Juan Jos¨¦ Saer y la tradici¨®n
LA COMPILACI?N de los Cuentos completos (1957-2000) de Juan Jos¨¦ Saer (Serodino, Argentina, 1937), permite llamarlo, de nuevo, el m¨¢s grande escritor argentino vivo. Novelista, cuentista, ensayista y poeta -El arte de narrar recogi¨® por ¨²ltima vez en 2000, tras sucesivas entregas, su obra po¨¦tica-, Saer sostiene una concepci¨®n de lo literario que, en su reivindicaci¨®n del m¨¢s alto horizonte formal, atraviesa, como exigencia irrevocable, diversas corrientes argentinas. Y, sobre todo, se distingue de las distintas est¨¦ticas realistas: la sat¨ªrica de Fogwill, la par¨®dica de C¨¦sar Aira, la alegorizante de Ricardo Piglia o de Marcelo Cohen.
La ¨ªndole transversal de esta exigencia no se debe s¨®lo a su po¨¦tica, sino tambi¨¦n a su ausencia de vinculaci¨®n directa con las figuraciones de Buenos Aires. En efecto, Saer viene de una periferia -las llanuras del interior fluvial argentino- hasta entonces abandonada a su caracter¨ªstica suerte regionalista. Es notable el modo en que ese circuito de pret¨¦rita ruralidad costumbrista se transforma, al mezclarse con otra constelaci¨®n de lecturas, en una inquisici¨®n acerca de la materia misma de la palabra po¨¦tica. ?A qu¨¦ se debe este resultado? Seg¨²n Beatriz Sarlo (La Naci¨®n, Buenos Aires, 28 de noviembre de 2001), en los cuentos primeros est¨¢ Borges, adem¨¢s de los 'grandes nombres de quienes Saer hab¨ªa le¨ªdo: Proust, Faulkner, Chandler, el objetivismo franc¨¦s, Pavese, Musil'. A estos acertados nombres y matices es posible agregar, como se?ala Mart¨ªn Prieto (Clar¨ªn, Buenos Aires, 30 de diciembre de 2001), que Saer viene tambi¨¦n de otro lugar. No es casual que se pueda incluirlo en la l¨ªnea de Antonio di Benedetto -cuya extraordinaria novela, Zama, de 1956, precede en cuatro a?os la aparici¨®n del primer libro de Saer-, de Augusto Roa Bastos y del poeta secreto de Paran¨¢, el gran maestro de la tradici¨®n l¨ªrica del siglo XX: Juan L. Ortiz.
En la multiplicidad de estas redes se ve mejor un rasgo sobresaliente del proyecto de Saer. Con una nitidez especial, su obra, de neto corte experimental y vindicativamente vanguardista, supone un logro en el plano espec¨ªfico de la creaci¨®n literaria: el estilo. Por eso estos cuentos, escritos y publicados entre 1957 y 2000, reunidos ahora siguiendo una elocuente cronolog¨ªa inversa, desde 2000 hacia atr¨¢s, ense?an la utilizaci¨®n temprana y el tambi¨¦n temprano abandono, por parte de Saer, de la ¨®rbita de Faulkner -y por tanto de Onetti- en la concepci¨®n de la voz narrativa y tambi¨¦n en la construcci¨®n de la trama. Y muestran, despu¨¦s, su trabajo de elaboraci¨®n de una frase capaz de rodear, apresar, acotar la experiencia moral y f¨ªsica del tiempo en el ritmo del p¨¢rrafo. As¨ª los relatos de Unidad de lugar (1967) y de La mayor (1976) constituyen un corpus de inagotables sugerencias y ecos. All¨ª, Saer se convierte en el ¨²nico escritor actual en el que la resonancia de Las olas, de Virginia Woolf, vuelve a adquirir su aut¨¦ntico estatuto ontol¨®gico: palabras m¨¢s all¨¢ y m¨¢s ac¨¢ de la consciencia y de lo inconsciente, identidades m¨¢s all¨¢ y m¨¢s ac¨¢ del mero juego identificatorio de lo masculino y lo femenino.
En argentina es visible su impronta. Es clara en algunos: hay una huella del Saer de los a?os sesenta -En la zona, Palo y hueso, Unidad de lugar, La vuelta completa, Cicatrices- en las conversaciones sobre literatura, de demorada tensi¨®n, tanto en los textos de Piglia como en sus entrevistas, que suenan desde esta perspectiva como fragmentos saerianos. Y se palpa, en otros autores, una reverberaci¨®n fluvial a lo Saer: en El camino rojo, de Ana Basualdo, en Carlos D¨¢maso Mart¨ªnez, Juan Martini, Sergio Chejfec u ?scar Taborda.
Este volumen, que cubre casi cincuenta a?os de producci¨®n literaria, no s¨®lo hace patente esa transversalidad, sino que la vuelve punto de referencia actual para una b¨²squeda art¨ªstica en lo que ¨¦sta tenga de esforzada sustracci¨®n -de transversalidad esencial- frente a est¨¦ticas acopladas a las solicitaciones del mercado. Los Cuentos completos poseen una sobresaliente intensidad y riqueza de procedimientos: soliloquios, cr¨®nicas, semblanzas, composiciones extensas y perfectas (Sombras en un vidrio esmerilado), esbozos ir¨®nicamente concebidos como parad¨®jicas formas concluidas, cruces de voces, apresamientos de un instante m¨ªtico (La mayor), recreaciones hist¨®ricas (Paramnesia). En todos ellos se apela, de una u otra manera, a la potencialidad cr¨ªtica de un arte verbal capaz de negarse, todav¨ªa hoy, a ser absorbido por la industria editorial del entretenimiento.
Nora Catelli (Rosario, Argentina, 1946) es autora de ensayos como Testimonios tangibles: Pasi¨®n y extinci¨®n de la lectura en la narrativa moderna (Anagrama).
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