Matones sin control
La muerte de Wilson Pacheco, emigrante ecuatoriano, golpeado y arrojado a las aguas del puerto de Barcelona por los porteros de dos locales nocturnos evidencia la espantosa y creciente impunidad con que act¨²an algunos vigilantes de este tipo de establecimientos. Tras la visi¨®n de las escalofriantes im¨¢genes de los v¨ªdeos y los relatos de los testigos presenciales, quedan pocas dudas de que Pacheco falleci¨® ahogado despu¨¦s de haber sufrido una brutal paliza.
Amparados en el discutible derecho de admisi¨®n, algunos locales nocturnos y discotecas han dejado en manos de chulos y matones el control de acceso. La violencia con que administran el ejercicio de este derecho, con una sistem¨¢tica discriminaci¨®n de gitanos e inmigrantes magreb¨ªes y latinoamericanos, ha convertido determinadas zonas de las ciudades, como el Marem¨¤gnum de Barcelona, en espacios de alto riesgo que se organizan al margen de la ley.
Los hechos del pasado domingo han ocurrido tras una inquietante sucesi¨®n de denuncias. El local en que se origin¨® la agresi¨®n acumula 11 expedientes sancionadores por abusos en el derecho de admisi¨®n. Hoy mismo, el propietario del negocio comparece en un juicio por un delito continuado contra los derechos fundamentales y las libertades p¨²blicas. Y uno de los vigilantes presuntamente responsables de los hechos, que se ha dado a la fuga, cuenta con antecedentes por otras agresiones. Como ha sucedido otras veces, tiene que ocurrir un drama para que las autoridades reaccionen.
La circunstancia de que la seguridad y el control administrativo de esa zona est¨¦ repartido entre tres distintas instituciones -polic¨ªa del puerto, polic¨ªa gubernativa y Guardia Urbana- s¨®lo contribuye a diluir las responsabilidades y a retardar las medidas necesarias para impedir que hechos tan condenables puedan repetirse. Urge un control de los sistemas de seguridad de estos establecimientos y de las zonas de ocio nocturno en las que la polic¨ªa responsable ha hecho una imperdonable dejaci¨®n de funciones. Tambi¨¦n resulta censurable la falta de equipos de salvamento en zonas especialmente peligrosas como las portuarias.
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