Fuga t¨®xica
La nube t¨®xica que se origin¨® el s¨¢bado con la combusti¨®n de 15.000 toneladas de abonos qu¨ªmicos almacenados en el pol¨ªgono industrial del Valle de Escombreras, en Cartagena, no puede despacharse como un episodio m¨¢s de contaminaci¨®n, sino como un nuevo aviso de que algo no funciona en Espa?a en relaci¨®n al control medioambiental. La virulencia del siniestro ha provocado gran alarma en la poblaci¨®n, y aunque las autoridades han tratado de desdramatizar sus efectos, lo cierto es que 14 personas han tenido que recibir asistencia m¨¦dica y los efectos ¨²ltimos del siniestro estaban ayer lejos de estar controlados.
De confirmarse la hip¨®tesis de que la combusti¨®n se produjo espont¨¢neamente por una acumulaci¨®n inadecuada, por excesiva, de abonos compuestos de nitr¨®geno, f¨®sforo y potasio, estar¨ªamos ante un nuevo caso de negligencia cuyo alcance administrativo y penal deber¨¢n dilucidar las correspondientes investigaciones. En este caso llueve sobre mojado. El pol¨ªgono industrial de Escombreras, situado a s¨®lo ocho kil¨®metros del centro de Cartagena, acumula en los ¨²ltimos a?os un largo historial de incidentes y fugas que cuestionan seriamente la seguridad global de este enclave industrial de alto riesgo.
El accidente de Escombreras viene a sumarse a otros episodios recientes de contaminaci¨®n ambiental que afortunadamente no han tenido consecuencias graves para la salud, pero podr¨ªan haberlas tenido. El vertido de productos t¨®xicos de una f¨¢brica de fertilizantes al r¨ªo Adaja (en ?vila), que el pasado fin de semana ha contaminado el agua potable de la que beben 40.000 personas, se ha producido apenas un mes despu¨¦s de que otro vertido de mercurio, esta vez al r¨ªo Ebro, llegara a la red de suministro de agua de boca de 40 poblaciones de Tarragona tan pobladas como Salou, Reus o la propia capital. Con el agravante en este caso de que el vertido contamin¨® la red de agua potable ocho d¨ªas despu¨¦s de haberse producido, sin que en ese tiempo hubieran saltado las alarmas capaces de evitar que llegara a los grifos. El mismo r¨ªo sufri¨® apenas uno d¨ªas despu¨¦s dos nuevos vertidos, esta vez de aceites industriales.
?A qu¨¦ se debe esta sucesi¨®n de accidentes potencialmente graves, que si no han tenido mayores consecuencias es por una afortunada casualidad? Parece obvio que urge revisar a fondo los mecanismos de control ambiental de las industrias. Todo parece indicar que empresas potencialmente peligrosas no aplican, ni en sus inversiones ni en su mantenimiento, las exigencias m¨ªnimas de una cultura de la seguridad a la que tienen derecho los ciudadanos expuestos a sufrir las consecuencias de estos accidentes.
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