Condones, una falsa pol¨¦mica
Que a estas alturas de la pel¨ªcula discutamos de si en los institutos de secundaria se deben instalar o no m¨¢quinas expendedoras de preservativos, y queramos adem¨¢s hacer del tema un ejercicio de democracia directa de los adolescentes, es, desde mi punto de vista, pat¨¦tico. Estamos en un pa¨ªs en el que los cauces de los ciudadanos para expresar directamente sus puntos de vista sobre temas espec¨ªficos son muy estrechos. Las v¨ªas para convocar refer¨¦ndums o para presentar propuestas legislativas son enormemente tortuosas y dependen siempre de la voluntad de las autoridades de turno. A¨²n me produce escalofr¨ªos pensar lo que se hizo en el Parlament con la iniciativa legislativa popular que propon¨ªa eliminar la incineraci¨®n de residuos en el pa¨ªs. Iniciativa que por arte de birlibirloque se convirti¨® nada m¨¢s y nada menos que en ?una ley que regulaba la incineraci¨®n! En ese contexto, y de mano de un Gobierno y de una coalici¨®n que no despuntan precisamente por su tendencia a la experimentalidad democr¨¢tica, se piensa convocar a m¨¢s de 60.000 alumnos de secundaria para que opinen si quieren o no comprar preservativos en su centro educativo.
Las m¨¢quinas de condones en los institutos es una m¨ªnima parte de un debate que deber¨ªa ser m¨¢s serio
Estamos en un pa¨ªs en que los adolescentes no pueden opinar sobre nada. A nadie se le ha ocurrido, por ejemplo, tener en cuenta a los estudiantes para orientar al Gobierno de CiU sobre la conveniencia o no de votar la LOU. No creo que nadie tenga en mente preguntar a los alumnos de secundaria sobre si est¨¢n de acuerdo o no con la reforma que prepara el PP despu¨¦s del 'paseo triunfal' de la LOU. Pero, en cambio, deber¨¢n decidir sobre algo tan 'pol¨¦mico', sobre un dilema tan complejo, como si quieren o no tener un acceso m¨¢s c¨®modo a los condones. No dudo de la buena voluntad de las consejer¨ªas de Sanidad y Educaci¨®n. No estoy en desacuerdo con la colocaci¨®n de las m¨¢quinas expendedoras en cuesti¨®n. Me sorprenden, eso s¨ª, las voces indignadas de personas y profesionales que desde posiciones religiosas, sin duda respetables, se escandalizan ante algo que forma parte de la m¨¢s absoluta naturalidad no s¨®lo en muchos pa¨ªses a los que queremos acercarnos, sino en nuestra propia sociedad. Me alucina que en el af¨¢n de orientar a los j¨®venes se afirme, como hace Inocente Garc¨ªa, de la Conferencia Episcopal: 'No es verdad que exista sexo seguro'. El Obispado de Lleida agrega que la castidad 'es una de las mejores f¨®rmulas para combatir el sida'. No creo que sea serio plantear as¨ª las cosas cuando el sida es la primera causa de muerte entre los j¨®venes espa?oles entre 25 y 35 a?os, y la tercera entre los de 18 y 25. Comparto, pues, la preocupaci¨®n que expresa la propuesta de Sanidad. Lo que me molesta es centrar el debate sobre la preocupante situaci¨®n de la sexualidad adolescente en el tema de si vender o no condones en los centros de secundaria. No es s¨®lo un problema de acceso a los condones, es un problema de informar desde edades tempranas y con una visi¨®n abierta y concreta, y hacerlo desde la proximidad emocional. Si frente al miedo y las incertidumbres que acostumbran a rodear a la iniciaci¨®n sexual lo ¨²nico que se nos ocurre es plantear el dilema castidad o condones vamos mal.
Debemos recordar que las cifras m¨¢s recientes indican que m¨¢s de nueve por cada mil chicas catalanas de 14 a 17 a?os quedan embarazadas sin desearlo. Esas cifras est¨¢n muy por encima del cuatro por mil holand¨¦s y son superiores al siete por mil franc¨¦s. Al mismo tiempo, crece el n¨²mero de abortos en toda Espa?a, particularmente en Catalu?a. Frente a ello, en Francia las enfermer¨ªas de los centros de secundaria franceses disponen de la p¨ªldora poscoital. Esa medida se suma a las m¨¢s de 30 horas anuales de educaci¨®n sanitaria. Los j¨®venes holandeses disponen desde los 11 a?os de una complet¨ªsima informaci¨®n sobre el tema, y pueden acce-der sin problema alguno a cualquier m¨¦todo anticonceptivo. Los profesores de biolog¨ªa holandeses disponen de material distribuido por el ministerio que incluye todo tipo de preservativos femeninos y masculinos, y cuentan incluso con un minicomputador que analiza la orina para la prueba de embarazo. Los expertos opinan que ¨¦sas son las bases del ¨¦xito evidente de Holanda en la prevenci¨®n de los embarazos no deseados y en la reducci¨®n del n¨²mero de abortos.
?Y en Catalu?a? Ni enfermer¨ªas en institutos, ni facilidades para acceder a las pastillas del d¨ªa despu¨¦s, y muy pocas demostraciones pr¨¢cticas en centros escolares de, por ejemplo, c¨®mo colocar los preservativos o d¨®nde acudir si se tienen dudas sobre transmisi¨®n del sida o embarazos no deseados. La sanidad p¨²blica no dispone de servicios espec¨ªficos para atender a los adolescentes. Hay muy poca empat¨ªa y respeto a la intimidad. Nada que ver con iniciativas como las del Centre Jove d'Anticoncepci¨® i Sexualitat de la calle de La Granja de Barcelona, donde s¨ª han creado un servicio especializado para gente que vive con gran desasosiego sus primeras experiencias e inseguridades. En fin, bienvenida la iniciativa si, como se dijo, se pretende abrir un debate. Bienvenidos tambi¨¦n los refer¨¦ndums. Pero, perm¨ªtaseme que discrepe de la solemnidad dada a un tema que deber¨ªa ser desde hace tiempo algo habitual en nuestros centros educativos, lugares de diversi¨®n y farmacias. Ahora resulta que es m¨¢s complicado y tenemos que prestar m¨¢s atenci¨®n a comprar condones que a las evidentes facilidades que rodean e incentivan la compra de tabaco a cualquier edad y al margen de cualquier normativa. En fin, no se preocupen, pienso hacer campa?a en casa para que mis dos hijas mayores voten favorablemente en el ref¨¦rendum si llega a celebrarse.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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