Humorismo y sabidur¨ªa
La larga vida de Miguel Batllori (Barcelona, 1909) se mueve entre dos tradiciones culturales: la liberal y la cat¨®lica, dif¨ªciles de compaginar en la Espa?a de la primera mitad del siglo XX, pero que lograron armonizarse primero en el seno de su propia familia, perteneciente a la burgues¨ªa barcelonesa culta, y despu¨¦s en su pensamiento y sus investigaciones hist¨®ricas. Esta obra, donde Cristina Gatell y Gl¨°ria Soler ofrecen una cuidadosa selecci¨®n de los recuerdos m¨¢s relevantes del historiador catal¨¢n, se encarga de demostrarlo de la primera a la ¨²ltima p¨¢gina en un apasionante recorrido por las principales etapas de su itinerario vital e intelectual, que narra el mismo Batllori en primera persona: el entorno familiar y sus ra¨ªces hist¨®ricas; la formaci¨®n escolar y universitaria en su Barcelona natal; el ingreso en la Compa?¨ªa de Jes¨²s y los largos a?os de preparaci¨®n religiosa y de formaci¨®n teol¨®gica; su estancia en Mallorca, 'la isla del buen decir', como profesor en un colegio jesuita; su vida en Roma durante casi cincuenta a?os como investigador, profesor de la Universidad Gregoriana y director de la Archiuum Historicum Societatis Iesu, su participaci¨®n en congresos internacionales de historia y su relaci¨®n con historiadores e intelectuales de todo el mundo.
RECUERDOS DE CASI UN SIGLO
Miguel Batllori Recopilados por Cristina Gatell y Gl¨°ria Soler El Acantilado. Barcelona, 2001 419 p¨¢ginas. 23 euros
Las experiencias aqu¨ª descritas se enmarcan en el contexto de los principales acontecimientos pol¨ªticos, culturales y religiosos que le toc¨® vivir tanto en Espa?a e Italia como en el ¨¢mbito mundial: dictadura de Primo de Rivera, II Rep¨²blica, disoluci¨®n de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, Italia fascista de Mussolini, guerra civil, II Guerra Mundial, dictadura franquista, Concilio Vaticano II, transici¨®n democr¨¢tica espa?ola, etc¨¦tera. Batllori no se queda, por tanto, en el plano autobiogr¨¢fico, sino que ofrece un amplio panorama del siglo XX y reflexiona sobre lo vivido con sentido cr¨ªtico, nunca desde la complacencia o la a?oranza.
La mentalidad abierta de Batllori contrasta con la cerraz¨®n del mundo jesu¨ªtico en que se form¨® y de la Iglesia cat¨®lica en general antes del Vaticano II. Si el ingreso en la Compa?¨ªa de Jes¨²s sorprendi¨® a propios y extra?os, la permanencia en ella dejaba perplejos a algunos de sus correligionarios. El historiador jesuita padre Leturia le pregunt¨® un d¨ªa c¨®mo hab¨ªa podido perseverar en la Compa?¨ªa de Jes¨²s. 'Pues, muy sencillo', le respondi¨® Batllori, 'con un humorismo trascendental'. A lo que Leturia le replic¨®: 'El humorismo no entraba en los planes de san Ignacio'. (La entrada en la vida religiosa no respondi¨® a motivaciones pastorales o apost¨®licas, sino a la necesidad de 'una actuaci¨®n espiritual en el mundo de la cultura').
Su talante liberal se muestra
en la valoraci¨®n positiva de eclesi¨¢sticos dialogantes mal vistos por los integristas, en el reconocimiento hacia personalidades denostadas por la Iglesia oficial y en la sinton¨ªa de criterio con historiadores que no compart¨ªan su fe. Batllori siente un profundo respeto por el cardenal Vidal i Barraquer, que adopt¨® una actitud dialogante con la Rep¨²blica y no firm¨® la carta del episcopado espa?ol del 1 de julio de 1937 a favor de la Cruzada. Se muestra comprensivo con Manuel Aza?a. 'La soluci¨®n de Aza?a', escribe, 'fue la de un intelectual republicano de izquierdas, pero en aquel momento hizo un gran bien a la Iglesia, como el mismo cardenal Vidal i Barraquer insinu¨® al cardenal Pacelli'. Intervino para evitar la condenaci¨®n de Ortega y Gasset por el Santo Oficio y la inclusi¨®n de sus obras en el ?ndice de Libros Prohibidos. Mantuvo una estrecha amistad con el historiador Vicens Vives, acusado de separatista y filocomunista.
Su sentido cr¨ªtico est¨¢ siempre a flor de piel y se dirige contra el integrismo cat¨®lico, la subcultura clerical y la teolog¨ªa arcaica, que, confiesa, 's¨®lo me sirvi¨® para examinarme y para nada m¨¢s'. De ¨¦l no se libran los papas P¨ªo X, a cuya beatificaci¨®n se opuso por su actitud antimodernista, y P¨ªo XI, a quien consideraba 'un hombre muy contradictorio'.
Su verdadera talla como historiador aparece de manera especial en el ¨²ltimo cap¨ªtulo, donde expone las claves de su metodolog¨ªa cient¨ªfica. De entre ellas cabe destacar las siguientes: interdisciplinaridad (historia, filolog¨ªa, filosof¨ªa y derecho), car¨¢cter agn¨®stico de la historia, que le lleva a dudar de que 'en la historia se pueda llegar f¨¢cilmente a una certeza', correcta articulaci¨®n de lo local y lo global en una perspectiva universalista, y relaci¨®n inseparable entre tradici¨®n e innovaci¨®n. La publicaci¨®n de este libro es la mejor lecci¨®n de historia que Batllori pod¨ªa dar a sus 92 a?os.
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