Puntualizaci¨®n
Quisiera puntualizar su editorial del pasado d¨ªa 17, Redondo, en La Moncloa, pues parece redactado con muy poco af¨¢n anal¨ªtico, buscando (como resulta reiterativo al tratar de mi persona y lo que pueda representar) la imprecaci¨®n antes que la reflexi¨®n.
Unas primeras aseveraciones pueden resultar, adem¨¢s de exageradas, de dif¨ªcil verificaci¨®n cuando me presentan como 'una de las personas que m¨¢s desconfianza puede suscitar en la direcci¨®n actual del PSOE, y m¨¢s en general en toda la familia socialista'. Una opini¨®n singular, no contrastable, aunque f¨¢cil de entender desde la animadversi¨®n personal.
Ahora bien, en otro juicio del editorial, puedo se?alar con muy poco riesgo de equivocarme, que sus rotundas afirmaciones son disparatadas para un amplio espectro social cuando sentencian: 'Nicol¨¢s convoc¨® la huelga general que m¨¢s da?o hizo a los gobiernos socialistas de Felipe Gonz¨¢lez, dentro de la estrategia de la pinza con la derecha'. Ante tal aserto, cabr¨ªa puntualizar:
1. El paro general del 14-D (en 1988) est¨¢ en las ant¨ªpodas de una paternidad personal, aunque ¨¦sta me llenara de orgullo. Fue convocado por la totalidad del arco sindical (UGT, CC OO, USO, ELA, IMTG, CGT, CNT...) y por un ampl¨ªsimo ¨¢mbito de organizaciones c¨ªvico-sociales (juveniles, agrarias, estudiantiles, culturales, deportivas, art¨ªsticas...), es decir, como jam¨¢s goz¨® ninguna otra convocatoria en nuestro pa¨ªs.
2. La m¨¢s emblem¨¢tica movilizaci¨®n social de la democracia, cuya extensi¨®n (m¨¢s que ninguna otra en la historia, desde los talleres a los campos de f¨²tbol, pasando por su propio peri¨®dico) y sentido c¨ªvico (una jornada pac¨ªfica y de j¨²bilo social) est¨¢ fuera de controversia, no pod¨ªa ser fruto de una afrenta personal de signo conspirativo, olvidando las razones de defensa de los colectivos m¨¢s desfavorecidos, una decena de millones de personas, que en una etapa de progreso econ¨®mico reclamaban: mantener el poder adquisitivo de las pensiones y establecer pensiones no contributivas; garantizar unas m¨ªnimas coberturas de desempleo; evitar la forma m¨¢s extrema de precariedad laboral para los j¨®venes. Prop¨®sitos luego alcanzados como exigencias elementales para estos colectivos, con el apoyo de todos los partidos pol¨ªticos.
3. En el plano social, el Gobierno se granje¨® la desconfianza de ampl¨ªsimos colectivos. Por el contrario, el plano pol¨ªtico estuvo marcado por el entendimiento PSOE / AP (antes de la refundaci¨®n del PP) en las vicisitudes que rodearon al 14-D, dentro de una esperada pinza pol¨ªtica frente a la movilizaci¨®n social:
- antes del paro, con el intento com¨²n de una declaraci¨®n institucional del Congreso contra la convocatoria, que no prosper¨® por la reticencia del CDS de Adolfo Su¨¢rez y el veto de IU;
- despu¨¦s del paro, con el acuerdo del 14 de febrero de 1989 en el Congreso, que aprob¨®, con el apoyo de ambos partidos, una serie de medidas sociales que cerraron la negociaci¨®n sindical.
4. Pudiera ser que ese entendimiento PSOE/ AP, frente al 14-D, hiciera posible el mantenimiento del mapa pol¨ªtico electoral, sin descalabros para unos (Gobierno) ni beneficios para otros (la derecha). En las elecciones generales, unos meses despu¨¦s, el PSOE mantuvo la mayor¨ªa absoluta, y AP, su propio techo.
Por ¨²ltimo, ni siquiera con los argumentos anteriores, m¨¢s f¨¢ciles de verificar y compartir que sus afirmaciones, me siento tan altanero para concluir, como sentencian en su editorial, 'a veces conviene recordar lo obvio'. ?Cu¨¢nta inquina y qu¨¦ poca obviedad!
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