La escuela del circo
Los hijos de los trapecistas, payasos y domadores aprenden a leer y escribir en caravanas que se desplazan por todo el pa¨ªs
Daniel tiene 15 a?os, habla tres idiomas y ha viajado por todo el mundo. Su casa es una caravana ambulante, una de las 60 caravanas del Circo Olimpia Uno, que recorre pueblos y ciudades para exhibir el mayor espect¨¢culo del mundo. El padre de Daniel es payaso, y su madre, contorsionista. Al chaval no le extra?a tener por vecino a un elefante, ni desconocer d¨®nde dormir¨¢ la semana pr¨®xima. No conoce otra vida.
Jam¨¢s ha ido a un colegio tradicional; sin embargo, desde hace tres a?os, en el Circo Olimpia hay una caravana escuela m¨®vil de 7 por 2,5 metros con pupitres, pizarra, un mapa de Espa?a colgado en la pared y un profesor, Rafael del Riesgo, que ha pasado 26 de sus 50 a?os ense?ando en distintos colegios p¨²blicos de la Comunidad de Madrid.
En Espa?a hay unas 40 compa?¨ªas circenses y s¨®lo 11 tienen aulas escolares itinerantes
Los ni?os no fantasean con ser m¨¦dicos o abogados, el circo es su droga
Hasta que decidi¨® dar un vuelco a su vida, cambiar su piso por una caravana y meterse en la aventura de dar clases a los m¨¢s peque?os del Olimpia. Entre ellos, a Daniel, sus primas Sarah, de 15 a?os, y Soledad, de 11; Alain, de 13; Manuel, de 9; Brayan, de 8, y Dimiter, el m¨¢s peque?o, de 5 a?os. Sus padres, como los de Daniel, son payasos, equilibristas, domadores, trapecistas, acr¨®batas, presentadores y directores del espect¨¢culo. Viven junto a otras 70 personas (la mayor¨ªa familias enteras) en caravanas situadas frente a una gran carpa que nunca est¨¢ en el mismo sitio.
En Espa?a hay unas 40 compa?¨ªas circenses viajando de punta a punta por todo el territorio. De ellas, s¨®lo 11 cuentan con aulas itinerantes que viajan con los circos durante el periodo escolar. En total, 17 profesores dan clase a 112 alumnos de distintas compa?¨ªas, seg¨²n el Ministerio de Educaci¨®n. El empresario del circo es el que debe solicitar un profesor al ministerio. A cambio, se tiene que comprometer a habilitar dos caravanas, una como escuela y otra como vivienda del docente.
En estas aulas, los chavales no suelen tener la misma edad, como ocurre en las escuelas unitarias de las aldeas rurales. Y mientras unos aprenden a leer, otros hacen sus primeros pinitos con las ecuaciones.
'Es un trabajo muy personalizado. Cada uno tiene necesidades distintas y les cuesta m¨¢s seguir el ritmo acad¨¦mico que a los dem¨¢s chavales de su edad. Son diferentes. Sus intereses son otros. Y ellos lo saben', cuenta Rafael del Riesgo, el cual reconoce que sus alumnos han avanzado 'much¨ªsimo' durante estos tres a?os.
Antes de disponer de la escuela m¨®vil, Daniel estaba matriculado en programas a distancia, mientras que Sarah y Soledad recib¨ªan clases de su madre, que fue quien les ense?¨® a leer y escribir. Alain, en cambio, asist¨ªa al colegio de cada pueblo por el que pasaba el circo en el que trabajaban sus padres. M¨¢s o menos, una escuela por semana. 'Como los profesores sab¨ªan que s¨®lo iba a quedarme unos d¨ªas, no me hac¨ªan mucho caso. Y algunos ni?os se met¨ªan conmigo y me preguntaban si en la caravana ten¨ªamos lavadora', se lamenta.
A veces, cuando en clase el profesor les lee en alto Harry Potter, Sarah aprovecha para remendar con dedal, aguja e hilo el vestido que estrenar¨¢ por la noche en su funci¨®n de cuerda vertical. Y en el recreo, Soledad ensaya con el hula-hop y Daniel su n¨²mero de malabares. '?ste es mi trabajo, pero tambi¨¦n mi hobbie y mi vida', explica emocionado Daniel con un extra?o acento entre espa?ol, franc¨¦s e italiano.
Es el mismo acento que tienen sus compa?eros. Da igual que sus padres sean andaluces. Hay tanta mezcla de nacionalidades en el circo, han pasado por tantas compa?¨ªas y recorrido tantos sitios, que adivinar d¨®nde ha nacido cada uno es una tarea casi imposible. 'En clase hablan en espa?ol, pero a la m¨ªnima que me descuido, ya lo est¨¢n haciendo en italiano', cuenta Del Riesgo.
En el ¨²ltimo a?o han recorrido un buen pu?ado de pueblos y ciudades de Portugal, Galicia, Andaluc¨ªa y el Pa¨ªs Vasco. Nunca saben cu¨¢l ser¨¢ el pr¨®ximo destino hasta un d¨ªa antes de la partida. Depende de muchos factores, de si hace poco ha pasado otro circo por la zona, de si hace buen tiempo o de si es ¨¦poca de vacaciones.
Cuando aterrizan en un nuevo lugar, a los chavales del circo les resulta f¨¢cil hacerse amigos de otros ni?os que, en un intento de curiosear, se acercan a menudo hasta la carpa d¨ªas antes de la inauguraci¨®n de la funci¨®n. Porque es en la carpa -el 'coraz¨®n' de este pueblo ambulante- donde juegan, pero tambi¨¦n donde se bautizan, hacen la primera comuni¨®n y luego, cuando son mayores, se casan (casi siempre con gente del mundo del circo). Tambi¨¦n bajo la carpa celebran en la Navidad su cena de Nochebuena.
Las funciones son casi siempre los fines de semana. Los ni?os mayores, Daniel, Sarah y Soledad, ya participan en el espect¨¢culo y cuentan las pegas del fr¨ªo del invierno y del calor del verano: 'Cuando tienes las manos heladas, te haces da?o con los malabares, y cuando hace calor, sudas con los focos y el maquillaje de la cara casi se derrite', explica Sarah.
Los m¨¢s peque?os tambi¨¦n est¨¢n deseando participar en la funci¨®n circense, y ya preparan alg¨²n n¨²mero para el futuro. Alain y Manuel ensayan encima de un cilindro a mantener el equilibrio, y Brayan sale en las funciones con su padre montado en un elefante.
En el circo, el espect¨¢culo, el negocio y la familia son todo uno. Es dif¨ªcil entrar en su entorno si no se ha nacido en ¨¦l, pero tambi¨¦n es complicado escapar. A los chavales ni se les pasa por la cabeza fantasear con la idea de ser m¨¦dicos o abogados cuando sean mayores. Porque, como explica Daniel, 'el circo es una droga; cuando la pruebas, te atrapa'. Y ¨¦l la prob¨® desde la cuna.
![Los alumnos del Circo Olimpia Uno, junto a su profesor.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/L4KJZQQFO2TYS7OMFBMRU3ZBVI.jpg?auth=b0ffa242eb005d777cd6115975292db703ee1287d64a636acb31bfe801def346&width=414)
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