El alzamiento del velo

LA AUDIENCIA DE MADRID ha dictado penas de prisi¨®n por malversaci¨®n de caudales p¨²blicos contra cinco altos cargos del Ministerio del Interior nombrados en su d¨ªa por el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez: Rafael Vera, ex secretario de Estado para la Seguridad (7 a?os); Juli¨¢n Sancrist¨®bal, ex director de la Seguridad del Estado (4 a?os); Rodr¨ªguez Colorado, ex director de la Polic¨ªa (6 a?os); Ignacio L¨®pez, ex gobernador civil de Vizcaya (10 meses), y Francisco ?lvarez, ex director del Gabinete de Informaci¨®n (11 meses). Adem¨¢s de otras penas de inhabilitaci¨®n absoluta, la sentencia impone a los condenados la obligaci¨®n de devolver a la Administraci¨®n las cantidades sustra¨ªdas (la suma probada asciende a unos 800 millones de pesetas); el decomiso de las fincas de Torrelodones y Albacete atribuidas a Vera ser¨¢ aplicado al pago de esas responsabilidades civiles.

La Audiencia de Madrid condena a cinco altos cargos del Ministerio del Interior de la etapa socialista por malversaci¨®n de caudales p¨²blicos y absuelve a los ex ministros Barrionuevo y Corcuera

La sentencia absuelve a Barrionuevo y Corcuera, ex ministros del Interior, y rechaza la petici¨®n de deducir testimonio incriminatorio contra Gonz¨¢lez por su deposici¨®n en la vista oral; los magistrados censuran la 'sorprendente audacia' de la acci¨®n popular al 'pretender instrumentalizar' a los tribunales para que 'asuman una acusaci¨®n sobre no se sabe qu¨¦ y por qu¨¦'. La obscena satisfacci¨®n de algunos pol¨ªticos y periodistas ante la condena de los cinco ex altos cargos de Interior es acompa?ada por el irritado desencanto de estos sa?udos inquisidores -ang¨¦licamente disfrazados de puritanos justicieros- con la parte exculpatoria del fallo: el coordinador de IU, Gaspar Llamazares, confes¨® su sensaci¨®n agridulce por un veredicto que no hab¨ªa llenado hasta los topes la carreta de la guillotina. Aunque Barrionuevo y Corcuera tuvieron durante la vista oral -con sus destempladas y sarc¨¢sticas respuestas al representante del ministerio p¨²blico- un comportamiento impropio de dos ex ministros de un Estado democr¨¢tico de derecho, la sentencia no considera probado que se enriqueciesen personalmente con los fondos reservados ni que consintieran a los cinco altos cargos condenados su utilizaci¨®n para ese fin il¨ªcito.

Corcuera es absuelto igualmente del delito de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos por sus regalos navide?os de joyas. Resulta parad¨®jico que el cirineo del ex ministro socialista sea su denunciante: el ministro del PP Federico Trillo testific¨® ('con la precisi¨®n de gran jurista que le caracteriza', aclara tal vez con sorna la sentencia) que los ministros y presidentes de las C¨¢maras utilizan los fondos presupuestarios -reservados o no- para obsequiar a otros pol¨ªticos, costumbre que Heidenheimer calificar¨ªa de corrupci¨®n blanca.

Si bien quienes est¨¢n incluidos en la condena son culpables de malversaci¨®n, no corresponde a los jueces determinar si todos los posibles beneficiados il¨ªcitamente por los fondos reservados han sido castigados. Las reticencias de la sentencia sobre la eventual responsabilidad de los ex ministros absueltos ('sospechas hay, posibilidad hay, pero certeza no hay') o sobre la posible participaci¨®n de otros altos cargos en la pi?ata ('las sospechas sobre algunos de ellos a los que el tribunal no citar¨¢ porque no han sido enjuiciados existen y persisten') no pueden sino alimentar la proclividad de pol¨ªticos y periodistas a presionar a los tribunales para que se conviertan en restaurantes judiciales dispuestos a servir a esos hambrientos clientes sentencias a la carta.

La Audiencia ha llevado a cabo una minuciosa, esmerada y convincente reconstrucci¨®n de los caminos recorridos por los conjurados para repartirse el bot¨ªn. Vera y Sancrist¨®bal no s¨®lo desviaron en su propio beneficio gastos reservados que estaban destinados exclusivamente a la defensa y seguridad del Estado: adem¨¢s hicieron part¨ªcipes del saqueo a los otros tres condenados y a Rold¨¢n (juzgado con anterioridad). Finalmente, la sentencia levanta el velo de las operaciones ficticias inventadas por Vera (que emple¨® a su suegro como testaferro de sus fincas) y por Colorado (a trav¨¦s de un amigo ya fallecido) para ocultar su patrimonio.