren un episodio depresivo en su vida
'La caracter¨ªstica fundamental del trastorno de angustia es el padecimiento de crisis de ansiedad intensa -o crisis de p¨¢nico-, que aparecen de forma s¨²bita e inesperada, sin motivo aparente, y que tienden a ser recurrentes, por lo que provocan gran malestar en el sujeto en el momento de padecerlas y, en general, un temor persistente a que vuelvan a repetirse', explica Jer¨®nimo Saiz Ruiz, jefe del servicio de psiquiatr¨ªa del hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid.
'Los s¨ªntomas predominantes durante la crisis de p¨¢nico son la aparici¨®n repentina de palpitaciones, dolor precordial, sensaci¨®n de ahogo, mareo o v¨¦rtigo y sensaci¨®n de irrealidad. Casi siempre se acompa?a de un temor secundario a morirse, a perder el control, a perder el conocimiento o a enloquecer', a?ade.
Desde la aparici¨®n de la primera crisis y a partir de su repetici¨®n en sucesivos episodios, el paciente desarrolla diversos s¨ªntomas relacionados con la evoluci¨®n del trastorno que merman progresivamente su calidad de vida. Con el tiempo, la crisis de p¨¢nico se convierte por s¨ª misma en el objeto de la ansiedad del paciente, con lo que ¨¦ste no siente angustia ¨²nicamente cuando sufre un ataque, sino que experimenta un estado permanente de ansiedad anticipatoria asociada a determinadas situaciones.
Cuando una persona sufre una crisis de p¨¢nico tiende a establecer una relaci¨®n causal entre ¨¦sta y el lugar en el que se encuentra en el momento del ataque. As¨ª, este tipo de pacientes desarrolla conductas de evitaci¨®n f¨®bica frente aquellas situaciones en las que teme ponerse enfermo y no poder recibir ayuda.
'Por este motivo, el paciente busca la seguridad que puede proporcionarle un ambiente conocido o la compa?¨ªa de alguien de confianza que conozca su problema y pueda llevarle a alg¨²n centro m¨¦dico en el que se le pueda atender. Es frecuente que tienda a evitar lugares de donde no es f¨¢cil salir, o que cuando acude a uno de estos sitios identifique claramente d¨®nde est¨¢ la salida y se sit¨²e cerca de ella', explica Saiz. Adem¨¢s, el paciente desarrolla una fuerte dependencia de los dem¨¢s, y exige en ocasiones una atenci¨®n dif¨ªcil de satisfacer.
Esta falta de autonom¨ªa, junto a la agorafobia, provoca que el afectado limite su propia vida y elimine determinadas conductas sociales que antes eran habituales.
Esta situaci¨®n, que por s¨ª sola resulta muy invalidante, puede empeorar en aquellos casos en los que los afectados por el trastorno de angustia padecen tambi¨¦n depresi¨®n o abuso de sustancias. Entre el 23% y el 54% de los sujetos con trastorno de angustia presentan un episodio depresivo a lo largo de su vida, y cerca del 20% tiene problemas con el alcohol. Todas estas complicaciones aparecen conforme evoluciona la enfermedad, por lo que una detecci¨®n y un tratamiento precoz en el nivel de la atenci¨®n primaria mejoran las perspectivas para el paciente ante una enfermedad con una marcada tendencia a la cronicidad.
'A pesar de las frecuentes visitas al m¨¦dico de familia, la enfermedad permanece a menudo sin identificar, y s¨®lo el 22% de los casos que reclaman ayuda en los servicios de atenci¨®n primaria recibe un tratamiento adecuado. Evidentemente, la mejora de la capacidad de los m¨¦dicos para identificar de manera adecuada el trastorno de p¨¢nico con o sin agorafobia, en su actividad cl¨ªnica cotidiana, constituye un elemento crucial para disminuir el impacto social de este trastorno, prevenir su empeoramiento y cronificaci¨®n y, de forma eventual, aliviar a los servicios de salud mental de una carga asistencial y econ¨®mica excesiva', afirma Jos¨¦ Luis Ayuso Guti¨¦rrez, catedr¨¢tico de psiquiatr¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
Como en otras patolog¨ªas psiqui¨¢tricas, las causas del trastorno de angustia todav¨ªa no son claras. Diversas investigaciones explican de forma parcial y nunca definitiva el origen de la enfermedad. Por un lado, los cient¨ªficos creen en la existencia de una cierta predisposici¨®n gen¨¦tica bas¨¢ndose en la evidencia de una mayor prevalencia de la enfermedad entre familiares. De hecho, se calcula que los factores gen¨¦ticos influyen en el desarrollo del trastorno en m¨¢s del 40% de los casos.
Por otra parte, los expertos creen que el trastorno tiene su origen en las alteraciones en determinados neurotransmisores, como la serotonina o la noradrenalina. No en vano, la utilizaci¨®n de sustancias que regulan la actividad de estos neurotransmisores ofrece resultados positivos en el tratamiento de las crisis de p¨¢nico. 'La utilidad de los f¨¢rmacos en el tratamiento del trastorno de angustia es conocida desde hace m¨¢s de 30 a?os', explica Saiz.
'Si bien la mayor¨ªa de los estudios y su objetivo primordial en las fases iniciales se centraban en bloquear la aparici¨®n de nuevas crisis de angustia, de forma secundaria origina otras acciones beneficiosas en los enfermos: alivia la ansidedad de anticipaci¨®n, mejora su autoconfianza y contribuye a evitar las fobias, con un efecto positivo sobre la depresi¨®n asociada y una mejora en el funcionamiento global', a?ade este psiquiatra.
Por ¨²ltimo, psicoanalistas, conductistas y cognitivistas ofrecen sus particulares modelos te¨®ricos para explicar las causas de una enfermedad cuyo origen consideran psicol¨®gico. 'En muchos casos, sobre todo cuando la conducta evitativa es muy marcada, es preciso utilizar tratamiento psicol¨®gico, b¨¢sicamente la llamada psicoterapia cognitivo-conductual, que tiene por objeto desmontar las interpretaciones catastr¨®ficas que hace el paciente y que dan origen al c¨ªrculo vicioso que culmina en un ataque de angustia', afirma Ayuso Guti¨¦rrez.
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