Creta, donde el sol hace brillar a las piedras
Y el viajero encamin¨® sus pasos hacia la cuna del mito'. Se me ocurre un arranque novelesco para contar su viaje a Creta.
Es verdad que me atrae poderosamente la mitolog¨ªa, pero no en plan erudito. Fui a Creta buscando al Minotauro y el laberinto, en un viaje largamente anunciado. Sab¨ªa que terminar¨ªa yendo.
Ahora me dir¨¢ que encontr¨® al mito.
Pues claro, lo recre¨¦ al visitar el palacio de Minos y evoqu¨¦ aquella civilizaci¨®n tan refinada, culta y sofisticada. No eran guerreros, sino mercaderes tranquilos.
Habl¨¢bamos del Minotauro.
S¨ª, y del rey Minos, y de ese laberinto que se construy¨® para ocultar al monstruo. Y de D¨¦dalos, Ariadna, Teseo... Todo estaba all¨ª. Por eso viaj¨¦ a Grecia, un lugar donde sus ciudades llevan nombres tan bellos como Delfos, Micenas, Atenas...
Haga una descripci¨®n al uso del lugar
El paisaje de Creta es como el nuestro. Olivos, plantas arom¨¢ticas. Es duro, seco. Huele a c¨ªtricos, a vino, a aceituna. Resulta familiar y extra?o. Estuve con mi familia en una playa de piedras variadas, con mil colores. El mar les daba un brillo tal que parec¨ªan piedras preciosas.
As¨ª que decidieron robar unas poquitas al rey Neptuno.
Algo as¨ª. Nos llevamos unas cuantas, pero al llegar al hotel las miramos y ya no brillaban. Estaban mustias, apagadas. As¨ª que decidimos devolverlas a su lugar.
Creo que su periplo incluy¨® Atenas. Un lugar que fascina y decepciona a partes iguales.
Es verdad que es una ciudad inh¨®spita, pero si paseas por la noche por la colina del Parten¨®n y sus alrededores, y despu¨¦s te dejas caer por el Pireo y su ambiente de bares y tabernas, te reconcilias con ella. Es un sitio para perderse y encontrarse. Un lugar para vivir todo eso que te ha acompa?ado siempre, desde que estudiaste su historia en el colegio.
?Escribe cuando viaja?
Normalmente no, porque a m¨ª escribir me causa mucha desaz¨®n. Es un parto con dolor, ya que la escritura no fluye con naturalidad, sino a base de esfuerzo y de insistencia. Lo que s¨ª he hecho alguna vez es llevar un peque?o diario del viaje para ir anotando las cosas que ve¨ªa y las que sent¨ªa.
?Protesta cuando viaja?
La verdad es que no. Yo me entrego a lo que surja; voy en situaci¨®n de total disponibilidad, y no me perturban las incomodidades.
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