Salamanca, fiesta por las cuatro esquinas
La capitalidad cultural europea llena la ciudad de arte y espect¨¢culos
En Salamanca, los camareros no te atienden, te adoptan. No son trabajadores de la hosteler¨ªa, son miembros de alguna ONG secreta camuflados en bares y restaurantes para hacer felices a sus semejantes. En Salamanca, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1998 y, junto a Brujas, capital europea de la cultura en 2002, una ciudad que vive en la calle, que vive la calle, encontrarse a uno de ellos no es un privilegio nada raro. Si un viajero llega a la ciudad un g¨¦lido mediod¨ªa de invierno y se resguarda en el centenario caf¨¦ Novelty de la plaza Mayor, puede sentirse el ser m¨¢s afortunado del mundo, sobre todo si cae en manos de uno de estos seres altruistas que le procura acomodo tras los ventanales. En la compa?¨ªa de un Torrente Ballester esculpido en bronce tras uno de los veladores, ba?ado por la tibia luz invernal, puede observar la plaza Mayor, el coraz¨®n, la sala de estar de los salmantinos. Fuera, la terraza est¨¢ repleta de estudiantes extranjeros aprovech¨¢ndose de un sol oblicuo que resalta el oro de las paredes de la plaza.
La plaza Mayor no es un cuadrado perfecto. Es, como dec¨ªa Unamuno, un cuadril¨¢tero. Irregular pero asombrosamente arm¨®nico
Dec¨ªa Waldo Frank que 'Salamanca es su Universidad'. Y ten¨ªa raz¨®n. En el siglo XVI hab¨ªa 54 imprentas y 84 librer¨ªas en las que trabajaban 3.600 personas. La ciudad siempre ha vivido de sus estudiantes. Hoy, Salamanca ronda los 160.000 habitantes y tiene unos 50.000 estudiantes
Se ha dicho a menudo que esta plaza es un cuadrado perfecto, pero no lo es. Es, como dec¨ªa Unamuno, un cuadril¨¢tero. Irregular, pero asombrosamente arm¨®nico, como muchos edificios hist¨®ricos de Salamanca. Por sus p¨®rticos ha transcurrido toda la vida de esta ciudad desde que la proyect¨® Churriguera en el primer tercio del siglo XVIII: fue testigo de ejecuciones, corridas de toros, mercados, entradas de tropas victoriosas y de la barbarie de las huestes napole¨®nicas, que, expulsadas por Wellington, dejaron antes su firma: se entregaron a la destrucci¨®n de la ciudad, incluidos los medallones que adornan la plaza con las efigies de reyes y h¨¦roes, cuyas egregias narices mutilaron diligentemente. No le iba a tocar s¨®lo a la esfinge de Guiza.
Hoy los j¨®venes ya no dan vueltas a la plaza, ellos en un sentido y ellas en el contrario, aprovechando los encuentros y reencuentros para coquetear eludiendo la mirada censora de los salmantinos de bien. Por suerte para ellos, los tiempos ya no son lo que eran y ahora campan por la plaza con la impunidad que da la mezcla de gentes venidas de todas partes con la coartada de los estudios, y hasta pueden consultar sus problemas sexuales en la p¨¢gina web de la Universidad.
Porque Salamanca, a trasmano de cualquier ruta, ha sido visitada, a veces casi en peregrinaci¨®n para empaparse de saber, desde hace ocho siglos. En 1218, Alfonso IX, rey de Le¨®n, cre¨® el Estudio General, el embri¨®n de la que ser¨ªa la primera universidad espa?ola y una de las pioneras de Europa.
Aquello fue 'una de las turbinas del pensamiento europeo', como se?al¨® hace d¨¦cadas Jan Morris, una colaboradora de la revista Rolling Stone, impresionada por el hecho de que el concepto de ley internacional naciera all¨ª. Mucho antes, en 1924, el escritor norteamericano Waldo Frank recordaba que en sus primeros siglos la Universidad de Salamanca no s¨®lo fue la primera, sino la m¨¢s liberal, donde 'se reunieron hombres sabios de Israel y del islam y a ellos se unieron los primeros escolares de Cristo'. Pero este liberalismo toc¨® a su fin con los Reyes Cat¨®licos. Aquella universidad estaba totalmente dominada por los cl¨¦rigos, ten¨ªa su propia jurisdicci¨®n, su rector no estaba supeditado a ninguna autoridad, y los estudiantes, s¨®lo a la de ¨¦l. As¨ª que durante siglos los estudiantes camparon a sus anchas, cometiendo todo tipo de tropel¨ªas, conscientes de que gozaban del amparo benevolente de la justicia universitaria.
Pintadas
A principios del siglo XVI, un m¨¦dico franc¨¦s se quejaba de que los estudiantes no sab¨ªan lat¨ªn 'y por ello obligan a los profesores a explicar las lecciones en lengua vulgar'. Tal vez esta ignorancia universitaria, en una de esas paradojas que tanto le gustaban a Unamuno, impuls¨® una lengua en la que escribieron Fray Luis de Le¨®n, Teresa de Jes¨²s, Cervantes, Quevedo, G¨®ngora, Torres Villarroel y tantos otros literatos que vivieron o pasaron por all¨ª. A los estudiantes salmantinos hay que atribuirles adem¨¢s la invenci¨®n de las pintadas: cuando aprobaban sus ex¨¢menes, sal¨ªan en procesi¨®n y pintaban, con una mezcla cuya base era la sangre de toro, un v¨ªtor junto a su nombre, que todav¨ªa resiste la intemperie de siglos en sus paredes doradas.
La piedra que da color a la ciudad es una arenisca extra¨ªda en las canteras de Villamayor, a pocos kil¨®metros de Salamanca. Es fama que su blandura, que con el tiempo se endurece, permiti¨® que se labraran las filigranas que caracterizan ese plateresco que asoma en cualquier esquina o a veces corona el g¨®tico tard¨ªo de muchos de sus edificios. El mejor ejemplo es la fachada de la Universidad, que concita a cualquier hora a montones de viajeros, deseosos de encontrar una rana emboscada entre los encajes de piedra y que, dicen, trae buena suerte. Ilya Ehrenburg, un escritor sovi¨¦tico, mostr¨® su perplejidad al anotar que 'es tan espl¨¦ndida arquitect¨®nicamente que no se explica uno c¨®mo se puede estudiar all¨ª patolog¨ªa o derecho civil. Est¨¢ hecha para ser contemplada'. Dec¨ªa Frank que 'Salamanca es su Universidad'. Y ten¨ªa raz¨®n. Al margen de sus ¨¦pocas de decadencia, en las que, por ejemplo, los ilustrados echaban pestes por considerarla un nido de clericalismo trasnochado y la madre de todos los oscurantismos, la ciudad siempre ha vivido de sus estudiantes. En el siglo XVI hab¨ªa 54 imprentas y 84 librer¨ªas en las que trabajaban 3.600 personas (hoy habr¨ªa que sudar tinta para encontrar tal n¨²mero de estos establecimientos en las p¨¢ginas amarillas). Pero Salamanca ronda hoy los 160.000 habitantes y tiene unos 50.000 estudiantes pernoctando durante el curso escolar, unos 10.000 extranjeros aprendiendo la lengua de Fray Luis... Los centros de ense?anza del idioma proliferan, y los colegios mayores y residencias estudiantiles no dan abasto. As¨ª que cabe concluir que un alto porcentaje de los salmantinos sobreviven o redondean sus finanzas ejerciendo de caseros.
Los salmantinos y los estudiantes son como el aceite y el vinagre. No se mezclan, pero contribuyen a dar sabor a esta ensalada de gentes condenadas a convivir. Salamanca huele a incienso y panceta. A mediod¨ªa o al atardecer, a la hora del aperitivo, los salmantinos invaden las calles. 'Aqu¨ª o vas a misa o de tapas', dice una visitante sorprendida por el gent¨ªo callejero. No hay tal disyuntiva: la poblaci¨®n consigue compatibilizar ambas cosas. Salta del reclinatorio a la barra del bar con todo desparpajo.
Por la noche, la espada?a del Ayuntamiento, en la plaza Mayor, concita casi tantos estudiantes como los que se han visto en las ¨²ltimas manifestaciones en contra de las reformas universitarias: es el punto de encuentro para ir de copas. Hace un par de generaciones, los estudiantes dec¨ªan que quer¨ªan ser como el r¨ªo Tormes, 'seguir su curso sin salirse del lecho'. Hoy pasan la noche en vela saltando de bar en bar, de disco en disco, tal vez melanc¨®licos por la lejan¨ªa del hogar y buscando un camarero que los adopte.
GU?A PR?CTICA
- Palacio de Castellanos (923 26 18 18). San Pablo, 58. Edificio hist¨®rico de los siglo XVI y XVIII. Habitaci¨®n doble, 131,02 euros. - Rector (923 21 84 82). Rector Esperab¨¦, 10. Edificio moderno, 20 habitaciones, con servicio muy personalizado. 109,38 euros. - Gran Hotel (923 21 35 00). Poeta Iglesias, 5. Edificio casi centenario, junto a la plaza Mayor. 160,47 euros. - Microtel (923 28 15 31). Placentinos, 9. En el casco hist¨®rico, peque?o y personalizado. 66,11 euros. - La Perla Salmantina (923 21 76 56). S¨¢nchez Barbero, 7. En el centro de la ciudad. 60,10 euros.
- R¨ªo de la Plata (923 21 90 05). Plaza del Peso, 1. Comida casera con calidad. Unos 30 euros. - La Olla (923 26 85 54). Plaza del Peso, 8. Productos locales, tratados con sofisticaci¨®n. Unos 30 euros. - Valencia (923 21 72 98). Concejo, 15 interior. Comida sabrosa, con guisos de productos de la tierra. Unos 27. - La Aldaba (923 21 88 89). Felipe Espino, 6. Alrededor de 27 euros. - Cervantes (923 21 72 13). Plaza Mayor, 15. Platos informales y bien cocinados. Unos 12 euros. - El Pecado (923 26 65 58). Plaza del Poeta Iglesias, 12. Lo m¨¢s nuevo de la ciudad. Lleno de dise?o, colores y gente guapa. Unos 30 euros. - El Poney Pisador (923 26 38 55). Plaza de San Juan Bautista, 7, 1? planta. Enfrente del ¨¢bside rom¨¢nico de la iglesia de San Juan, en peque?as habitaciones. 21 euros. - La Parrilla de la Calleja (923 21 25 22). La Calleja. Asados y carnes al horno de le?a. Unos 21 euros.
- La Industrial (923 21 23 78). R¨²a Mayor, 8. Hornazos. - La Madrile?a (923 21 36 15). Plaza Mayor, 7.
- Universidad (siglos XV a XVIII). La joya del plateresco no se limita a su fachada, sino a un claustro, escalera, biblioteca general y capilla magn¨ªficos. Adem¨¢s, la prolongaci¨®n en el patio de Escuelas Menores. Horario de apertura, de lunes a s¨¢bado, de 9.30 a 13.30 y de 16.00 a 19.00. Domingos, de 10.00 a 13.00. Entrada: 2,40 euros. - Casa de las Conchas (siglo XV), y Clerec¨ªa (siglo XVII). Elegante palacio que anuncia el g¨®tico y palacio de la Pontificia. Casa de las Conchas, en d¨ªas laborables, de 9.00 a 21.00. Clerec¨ªa en horario de culto. Gratuito. - Catedrales (siglos XIII y XVI). La catedral vieja (diario de 10.00 a 12.30 y de 16.00 a 17.30; 2,40 euros), rom¨¢nico de transici¨®n al g¨®tico. Catedral nueva (diario, de 9.00 a 13.00 y de 16.00 a 18.00; gratuito), del g¨®tico tard¨ªo. - San Esteban (siglo XVI); la fachada de la iglesia dominicana traslada la belleza de sus labras renacentistas. Abre de 9.00 a 13.00 y de 16.00 a 18.00; 1,20 euros. El inmediato convento de Las Due?as (siglo XVI) posee un claustro impresionante. De 10.30 a 13.00 y de 16.30 a 17.30; 1,20 euros. - Fonseca (siglo XVI). El colegio mayor de la familia de arzobispos es un dechado de arte, sobre todo en su patio y su capilla. Diario de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00; 0,60 euros. - Museo Casa Lis (923 12 14 25). Gibraltar, 14. De martes a viernes, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00; s¨¢bados y domingos, de 11.00 a 21.00. Entrada, 1,80 euros. - Casa Museo Unamuno (923 29 44 00; extensi¨®n 1196). Calle Libreros. De martes a viernes, de 9.30 a 13.30 y de 16.00 a 18.00. S¨¢bados y domingos, de 10.00 a 13.30. 1,80 euros.
- Oficinas de Turismo. Plaza Mayor, 14 (923 21 83 42), y en la Casa de las Conchas. R¨²a Antigua, 2 (923 26 85 71). - www.salamanca2002.com. I. F. / I. R. O.
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