?Dinero u otra causa?

Los abajo firmantes, padres y madres de alumnos del colegio p¨²blico Garc¨ªa Quintana, de Valladolid, y vecinos de la misma ciudad, queremos manifestar nuestro profundo rechazo a la pol¨ªtica informativa que sobre el desgraciado caso del colegio de nuestros hijos ha mantenido el peri¨®dico EL PA?S.

Durante mucho tiempo, su publicaci¨®n simplemente nos ha ignorado y ninguneado, para pasar luego, cuando la noticia ya no se ha podido ocultar m¨¢s, pues estaba en todos los medios de comunicaci¨®n nacionales, a informar de manera parcial y sesgada, sin reflejar en ninguna ocasi¨®n el punto de vista de los padres o de los vecinos afectados.

Algunos ejemplos: en su edici¨®n del 5-1-02, y en relaci¨®n con los cuatro casos de c¨¢ncer diagnosticados en menos de un a?o (y no en 15 meses, como reiteradamente ha afirmado este diario) en un grupo de 450 ni?os escolarizados a 46 metros de un bosque de 60 antenas de telefon¨ªa con sus correspondientes cables, transformadores y amplificadores de se?al, etc¨¦tera, situados en la fachada y s¨®tanos del edificio), se afirma que 'los cient¨ªficos e ingenieros rechazan, en contra de los padres, la relaci¨®n de los casos con las antenas de telefon¨ªa fija que hay junto al colegio p¨²blico', sin explicar de qu¨¦ cient¨ªficos e ingenieros se trata, al menos que presupongamos que son todos en el mundo entero un¨¢nimemente de esa opini¨®n. No aclaran tampoco (pese a que ese mismo d¨ªa los afectados enviamos una nota discrepante que, por supuesto y como todas las dem¨¢s, no se ha publicado) que los padres relacionamos al conjunto de las instalaciones, al 'edificio emisor', como lo ha calificado el juez que clausur¨® las antenas, como sospechoso de producir campos electromagn¨¦ticos del tipo que sean.

Estos campos han sido clasificados por la OMS (que, desde luego, cuenta con cient¨ªficos) como factor carcinog¨¦nico de tipo 2B, mientras que la IARC (Asociaci¨®n Internacional de Investigaci¨®n del C¨¢ncer) ha aprobado por unanimidad de todos sus expertos el 27 de junio de 2001 que dichos campos electromagn¨¦ticos son un factor de riesgo, precisamente, para la leucemia infantil.

Asimismo, se ha dado siempre la versi¨®n de las operadoras y de los expertos que las apoyan en su b¨²squeda de beneficio econ¨®mico (?se acuerdan de los m¨¦dicos y expertos que durante a?os mantuvieron que el tabaco no ten¨ªa nada que ver con el c¨¢ncer?), sin contrastar con f¨ªsicos, biof¨ªsicos o m¨¦dicos que mantienen p¨²blicamente opiniones divergentes.

A ello se une el reiterado uso de informaciones err¨®neas que, curiosamente, siempre apuntan a minusvalorar los da?os sufridos o a desestimar la relaci¨®n causal con las instalaciones de telefon¨ªa.

Por ejemplo, en la edici¨®n del 11-1-02, un experto busca una fantasmal causa alternativa: la contaminaci¨®n medida en una estaci¨®n situada en la calle Labradores, 'a 50 metros del colegio', cuando todo el mundo que conoce Valladolid sabe que est¨¢ a m¨¢s de medio kil¨®metro, y que hay varios colegios que se encuentran mucho m¨¢s cerca.

?Tendr¨¢ todo esto que ver con el hecho de que una de las operadoras, que, contra el m¨¢s elemental principio de precauci¨®n y anteponiendo sus intereses econ¨®micos a la salud de los 450 ni?os ha mantenido meses y meses sus emisiones junto al colegio, tenga entre sus accionistas a su grupo de comunicaci¨®n?