El Congreso exige a la Casa Blanca las actas de las reuniones de Enron
El Legislativo de Estados Unidos se enfrenta al Gobierno por primera vez en un tribunal
El caso Enron se convirti¨® ayer en uno de los elementos de una batalla jur¨ªdica sin precedentes. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, un organismo parlamentario decidi¨® enfrentarse con el Gobierno en los tribunales. La Oficina de Contabilidad General (OCG), principal ¨®rgano investigador del Congreso, anunci¨® la presentaci¨®n de una demanda contra la Casa Blanca para obligar al vicepresidente, Dick Cheney, a informar al Parlamento sobre las reuniones que mantuvo mientras elaboraba, en la primavera del a?o pasado, el plan energ¨¦tico nacional. Algunos parlamentarios sospechan que las empresas energ¨¦ticas, especialmente Enron, tuvieron una influencia excesiva en la redacci¨®n del plan.
El ins¨®lito enfrentamiento judicial empez¨® a fraguarse en abril del a?o 2001, cuando Enron era todav¨ªa la mayor empresa energ¨¦tica del mundo (hoy est¨¢ en bancarrota) y George W. Bush present¨® lo que, por entonces, constitu¨ªa uno de los ejes b¨¢sicos de su programa: un plan energ¨¦tico nacional. El plan, que a¨²n no ha sido aprobado por completo en el Senado, inclu¨ªa grandes beneficios fiscales para la industria de la energ¨ªa, abr¨ªa a la explotaci¨®n petrolera una valiosa reserva natural del Estado de Alaska y, para reducir la dependencia de crudo del extranjero, propon¨ªa asimismo estimular la producci¨®n dom¨¦stica en lugar de favorecer el ahorro.
El plan fue muy criticado por los dem¨®cratas y por las organizaciones ecologistas, que lo calificaron de 'regalo' a las corporaciones del petr¨®leo y del gas. Esas corporaciones resultaban ser los principales contribuyentes a la campa?a electoral de Bush. El coordinador del proyecto de ley, el vicepresidente Dick Cheney, era, adem¨¢s, un antiguo empresario petrolero, al igual que el propio presidente, George W. Bush.
Dos representantes dem¨®cratas, Henry Waxman y John Dingell, pidieron a la OCG que requiriera a la Casa Blanca las minutas de las reuniones mantenidas por Cheney durante la elaboraci¨®n del plan. Trataban de demostrar que el vicepresidente hab¨ªa hablado mucho m¨¢s con los empresarios del sector que con representantes de los cient¨ªficos y de los ecologistas. La Casa Blanca replic¨® de inmediato que las reuniones eran confidenciales, y que hacer p¨²blico su contenido impedir¨ªa en el futuro mantener 'los contactos necesarios para elaborar las estrategias pol¨ªticas'. ?sa ha sido la posici¨®n de Bush y Cheney hasta ahora, pese a las aclaraciones realizadas por el l¨ªder dem¨®crata en el Senado, Tom Daschle, quien matiz¨® que no se ped¨ªa el contenido de las conversaciones, sino simplemente los nombres de las personas que visitaron la Casa Blanca y las fechas en que lo hicieron.
Exigencias parlamentarias
El director de la OCG, David Walker, hizo un requerimiento por escrito el 18 de julio de 2001. El 17 de agosto envi¨® una nueva carta en la que constataba que la Casa Blanca no hab¨ªa cumplido las exigencias parlamentarias, y las repet¨ªa. Ante la falta de respuesta, la OCG empez¨® a plantarse la opci¨®n de acudir a los tribunales, cosa que, tras un largo par¨¦ntesis forzado por los atentados del 11 de septiembre y la difusi¨®n de carbunco en algunas oficinas del Senado, ayer finalmente decidi¨® hacer.
El portavoz presidencial, Ari Fleischer, aleg¨® el lunes que hab¨ªa 'defectos t¨¦cnicos' en las cartas e insinu¨® que los argumentos legales de la Casa Blanca se basar¨ªan en esos detalles. Nadie duda, sin embargo, que el Congreso se impondr¨¢, porque tiene la Constituci¨®n a su favor, si decide llevar hasta el final la batalla jur¨ªdica.
El conflicto institucional adquiere elementos de alto riesgo para Bush y Cheney, por el hecho de que entre los visitantes de la Casa Blanca, durante la redacci¨®n del plan energ¨¦tico, figuraban de forma preeminente los directivos de Enron. Esos directivos, entre ellos el ex presidente Kenneth Lay, amigo personal de Bush y principal financiador de su carrera pol¨ªtica, est¨¢n actualmente sometidos a investigaciones del FBI y de las autoridades burs¨¢tiles, han sido objeto de dos demandas civiles y se encuentran en el centro de un esc¨¢ndalo en el que se mezclan fraudes contables, destrucci¨®n de documentos, la desaparici¨®n de las pensiones de jubilaci¨®n de miles de trabajadores y, recientemente, el presunto suicidio de uno de los pocos ejecutivos de Enron que, antes de la bancarrota, hab¨ªan expresado su alarma por la evoluci¨®n de la compa?¨ªa.
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