Bush se?ala a Ir¨¢n, Irak y Corea del Norte como protagonistas de un nuevo 'eje del mal'
'La guerra no ha hecho m¨¢s que empezar', asegura el presidente de EE UU en el Capitolio
Nunca un presidente de Estados Unidos hab¨ªa sido tan popular ni se hab¨ªa enfrentado a una situaci¨®n tan complicada. Forzado a establecer prioridades entre una guerra, una crisis econ¨®mica, unas elecciones parlamentarias y un esc¨¢ndalo pol¨ªtico-financiero, George W. Bush opt¨® por la guerra. En su discurso sobre el estado de la Uni¨®n, el m¨¢s solemne del a?o, Bush demostr¨® que el esp¨ªritu del 11-S segu¨ªa vivo en la Casa Blanca y se?al¨® como enemigos a tres pa¨ªses, Irak, Ir¨¢n y Corea del Norte, y a organizaciones islamistas como Ham¨¢s, Hezbol¨¢ o Yihad y la paquistan¨ª Yaish-e-Mohamed.
'La guerra', afirm¨®, 'no ha hecho m¨¢s que empezar'. Bush considera que los atentados del 11 de septiembre dieron un sentido a su vida y que su misi¨®n consiste en librar al mundo, y sobre todo a Estados Unidos, de las amenazas terroristas. El martes por la noche, ante las dos c¨¢maras del Congreso reunidas en sesi¨®n conjunta, renov¨® su compromiso, y lo ampli¨® en otro sentido: acabar con los reg¨ªmenes capaces de desatar otro tipo de terror, basado en su agresividad y en su posesi¨®n de armas de destrucci¨®n masiva.
En una nueva referencia a la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania, Italia y Jap¨®n constitu¨ªan el llamado 'Eje', Bush se refiri¨® a Corea del Norte, Ir¨¢n e Irak como 'un eje del mal' que amenazaba 'la paz del mundo'.
Afganist¨¢n ya no era enemigo. Su presidente interino, Hamid Karzai, saludaba desde la tribuna de invitados, y Al Qaeda no fue siquiera mencionada. Osama Bin Laden, el 'enemigo n¨²mero uno', al que se quer¨ªa 'vivo o muerto' hace s¨®lo un mes, brill¨® por su ausencia. Lo que ofreci¨® Bush fue un nuevo horizonte b¨¦lico.
'Lo que hemos encontrado en Afganist¨¢n confirma que, lejos de acabar all¨ª, nuestra guerra no ha hecho m¨¢s que comenzar', afirm¨®, para indicar que la CIA hab¨ªa hallado 'diagramas de las instalaciones nucleares y de distribuci¨®n de agua' de Estados Unidos.'La mayor¨ªa de los secuestradores a¨¦reos del 11 de septiembre hab¨ªan sido entrenados en campos de Afganist¨¢n, como lo fueron decenas de miles m¨¢s. Miles de criminales peligrosos, adiestrados en los m¨¦todos del asesinato, a menudo apoyados por reg¨ªmenes al margen de la ley, est¨¢n esparcidos por el mundo', asegur¨®, 'como bombas de relojer¨ªa'.
No le hizo falta teorizar sobre Estados Unidos como imperio mundial, porque le bast¨® con referirse a la realidad. Reclam¨® como imprescindible un aumento de 48.000 millones de d¨®lares en el presupuesto del Pent¨¢gono ('pagaremos cualquier precio por nuestra seguridad, nunca ser¨¢ demasiado'), y explic¨® que el mayor incremento en gasto militar desde el primer mandato de Ronald Reagan era esencial para que el Ej¨¦rcito estadounidense pudiera actuar 'de forma inmediata y efectiva en cualquier lugar del mundo'.
Record¨® que sus tropas no s¨®lo combat¨ªan en Afganist¨¢n, y mencion¨® Filipinas, Bosnia y la costa africana entre los lugares donde el Pent¨¢gono se enfrentaba a 'un submundo terrorista, con grupos como Ham¨¢s, Hezbol¨¢, Yihad Isl¨¢mica y Jaish-e-Muhamed', que operaba 'en remotas junglas y desiertos' y se ocultaba 'en el coraz¨®n de las grandes ciudades'.
Cuando habl¨® de Irak, Ir¨¢n y Corea del Norte, no pareci¨® sugerir ataques inminentes. M¨¢s bien lanz¨® una advertencia final: 'El precio de la indiferencia podr¨ªa ser catastr¨®fico'. 'El tiempo no est¨¢ de nuestro lado. No esperar¨¦ acontecimientos mientras los peligros se concretan. Estados Unidos no permitir¨¢ que los reg¨ªmenes m¨¢s peligrosos del mundo amenacen con las armas m¨¢s destructivas del mundo', declar¨®. Qued¨® sin aclarar qu¨¦ medidas de presi¨®n intermedias podr¨ªa utilizar Washington contra tres pa¨ªses muy distintos, uno de los cuales, Ir¨¢n, hab¨ªa realizado en los ¨²ltimos tiempos visibles esfuerzos por normalizar sus relaciones con la diplomacia estadounidense. Al colocar a Ir¨¢n y a organizaciones como Hezbol¨¢ entre sus enemigos, Bush se situ¨® a¨²n m¨¢s cerca de Israel y no contribuy¨® en absoluto a reducir la alt¨ªsima tensi¨®n en Oriente Pr¨®ximo.
Bush habl¨® desde la estatura de su popularidad interna, un impresionante 80% erigido sobre los acontecimientos del 11 de septiembre. Y asumi¨® de forma expl¨ªcita que su futuro, y el de su pa¨ªs, estaban definidos por aquellos atentados y por una guerra difusa, planetaria y de larga duraci¨®n. 'En cierta forma', dijo, 'nunca volveremos a la normalidad'.
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