Espa?a, en el ojo del hurac¨¢n
Musulmanes con barbas y musulmanas con velo caminan, como hace medio milenio, por las calles angostas y empinadas del Albaic¨ªn, calles flanqueadas por viejas casas de paredes encaladas, puertas de maderas nobles, arcos de herradura y fant¨¢sticos patios, jardines y huertos interiores. En el cruce de las dos calles Calderer¨ªa, la Nueva y la Vieja, el estimulante olor a t¨¦ con hierbabuena brota de numerosos cafetines. Otros comercios, los artesanos, huelen a incienso o cuero; los modestos restaurantes, a cl¨¢sicos platos r¨¢pidos ¨¢rabes, como la chawarma, el chiskebab o el falafel. Hay tambi¨¦n alguna que otra carnicer¨ªa halal, donde se venden animales sacrificados seg¨²n el rito musulm¨¢n, y no faltan camellos para ofrecer marihuana o hach¨ªs. Es curioso, me digo mientras paseo por este pintoresco rinc¨®n de mi ciudad natal, que incluso en Occidente los musulmanes tiendan a reproducir el modelo del zoco medieval situado en torno a la mezquita. En el Albaic¨ªn moruno del tercer milenio los ¨²nicos negocios de cu?o nuevo que regentan parecen ser los locutorios telef¨®nicos.
El islam tiene todav¨ªa pendiente la gran asignatura de su reforma, un ejercicio colectivo en el que se pongan al d¨ªa los elementos m¨¢s progresistas del esp¨ªritu cor¨¢nico
Pese a su palabrer¨ªa militarista, los Morabit¨²n no forman parte del fen¨®meno del integrismo pol¨ªtico y terrorista que sobrecoge a Occidente. Ellos no est¨¢n por la 'yihad' de Bin Laden
Los sectores m¨¢s conservadores de Granada llevan m¨¢s de una d¨¦cada al borde del ataque de nervios. Un domingo s¨ª y otro tambi¨¦n, el arzobispo denuncia la 'invasi¨®n isl¨¢mica' que amenaza con alterar el monopolio cat¨®lico establecido desde 1492
Los sectores m¨¢s conservadores de Granada -que en esta todav¨ªa provinciana ciudad son muy influyentes- llevan m¨¢s de una d¨¦cada al borde del ataque de nervios. Un domingo s¨ª y otro tambi¨¦n, el arzobispo denuncia la 'invasi¨®n isl¨¢mica' que amenaza con alterar el monopolio cat¨®lico establecido desde 1492; rumores populares afirman que los musulmanes reciben 'primas en petrod¨®lares' por tener muchos hijos y hacerse con la mayor¨ªa demogr¨¢fica, y se multiplican las trabas administrativas para que los Morabit¨²n erijan su mezquita en lo alto del Albaic¨ªn, al lado de la iglesia de San Nicol¨¢s y de cara a la Alhambra. Incluso la sensata propuesta hecha por intelectuales progresistas, entre otros, el fallecido Carlos Cano, para que la fiesta local del 2 de enero, conmemoraci¨®n de la reconquista de la ciudad por los Reyes Cat¨®licos, se transformara en una ceremonia de reconciliaci¨®n de las tres culturas y religiones -¨¢rabe, jud¨ªa y cristiana- se interpret¨® como una astuta maniobra de los 'reconquistadores sarracenos'.
Un microcosmos casi perfecto
?Cu¨¢ntos musulmanes hay en Granada? Nadie sabe dec¨ªrmelo con exactitud. Quiz¨¢ sean unos 12.000, entre unos 500 y 1.000 conversos, unos 5.000 estudiantes universitarios de pa¨ªses ¨¢rabes y africanos y unos 6.000 inmigrantes magreb¨ªes y senegaleses. En realidad, no son tantos para una provincia habitada por 650.000 personas, pero, eso s¨ª, constituyen un microcosmos casi perfecto del islam en Espa?a. Los hay mulad¨ªes y musulmanes de nacimiento, divididos a su vez en m¨²ltiples nacionalidades, y los hay de un mont¨®n de tendencias, desde los pac¨ªficos y m¨ªsticos suf¨ªes de la cofrad¨ªa Naqshbandi hasta el clandestino soldado de Al¨¢ Mohamed Zaher Asade, enviado a la c¨¢rcel por el juez Garz¨®n. El t¨ªtulo que el periodista granadino Tom¨¢s Navarro ha dado a su libro sobre esta ensalada es perfecto: La mezquita de Babel.
Me entrevisto con dos representantes del movimiento Morabit¨²n en su sede de la esquina de la calle Cetti Meriem con la de Elvira. De los Morabit¨²n, que act¨²an con el nombre legal de Comunidad Isl¨¢mica en Espa?a y publican en papel y en Internet la revista Pa¨ªs Isl¨¢mico, me han dado malas referencias. Jadicha Candela, que estuvo con ellos al comienzo de la aventura de los conversos espa?oles, se ha limitado a tildarles de 'extravagantes', pero Tom¨¢s Navarro ha sido mucho m¨¢s duro. Seg¨²n el autor de La mezquita de Babel, este colectivo, cuya fuerza granadina ¨¦l cifra en unos 100 miembros, 'practica un sincretismo entre las ense?anzas del sufismo hist¨®rico y el nazismo m¨¢s agresivo'. Son 'grandes admiradores del fundador del Tercer Reich, Adolf Hitler', me advierte Navarro.
No encontrar¨¦ en mi conversaci¨®n con Mois¨¦s Guti¨¦rrez y Abdelhaq Salaberria pruebas para confirmar o desmentir las acusaciones de Navarro. Eso s¨ª, en un recorrido por la sede de los Morabit¨²n ver¨¦ una foto perturbadora: un grupo de militantes varones del grupo manifest¨¢ndose en Granada hace diez a?os, con motivo de la guerra del Golfo. Los manifestantes iban en formaci¨®n paramilitar, con una pancarta contra 'el Estado jud¨ªo mundial' y uniformados con camisas verdes, similares a las azules de los falangistas o las pardas de los nazis. Ri¨¦ndose, Mois¨¦s Guti¨¦rrez restar¨¢ importancia al asunto. '?sa', dir¨¢, 'fue una fase que tuvimos, pero que ya hemos superado'. Otra nota inquietante ser¨¢ que, en mi conversaci¨®n con el guadalajare?o Guti¨¦rrez y el vasco Salaberria, el primero asegurar¨¢ en un momento dado: 'La usura es el mal del tiempo, lo est¨¢ pudriendo todo. ?Y qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s? La raza de siempre: los jud¨ªos'.
Con los Morabit¨²n completo la reconstrucci¨®n de la fascinante historia de los mulad¨ªes o conversos espa?oles. Pese a su extra?a evoluci¨®n, esta organizaci¨®n es el esqueleto de esa historia. ?sta es la versi¨®n de Mois¨¦s Guti¨¦rrez: 'El 20 de noviembre de 1975, f¨ªjate en el simbolismo de la fecha, tres espa?oles, que podr¨ªamos llamar hippies, se convirtieron al islam en Londres. El a?o siguiente, creo, fundaron en C¨®rdoba la primera comunidad suf¨ª de Espa?a, y en 1979, con motivo de la fiesta del cordero, organizaron en la mezquita el primer rezo musulm¨¢n en siglos. Luego, Antonio Jara, que era el alcalde socialista de Granada, les invit¨® a instalarse aqu¨ª, y as¨ª lo hicieron. En aquella ¨¦poca Roberto, Juan y yo ¨¦ramos artesanos en La Alpujarra, nos dedic¨¢bamos a trabajar el cuero y a hacer espejos, pero ya busc¨¢bamos un maestro espiritual. Aunque nuestra idea era que ¨¦ste pod¨ªa ser cualquier cosa menos musulm¨¢n, entramos en contacto con los suf¨ªes instalados en Granada y su espiritualidad nos convenci¨®'.
Mois¨¦s y sus amigos abandonaron La Alpujarra y se integraron en los Morabit¨²n. Ahora, Mois¨¦s, que vive de la importaci¨®n de muebles procedentes de la India, es uno de sus dirigentes en Granada.
Un colectivo extravagante
Pero esta versi¨®n es demasiado resumida, necesita m¨¢s datos. El personaje que convirti¨® en Londres a aquellos hippies, izquierdistas y artesanos espa?oles, era el escoc¨¦s Ian Dallas, que terminar¨ªa adoptando el nombre de jeque Abdelkader As Sufi al Murabit y ten¨ªa como maestro al jeque marroqu¨ª Mohamed Ibn al Habib, gu¨ªa espiritual de una zag¨¹¨ªa o cofrad¨ªa suf¨ª de Meknes. Bajo la inspiraci¨®n del sufismo, la m¨ªstica isl¨¢mica, el grupo se instal¨® inicialmente en C¨®rdoba, adopt¨® el nombre legal de Sociedad para el Retorno del Islam a Al Andalus y form¨® el primer contingente de espa?oles conversos desde la ca¨ªda de Granada. En 1981, tras la c¨¦lebre y pol¨¦mica ceremonia del rezo colectivo en la mezquita de C¨®rdoba, la tarika o comunidad suf¨ª, formada por unas 200 personas, se estableci¨® en el barrio del Albaic¨ªn, donde compr¨®, con dinero de Estados musulmanes, un solar al lado de San Nicol¨¢s. En abril de 1996 fue colocada la primera piedra de la mezquita, en una ceremonia a la que asistieron el alcalde de Granada, un ministro marroqu¨ª y los embajadores de Argelia, Malaisia, Indonesia, Pakist¨¢n y Arabia Saud¨ª. Pero la mezquita a¨²n no ha sido erigida, por la oposici¨®n de varios colectivos ciudadanos granadinos.
Del colectivo suf¨ª inicial, el de C¨®rdoba y Granada, tambi¨¦n formaban parte Mansur Escudero y Jadicha Candela, que desde la Federaci¨®n Espa?ola de Entidades Religiosas Isl¨¢micas (FEERI) expresan ahora las posiciones m¨¢s moderadas del islam en Espa?a. La escisi¨®n se produjo hacia 1983, casi a partes iguales: unos cien miembros siguieron con el jeque escoc¨¦s y otros cien se fueron por su cuenta. ?Por qu¨¦ dejaron la tarika madre? Jadicha Candela responde diplom¨¢ticamente que por su 'extravagancia' y porque ella y otros prefirieron trabajar 'desde la sociedad civil'. Mansur Escudero me remite a El manuscrito de Hisham. Cr¨®nicas mulad¨ªes, una novela de su amigo Hashim Ibrahim Cabrera. La encuentro en la Biblioteca Virtual de WerdeIslam.com, que junto a Webislam.com, dirigida por el propio Escudero, son los ¨®rganos de expresi¨®n en Internet de los moderados de la FEERI.
As¨ª describe Hashim Ibrahim Cabrera al primer n¨²cleo de conversos: 'Eran esos locos mulad¨ªes que luchaban por sobrevivir en las tierras del Al Andalus posdictatorial; all¨ª estaban emergiendo, tras quinientos a?os de represi¨®n y verg¨¹enza, los descendientes existenciales de aquellos otros musulmanes que conocieron tiempos de bien y de belleza. As¨ª comenz¨® en nuestra tierra la nueva andadura del islam, como encuentro con una verdad largamente reprimida y sojuzgada, como un recuerdo que habr¨ªa de aflorar por medio de aquellos primeros suf¨ªes que desde el Reino Unido llegaron a la C¨®rdoba de la transici¨®n, asegurando que no era necesario ir a la India para llegar a la meta, que a¨²n exist¨ªan maestros del esp¨ªritu en latitudes m¨¢s cercanas. As¨ª, por la v¨ªa del misticismo, empezaron a forjarse los nuevos musulmanes, hombres y mujeres que, m¨¢s all¨¢ de las interpretaciones, encontraron en el islam una respuesta'.
Se trataba, recuerda Cr¨®nicas mulad¨ªes, de 'j¨®venes que hab¨ªan le¨ªdo a Marx y Bakunin; que hab¨ªan explorado el yoga, el zen y la psicodelia de Castaneda; que escuchaban a los Rolling Stones o Crosby, Still, Nash & Young; que sab¨ªan de la cruzada franquista por sus padres, y de la guerra civil, por el Estado nacionalcat¨®lico que la gan¨®'.
La tiran¨ªa de un maestro
?Por qu¨¦, seg¨²n Hashim Ibra-him Cabrera, abandonaron el n¨²cleo inicial personajes como el protagonista de su novela? 'Para escapar de la tiran¨ªa de aquel enigm¨¢tico y pretendido maestro'. ?De qu¨¦ maestro? Pues del escoc¨¦s Ian Dallas, que, siempre con el nombre de jeque Abdelkader As Sufi al Murabit, contin¨²a siendo el l¨ªder de los Morabit¨²n. Seg¨²n Tom¨¢s Navarro, ese personaje es 'impenetrable', aunque el periodista granadino sospecha que tiene 'relaciones con varios servicios secretos'.
Abdelkader As Sufi al Murabit, que antes de su conversi¨®n al islam hab¨ªa sido dise?ador gr¨¢fico y amigo de Fellini, en una de cuyas pel¨ªculas tuvo un papel, se presenta como un gran maestro del sufismo. En la web en ingl¨¦s de los Morabit¨²n se afirma que el movimiento que lidera tiene como objetivos la 'restauraci¨®n del Califato', la creaci¨®n de 'un alto mando isl¨¢mico que dirija todas las estrategias y operaciones militares' y 'la liberaci¨®n de las masas musulmanas del papel moneda y sus instituciones financieras y el restablecimiento del dinar de oro y el dirham de plata'.
?Por qu¨¦ han escogido ese nombre, el de los guerreros medievales conocidos en Espa?a como almor¨¢vides? 'Hace ochocientos a?os', responde la web de Abdelkader As Sufi al Murabit, 'los Morabit¨²n fueron los m¨¢s temidos guerreros de la floreciente civilizaci¨®n isl¨¢mica. Partieron de un ribat en las orillas del N¨ªger, y barriendo hacia el Norte, a trav¨¦s del Magreb y hasta el sur de Espa?a, en una devastadora ola de conquista y destrucci¨®n de los d¨¦biles y corruptos peque?os reinos del momento, establecieron en la estela de su combate un glorioso periodo del islam. En las ascuas moribundas de una corrupta sociedad tecnol¨®gica, que casi ha destruido los fundamentos mismos de una vida humana saludable, los mares del cambio han transportado la misma ola de islam contra las orillas de Europa. A trav¨¦s de un Occidente poscristiano de oscuridad sin precedentes, los Morabit¨²n est¨¢n floreciendo como los dientes del drag¨®n y han establecido comunidades centradas alrededor de ribats o puestos de avanzada. Nuestro poder, que amenaza a todos los que entran en contacto con nosotros, no procede de la ideolog¨ªa o la organizaci¨®n, sino de la completa sumisi¨®n al Divino Creador'.
Pese a esta palabrer¨ªa militarista, los Morabit¨²n no forman parte del fen¨®meno del integrismo pol¨ªtico y terrorista que sobrecoge a Occidente. Ellos no est¨¢n por la yihad de Bin Laden y condenan los atentados del 11 de septiembre, porque 'es cierto que la pol¨ªtica de Estados Unidos causa da?os a muchos musulmanes, pero esto no significa que las reglas del islam puedan romperse y se mate a los que no combaten'. Seg¨²n Abdelkader As Sufi al Murabit, Bin Laden, los talibanes y el wahabismo de Arabia Saud¨ª son 'marionetas' de Estados Unidos. 'El wahabismo', dice el jeque escoc¨¦s, 'es conocido en el mundo musulm¨¢n como un movimiento de traidores incultos que propagan una doctrina que ha sido definida por algunos ulemas de la India no ya como una secta desviada del islam, sino como una secta ortodoxa del juda¨ªsmo'.
De estas citas y de mi conversaci¨®n con Mois¨¦s Guti¨¦rrez y Abdelhaq Salaberria deduzco que los Morabit¨²n est¨¢n m¨¢s cerca de una secta orientalista que practica el culto a la personalidad del l¨ªder y la obediencia ciega a sus instrucciones que de organizaciones integristas como Al Qaeda, Hezbol¨¢, Ham¨¢s o el Grupo Isl¨¢mico Armado. Ni Guti¨¦rrez ni Salaberria se enfadar¨¢n por el calificativo de 'extravagantes' que les ha aplicado Jadicha Candela. '?Extravagantes? Quiz¨¢ sea posible llamar as¨ª a un grupo de europeos que estudian el islam y toman de ¨¦l aquello que m¨¢s les convence', dice Guti¨¦rrez, que viste ropas occidentales, tiene barba entrecana y rostro sagaz. 'Pero', a?ade, 'nuestro camino no es la occidentalizaci¨®n del islam; para nosotros el modelo ideal est¨¢ en el pasado, en Medina, la primera ciudad dirigida por el profeta Mahoma. Aquello era perfecto'.
Tan perfecto que el guadalajare?o Guti¨¦rrez y el vasco Salaberria me dan un cursillo r¨¢pido sobre c¨®mo Arabia Saud¨ª -'pa¨ªs de puritanismo y de banca isl¨¢mica, que es tan absurdo como decir cerdo isl¨¢mico o vino isl¨¢mico'- hace mucho da?o al islam al no adoptar, como propone Abdelkader As Sufi al Murabit, la idea del abandono del papel moneda y el regreso al dinar de oro y el dirham de plata. Tras proclamar que 'Al¨¢ ha permitido el comercio y prohibido la usura', los almor¨¢vides contempor¨¢neos me muestran las monedas en metales nobles que han acu?ado en Granada, aunque reconocen que tienen poca circulaci¨®n. 'Nuestro discurso, y no el de Bin Laden, va directo a la yugular del sistema', suelta Salaberria.
Los Morabit¨²n
Los Morabit¨²n dicen que no les gusta ning¨²n pa¨ªs musulm¨¢n de los existentes, excepto Marruecos, que 'mantiene un islam m¨¢s cercano al original', y cuentan que llevan a sus hijos a su propia escuela cor¨¢nica. 'Tengo cuatro, y ninguno ha ido jam¨¢s a ninguna escuela p¨²blica; no voy a entregar a mis hijos al enemigo', dice Guti¨¦rrez. Proclaman que est¨¢n a favor de que las mujeres se cubran los cabellos -'aunque no la cara'- y de la poligamia. Y antes de despedirme, para que la cosa quede a¨²n m¨¢s clara, insisten en que Bin Laden y Arafat les parecen 'tan repulsivos como Bush y Sharon'.
?Qu¨¦ he sacado en claro? Que los Morabit¨²n tienen una empanada mental, y que es comprensible que gente como Mansur Escudero y Jadicha Candela terminaran dej¨¢ndoles. En cuanto a la acusaci¨®n de connivencias fascistas formulada por Tom¨¢s Navarro, podr¨ªa ser. No ser¨ªa la primera vez que una versi¨®n particular del islam se diera la mano con la ultraderecha, llevados ambos de un sentimiento que desborda el campo del antisionismo para entrar en el terreno del antisemitismo.
Hace apenas unos d¨ªas, en su ¨²ltimo n¨²mero de noviembre, Intervi¨² ha denunciado que Jos¨¦ Luis Jerez Riesco, el abogado que consigui¨® el indulto para Antonio Tejero, un ultra vinculado a Falange, Fuerza Nueva y el C¨ªrculo Espa?ol de Amigos de Europa, trabaj¨® como asesor jur¨ªdico de la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a, la rival integrista de la FEERI, en reuniones con representantes de los ministerios de Justicia y Educaci¨®n. Y la ultraderecha espa?ola, se?al¨® el semanario, no tiene reparos en combinar su indeseada asistencia a manifestaciones contra las brutalidades cometidas por Ariel Sharon con su activa presencia en las protestas de Almer¨ªa por la instalaci¨®n de un consulado marroqu¨ª. Ya se sabe, el extremismo tiene estas incongruencias.
(...) El mundo musulm¨¢n tiene poca capacidad de autocr¨ªtica. No es cierto que toda la culpa de la frustraci¨®n y la desesperanza que sustentan el integrismo la tenga Occidente. El islam tiene todav¨ªa pendiente la gran asignatura de su reforma, un ejercicio colectivo en el que se pongan al d¨ªa los elementos m¨¢s progresistas del esp¨ªritu cor¨¢nico y se archiven los elementos m¨¢s anacr¨®nicos de la letra cor¨¢nica. Pero tiene raz¨®n Saleh Sim¨®n P¨¦rez, el nieto de una anarquista murciana convertido en mulad¨ª del Albaic¨ªn, cuando asegura que eso s¨®lo puede hacerse desde la libertad o, al menos, desde un principio de libertad. Por eso Occidente s¨®lo ganar¨¢ esta guerra cuando los palestinos sean libres en su propio Estado y cuando la democracia comience a extenderse por Dar el Islam, la tierra del islam. En este conflicto, eso ser¨¢ el equivalente a la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn.
Pol¨ªtica de Estado
A la espera, Europa cuenta ya con unos once millones de musulmanes -m¨¢s de medio mill¨®n de ellos en Espa?a-, y Estados Unidos, con unos siete millones. Estos musulmanes est¨¢n aqu¨ª para quedarse y seguir creciendo. No hay vuelta de hoja ni 'limpieza ¨¦tnica' posibles; ser¨ªa radicalmente opuesto a nuestros valores y a nuestros intereses. As¨ª que, aunque el Gobierno de Aznar no quiera enterarse, se impone una pol¨ªtica de Estado destinada a conseguir la plena integraci¨®n de los inmigrantes musulmanes en los derechos y deberes de la democracia, que ponga especial acento en su educaci¨®n en los valores de la igualdad de la mujer, la separaci¨®n entre religi¨®n y pol¨ªtica y la renuncia a la violencia como medio de lograr objetivos.
Es un buen punto de referencia. 'Espa?a', me dice Mansur Escudero en una conversaci¨®n telef¨®nica, 'deber¨ªa asumir que el islam ya forma parte de su cultura y deber¨ªa apoyar un islam reformista propio, no dejarlo en manos de potencias extranjeras'. Desde la localidad cordobesa de Almod¨®var del R¨ªo, Escudero dirige su propio colectivo, Junta Isl¨¢mica y la Webislam.com. Es un psiquiatra con consulta en C¨®rdoba y Almer¨ªa, cuyo objetivo es que 'un islam dirigido por personas de aqu¨ª y que hable la lengua de aqu¨ª interprete los textos sagrados y las tradiciones musulmanas desde la modernidad'. Pero Escudero no lo tiene f¨¢cil. Hace un a?o dimiti¨® como presidente de la FEERI, ante 'el acoso de los wahab¨ªes, en connivencia con la Direcci¨®n General de Asuntos Religiosos del Gobierno de Aznar'. El detonante fue la campa?a en su contra que desencaden¨® el islam wahab¨ª, con la mezquita madrile?a de la M-30 al frente, despu¨¦s de que WebIslam.com denunciara con vigor el libro sobre los maltratos a la mujer del imam extranjero de Fuengirola.Musulmanes con barbas y musulmanas con velo caminan, como hace medio milenio, por las calles angostas y empinadas del Albaic¨ªn, calles flanqueadas por viejas casas de paredes encaladas, puertas de maderas nobles, arcos de herradura y fant¨¢sticos patios, jardines y huertos interiores. En el cruce de las dos calles Calderer¨ªa, la Nueva y la Vieja, el estimulante olor a t¨¦ con hierbabuena brota de numerosos cafetines. Otros comercios, los artesanos, huelen a incienso o cuero; los modestos restaurantes, a cl¨¢sicos platos r¨¢pidos ¨¢rabes, como la chawarma, el chiskebab o el falafel. Hay tambi¨¦n alguna que otra carnicer¨ªa halal, donde se venden animales sacrificados seg¨²n el rito musulm¨¢n, y no faltan camellos para ofrecer marihuana o hach¨ªs. Es curioso, me digo mientras paseo por este pintoresco rinc¨®n de mi ciudad natal, que incluso en Occidente los musulmanes tiendan a reproducir el modelo del zoco medieval situado en torno a la mezquita. En el Albaic¨ªn moruno del tercer milenio los ¨²nicos negocios de cu?o nuevo que regentan parecen ser los locutorios telef¨®nicos.
Los sectores m¨¢s conservadores de Granada -que en esta todav¨ªa provinciana ciudad son muy influyentes- llevan m¨¢s de una d¨¦cada al borde del ataque de nervios. Un domingo s¨ª y otro tambi¨¦n, el arzobispo denuncia la 'invasi¨®n isl¨¢mica' que amenaza con alterar el monopolio cat¨®lico establecido desde 1492; rumores populares afirman que los musulmanes reciben 'primas en petrod¨®lares' por tener muchos hijos y hacerse con la mayor¨ªa demogr¨¢fica, y se multiplican las trabas administrativas para que los Morabit¨²n erijan su mezquita en lo alto del Albaic¨ªn, al lado de la iglesia de San Nicol¨¢s y de cara a la Alhambra. Incluso la sensata propuesta hecha por intelectuales progresistas, entre otros, el fallecido Carlos Cano, para que la fiesta local del 2 de enero, conmemoraci¨®n de la reconquista de la ciudad por los Reyes Cat¨®licos, se transformara en una ceremonia de reconciliaci¨®n de las tres culturas y religiones -¨¢rabe, jud¨ªa y cristiana- se interpret¨® como una astuta maniobra de los 'reconquistadores sarracenos'.
Un microcosmos casi perfecto
?Cu¨¢ntos musulmanes hay en Granada? Nadie sabe dec¨ªrmelo con exactitud. Quiz¨¢ sean unos 12.000, entre unos 500 y 1.000 conversos, unos 5.000 estudiantes universitarios de pa¨ªses ¨¢rabes y africanos y unos 6.000 inmigrantes magreb¨ªes y senegaleses. En realidad, no son tantos para una provincia habitada por 650.000 personas, pero, eso s¨ª, constituyen un microcosmos casi perfecto del islam en Espa?a. Los hay mulad¨ªes y musulmanes de nacimiento, divididos a su vez en m¨²ltiples nacionalidades, y los hay de un mont¨®n de tendencias, desde los pac¨ªficos y m¨ªsticos suf¨ªes de la cofrad¨ªa Naqshbandi hasta el clandestino soldado de Al¨¢ Mohamed Zaher Asade, enviado a la c¨¢rcel por el juez Garz¨®n. El t¨ªtulo que el periodista granadino Tom¨¢s Navarro ha dado a su libro sobre esta ensalada es perfecto: La mezquita de Babel.
Me entrevisto con dos representantes del movimiento Morabit¨²n en su sede de la esquina de la calle Cetti Meriem con la de Elvira. De los Morabit¨²n, que act¨²an con el nombre legal de Comunidad Isl¨¢mica en Espa?a y publican en papel y en Internet la revista Pa¨ªs Isl¨¢mico, me han dado malas referencias. Jadicha Candela, que estuvo con ellos al comienzo de la aventura de los conversos espa?oles, se ha limitado a tildarles de 'extravagantes', pero Tom¨¢s Navarro ha sido mucho m¨¢s duro. Seg¨²n el autor de La mezquita de Babel, este colectivo, cuya fuerza granadina ¨¦l cifra en unos 100 miembros, 'practica un sincretismo entre las ense?anzas del sufismo hist¨®rico y el nazismo m¨¢s agresivo'. Son 'grandes admiradores del fundador del Tercer Reich, Adolf Hitler', me advierte Navarro.
No encontrar¨¦ en mi conversaci¨®n con Mois¨¦s Guti¨¦rrez y Abdelhaq Salaberria pruebas para confirmar o desmentir las acusaciones de Navarro. Eso s¨ª, en un recorrido por la sede de los Morabit¨²n ver¨¦ una foto perturbadora: un grupo de militantes varones del grupo manifest¨¢ndose en Granada hace diez a?os, con motivo de la guerra del Golfo. Los manifestantes iban en formaci¨®n paramilitar, con una pancarta contra 'el Estado jud¨ªo mundial' y uniformados con camisas verdes, similares a las azules de los falangistas o las pardas de los nazis. Ri¨¦ndose, Mois¨¦s Guti¨¦rrez restar¨¢ importancia al asunto. '?sa', dir¨¢, 'fue una fase que tuvimos, pero que ya hemos superado'. Otra nota inquietante ser¨¢ que, en mi conversaci¨®n con el guadalajare?o Guti¨¦rrez y el vasco Salaberria, el primero asegurar¨¢ en un momento dado: 'La usura es el mal del tiempo, lo est¨¢ pudriendo todo. ?Y qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s? La raza de siempre: los jud¨ªos'.
Con los Morabit¨²n completo la reconstrucci¨®n de la fascinante historia de los mulad¨ªes o conversos espa?oles. Pese a su extra?a evoluci¨®n, esta organizaci¨®n es el esqueleto de esa historia. ?sta es la versi¨®n de Mois¨¦s Guti¨¦rrez: 'El 20 de noviembre de 1975, f¨ªjate en el simbolismo de la fecha, tres espa?oles, que podr¨ªamos llamar hippies, se convirtieron al islam en Londres. El a?o siguiente, creo, fundaron en C¨®rdoba la primera comunidad suf¨ª de Espa?a, y en 1979, con motivo de la fiesta del cordero, organizaron en la mezquita el primer rezo musulm¨¢n en siglos. Luego, Antonio Jara, que era el alcalde socialista de Granada, les invit¨® a instalarse aqu¨ª, y as¨ª lo hicieron. En aquella ¨¦poca Roberto, Juan y yo ¨¦ramos artesanos en La Alpujarra, nos dedic¨¢bamos a trabajar el cuero y a hacer espejos, pero ya busc¨¢bamos un maestro espiritual. Aunque nuestra idea era que ¨¦ste pod¨ªa ser cualquier cosa menos musulm¨¢n, entramos en contacto con los suf¨ªes instalados en Granada y su espiritualidad nos convenci¨®'.
Mois¨¦s y sus amigos abandonaron La Alpujarra y se integraron en los Morabit¨²n. Ahora, Mois¨¦s, que vive de la importaci¨®n de muebles procedentes de la India, es uno de sus dirigentes en Granada.
Un colectivo extravagante
Pero esta versi¨®n es demasiado resumida, necesita m¨¢s datos. El personaje que convirti¨® en Londres a aquellos hippies, izquierdistas y artesanos espa?oles, era el escoc¨¦s Ian Dallas, que terminar¨ªa adoptando el nombre de jeque Abdelkader As Sufi al Murabit y ten¨ªa como maestro al jeque marroqu¨ª Mohamed Ibn al Habib, gu¨ªa espiritual de una zag¨¹¨ªa o cofrad¨ªa suf¨ª de Meknes. Bajo la inspiraci¨®n del sufismo, la m¨ªstica isl¨¢mica, el grupo se instal¨® inicialmente en C¨®rdoba, adopt¨® el nombre legal de Sociedad para el Retorno del Islam a Al Andalus y form¨® el primer contingente de espa?oles conversos desde la ca¨ªda de Granada. En 1981, tras la c¨¦lebre y pol¨¦mica ceremonia del rezo colectivo en la mezquita de C¨®rdoba, la tarika o comunidad suf¨ª, formada por unas 200 personas, se estableci¨® en el barrio del Albaic¨ªn, donde compr¨®, con dinero de Estados musulmanes, un solar al lado de San Nicol¨¢s. En abril de 1996 fue colocada la primera piedra de la mezquita, en una ceremonia a la que asistieron el alcalde de Granada, un ministro marroqu¨ª y los embajadores de Argelia, Malaisia, Indonesia, Pakist¨¢n y Arabia Saud¨ª. Pero la mezquita a¨²n no ha sido erigida, por la oposici¨®n de varios colectivos ciudadanos granadinos.
Del colectivo suf¨ª inicial, el de C¨®rdoba y Granada, tambi¨¦n formaban parte Mansur Escudero y Jadicha Candela, que desde la Federaci¨®n Espa?ola de Entidades Religiosas Isl¨¢micas (FEERI) expresan ahora las posiciones m¨¢s moderadas del islam en Espa?a. La escisi¨®n se produjo hacia 1983, casi a partes iguales: unos cien miembros siguieron con el jeque escoc¨¦s y otros cien se fueron por su cuenta. ?Por qu¨¦ dejaron la tarika madre? Jadicha Candela responde diplom¨¢ticamente que por su 'extravagancia' y porque ella y otros prefirieron trabajar 'desde la sociedad civil'. Mansur Escudero me remite a El manuscrito de Hisham. Cr¨®nicas mulad¨ªes, una novela de su amigo Hashim Ibrahim Cabrera. La encuentro en la Biblioteca Virtual de WerdeIslam.com, que junto a Webislam.com, dirigida por el propio Escudero, son los ¨®rganos de expresi¨®n en Internet de los moderados de la FEERI.
As¨ª describe Hashim Ibrahim Cabrera al primer n¨²cleo de conversos: 'Eran esos locos mulad¨ªes que luchaban por sobrevivir en las tierras del Al Andalus posdictatorial; all¨ª estaban emergiendo, tras quinientos a?os de represi¨®n y verg¨¹enza, los descendientes existenciales de aquellos otros musulmanes que conocieron tiempos de bien y de belleza. As¨ª comenz¨® en nuestra tierra la nueva andadura del islam, como encuentro con una verdad largamente reprimida y sojuzgada, como un recuerdo que habr¨ªa de aflorar por medio de aquellos primeros suf¨ªes que desde el Reino Unido llegaron a la C¨®rdoba de la transici¨®n, asegurando que no era necesario ir a la India para llegar a la meta, que a¨²n exist¨ªan maestros del esp¨ªritu en latitudes m¨¢s cercanas. As¨ª, por la v¨ªa del misticismo, empezaron a forjarse los nuevos musulmanes, hombres y mujeres que, m¨¢s all¨¢ de las interpretaciones, encontraron en el islam una respuesta'.
Se trataba, recuerda Cr¨®nicas mulad¨ªes, de 'j¨®venes que hab¨ªan le¨ªdo a Marx y Bakunin; que hab¨ªan explorado el yoga, el zen y la psicodelia de Castaneda; que escuchaban a los Rolling Stones o Crosby, Still, Nash & Young; que sab¨ªan de la cruzada franquista por sus padres, y de la guerra civil, por el Estado nacionalcat¨®lico que la gan¨®'.
La tiran¨ªa de un maestro
?Por qu¨¦, seg¨²n Hashim Ibra-him Cabrera, abandonaron el n¨²cleo inicial personajes como el protagonista de su novela? 'Para escapar de la tiran¨ªa de aquel enigm¨¢tico y pretendido maestro'. ?De qu¨¦ maestro? Pues del escoc¨¦s Ian Dallas, que, siempre con el nombre de jeque Abdelkader As Sufi al Murabit, contin¨²a siendo el l¨ªder de los Morabit¨²n. Seg¨²n Tom¨¢s Navarro, ese personaje es 'impenetrable', aunque el periodista granadino sospecha que tiene 'relaciones con varios servicios secretos'.
Abdelkader As Sufi al Murabit, que antes de su conversi¨®n al islam hab¨ªa sido dise?ador gr¨¢fico y amigo de Fellini, en una de cuyas pel¨ªculas tuvo un papel, se presenta como un gran maestro del sufismo. En la web en ingl¨¦s de los Morabit¨²n se afirma que el movimiento que lidera tiene como objetivos la 'restauraci¨®n del Califato', la creaci¨®n de 'un alto mando isl¨¢mico que dirija todas las estrategias y operaciones militares' y 'la liberaci¨®n de las masas musulmanas del papel moneda y sus instituciones financieras y el restablecimiento del dinar de oro y el dirham de plata'.
?Por qu¨¦ han escogido ese nombre, el de los guerreros medievales conocidos en Espa?a como almor¨¢vides? 'Hace ochocientos a?os', responde la web de Abdelkader As Sufi al Murabit, 'los Morabit¨²n fueron los m¨¢s temidos guerreros de la floreciente civilizaci¨®n isl¨¢mica. Partieron de un ribat en las orillas del N¨ªger, y barriendo hacia el Norte, a trav¨¦s del Magreb y hasta el sur de Espa?a, en una devastadora ola de conquista y destrucci¨®n de los d¨¦biles y corruptos peque?os reinos del momento, establecieron en la estela de su combate un glorioso periodo del islam. En las ascuas moribundas de una corrupta sociedad tecnol¨®gica, que casi ha destruido los fundamentos mismos de una vida humana saludable, los mares del cambio han transportado la misma ola de islam contra las orillas de Europa. A trav¨¦s de un Occidente poscristiano de oscuridad sin precedentes, los Morabit¨²n est¨¢n floreciendo como los dientes del drag¨®n y han establecido comunidades centradas alrededor de ribats o puestos de avanzada. Nuestro poder, que amenaza a todos los que entran en contacto con nosotros, no procede de la ideolog¨ªa o la organizaci¨®n, sino de la completa sumisi¨®n al Divino Creador'.
Pese a esta palabrer¨ªa militarista, los Morabit¨²n no forman parte del fen¨®meno del integrismo pol¨ªtico y terrorista que sobrecoge a Occidente. Ellos no est¨¢n por la yihad de Bin Laden y condenan los atentados del 11 de septiembre, porque 'es cierto que la pol¨ªtica de Estados Unidos causa da?os a muchos musulmanes, pero esto no significa que las reglas del islam puedan romperse y se mate a los que no combaten'. Seg¨²n Abdelkader As Sufi al Murabit, Bin Laden, los talibanes y el wahabismo de Arabia Saud¨ª son 'marionetas' de Estados Unidos. 'El wahabismo', dice el jeque escoc¨¦s, 'es conocido en el mundo musulm¨¢n como un movimiento de traidores incultos que propagan una doctrina que ha sido definida por algunos ulemas de la India no ya como una secta desviada del islam, sino como una secta ortodoxa del juda¨ªsmo'.
De estas citas y de mi conversaci¨®n con Mois¨¦s Guti¨¦rrez y Abdelhaq Salaberria deduzco que los Morabit¨²n est¨¢n m¨¢s cerca de una secta orientalista que practica el culto a la personalidad del l¨ªder y la obediencia ciega a sus instrucciones que de organizaciones integristas como Al Qaeda, Hezbol¨¢, Ham¨¢s o el Grupo Isl¨¢mico Armado. Ni Guti¨¦rrez ni Salaberria se enfadar¨¢n por el calificativo de 'extravagantes' que les ha aplicado Jadicha Candela. '?Extravagantes? Quiz¨¢ sea posible llamar as¨ª a un grupo de europeos que estudian el islam y toman de ¨¦l aquello que m¨¢s les convence', dice Guti¨¦rrez, que viste ropas occidentales, tiene barba entrecana y rostro sagaz. 'Pero', a?ade, 'nuestro camino no es la occidentalizaci¨®n del islam; para nosotros el modelo ideal est¨¢ en el pasado, en Medina, la primera ciudad dirigida por el profeta Mahoma. Aquello era perfecto'.
Tan perfecto que el guadalajare?o Guti¨¦rrez y el vasco Salaberria me dan un cursillo r¨¢pido sobre c¨®mo Arabia Saud¨ª -'pa¨ªs de puritanismo y de banca isl¨¢mica, que es tan absurdo como decir cerdo isl¨¢mico o vino isl¨¢mico'- hace mucho da?o al islam al no adoptar, como propone Abdelkader As Sufi al Murabit, la idea del abandono del papel moneda y el regreso al dinar de oro y el dirham de plata. Tras proclamar que 'Al¨¢ ha permitido el comercio y prohibido la usura', los almor¨¢vides contempor¨¢neos me muestran las monedas en metales nobles que han acu?ado en Granada, aunque reconocen que tienen poca circulaci¨®n. 'Nuestro discurso, y no el de Bin Laden, va directo a la yugular del sistema', suelta Salaberria.
Los Morabit¨²n
Los Morabit¨²n dicen que no les gusta ning¨²n pa¨ªs musulm¨¢n de los existentes, excepto Marruecos, que 'mantiene un islam m¨¢s cercano al original', y cuentan que llevan a sus hijos a su propia escuela cor¨¢nica. 'Tengo cuatro, y ninguno ha ido jam¨¢s a ninguna escuela p¨²blica; no voy a entregar a mis hijos al enemigo', dice Guti¨¦rrez. Proclaman que est¨¢n a favor de que las mujeres se cubran los cabellos -'aunque no la cara'- y de la poligamia. Y antes de despedirme, para que la cosa quede a¨²n m¨¢s clara, insisten en que Bin Laden y Arafat les parecen 'tan repulsivos como Bush y Sharon'.
?Qu¨¦ he sacado en claro? Que los Morabit¨²n tienen una empanada mental, y que es comprensible que gente como Mansur Escudero y Jadicha Candela terminaran dej¨¢ndoles. En cuanto a la acusaci¨®n de connivencias fascistas formulada por Tom¨¢s Navarro, podr¨ªa ser. No ser¨ªa la primera vez que una versi¨®n particular del islam se diera la mano con la ultraderecha, llevados ambos de un sentimiento que desborda el campo del antisionismo para entrar en el terreno del antisemitismo.
Hace apenas unos d¨ªas, en su ¨²ltimo n¨²mero de noviembre, Intervi¨² ha denunciado que Jos¨¦ Luis Jerez Riesco, el abogado que consigui¨® el indulto para Antonio Tejero, un ultra vinculado a Falange, Fuerza Nueva y el C¨ªrculo Espa?ol de Amigos de Europa, trabaj¨® como asesor jur¨ªdico de la Uni¨®n de Comunidades Isl¨¢micas de Espa?a, la rival integrista de la FEERI, en reuniones con representantes de los ministerios de Justicia y Educaci¨®n. Y la ultraderecha espa?ola, se?al¨® el semanario, no tiene reparos en combinar su indeseada asistencia a manifestaciones contra las brutalidades cometidas por Ariel Sharon con su activa presencia en las protestas de Almer¨ªa por la instalaci¨®n de un consulado marroqu¨ª. Ya se sabe, el extremismo tiene estas incongruencias.
(...) El mundo musulm¨¢n tiene poca capacidad de autocr¨ªtica. No es cierto que toda la culpa de la frustraci¨®n y la desesperanza que sustentan el integrismo la tenga Occidente. El islam tiene todav¨ªa pendiente la gran asignatura de su reforma, un ejercicio colectivo en el que se pongan al d¨ªa los elementos m¨¢s progresistas del esp¨ªritu cor¨¢nico y se archiven los elementos m¨¢s anacr¨®nicos de la letra cor¨¢nica. Pero tiene raz¨®n Saleh Sim¨®n P¨¦rez, el nieto de una anarquista murciana convertido en mulad¨ª del Albaic¨ªn, cuando asegura que eso s¨®lo puede hacerse desde la libertad o, al menos, desde un principio de libertad. Por eso Occidente s¨®lo ganar¨¢ esta guerra cuando los palestinos sean libres en su propio Estado y cuando la democracia comience a extenderse por Dar el Islam, la tierra del islam. En este conflicto, eso ser¨¢ el equivalente a la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn.
Pol¨ªtica de Estado
A la espera, Europa cuenta ya con unos once millones de musulmanes -m¨¢s de medio mill¨®n de ellos en Espa?a-, y Estados Unidos, con unos siete millones. Estos musulmanes est¨¢n aqu¨ª para quedarse y seguir creciendo. No hay vuelta de hoja ni 'limpieza ¨¦tnica' posibles; ser¨ªa radicalmente opuesto a nuestros valores y a nuestros intereses. As¨ª que, aunque el Gobierno de Aznar no quiera enterarse, se impone una pol¨ªtica de Estado destinada a conseguir la plena integraci¨®n de los inmigrantes musulmanes en los derechos y deberes de la democracia, que ponga especial acento en su educaci¨®n en los valores de la igualdad de la mujer, la separaci¨®n entre religi¨®n y pol¨ªtica y la renuncia a la violencia como medio de lograr objetivos.
Es un buen punto de referencia. 'Espa?a', me dice Mansur Escudero en una conversaci¨®n telef¨®nica, 'deber¨ªa asumir que el islam ya forma parte de su cultura y deber¨ªa apoyar un islam reformista propio, no dejarlo en manos de potencias extranjeras'. Desde la localidad cordobesa de Almod¨®var del R¨ªo, Escudero dirige su propio colectivo, Junta Isl¨¢mica y la Webislam.com. Es un psiquiatra con consulta en C¨®rdoba y Almer¨ªa, cuyo objetivo es que 'un islam dirigido por personas de aqu¨ª y que hable la lengua de aqu¨ª interprete los textos sagrados y las tradiciones musulmanas desde la modernidad'. Pero Escudero no lo tiene f¨¢cil. Hace un a?o dimiti¨® como presidente de la FEERI, ante 'el acoso de los wahab¨ªes, en connivencia con la Direcci¨®n General de Asuntos Religiosos del Gobierno de Aznar'. El detonante fue la campa?a en su contra que desencaden¨® el islam wahab¨ª, con la mezquita madrile?a de la M-30 al frente, despu¨¦s de que WebIslam.com denunciara con vigor el libro sobre los maltratos a la mujer del imam extranjero de Fuengirola.
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